martes, 29 de marzo de 2011

Quince minutos al día...

Hace tiempo una amiga que no es madre me dice: Con quince minutos diarios de atención a un hijo es suficiente. ¿No te parece re bueno saberlo? Y siempre me quedó rondando en la cabeza esa afirmación.
Hoy cuando leo La Nación, encuentro una nota sobre crianza de la psicóloga Maritchu Seitun titulada: La permisividad es catastrófica.
Pero, lo que más me llamó la atención fue el destacado: Quince Minutos exclusivos para los hijos donde afirma lo siguiente: “No es necesario estar largos ratos dedicados a los hijos. Con 15 minutos por día es suficiente. Eso sí, estando totalmente disponibles para escucharlos y mirarlos. Ese tiempo diario es para ellos como "una vitamina que cura" y que con los años, produce vínculos cercanos y amorosos en la familia. Cuando nuestro hijo nota que, cuando estamos dedicados a ellos, aunque suene el teléfono o el celular nosotros no nos levantamos a atenderlo, se siente valioso y muy querido. Eso vale oro” concluye.
Y me quedé pensando que parece tan poco. ¿Pero, estaremos realmente quince minutos dedicados a full a nuestros hijos todos los días? Yo creo a que la edad de los míos, sí!!! ¿Pero después, no se nos pasaran días en que estamos en los mismos espacios, sin conectar realmente?
También me impactó del artículo, como aborda a la frustración infantil algo que siempre me da vueltas en la cabeza. Y pone el siguiente ejemplo: “Cuando nuestro hijo nos dice: fulanito no quiere jugar conmigo, nosotros le decimos no importa, vamos a tomar un helado...Cuando en realidad le deberíamos decir... ¡Qué bronca! Vos tenías tantas ganas y el no quiere!” Luego, afirma: Si no aprenden a desilusionarse de pequeños no tendrán herramientas para afrontar los indefectibles dolores que la vida les presentarà.
Tambien esto me movilizó porque a veces con la excusa que es chiquito, nos cuesta hablar de sentimientos y queremos evitarle lo malo. ¿Porqué será que pensamos que en la infancia todo debería ser color de rosa?
Les linkeo la nota…a ver que piensan ustedes… http://www.lanacion.com.ar/1361088-la-permisividad-es-catastrofica
Yo me quiero acordar de esto para cuando mis bebés crezcan!

lunes, 28 de marzo de 2011

El movimiento de lo femenino en la maternidad

Mi maternidad me ha generado un gran movimiento interno: necesidad de buscar lo mejor, re pensar los supuestos, cambiar las prioridades y por último, re organizar mis emociones de una nueva manera para dar lo mejor en cada instante, sabiendo que la crianza no es un camino de certezas.
Durante esta etapa, se ha agudizado una inmensa necesidad de ser amparada por una red amorosa de amigas para compartir cobijo, ayuda, disponibilidad y empatía. Tengo añoranza de  un espacio para maternizar y compartir la crianza.
Cuando empecé este blog lo hice con ganas de guardar sentimientos, pensamientos, y me fui metiendo en un mundo que no sabía que existía y hoy me encanta pensar la idea como una tribu moderna. Hoy tengo una pregunta para compartir: ¿A todas las costó reinventar a la mujer después de ser madre?

viernes, 25 de marzo de 2011

Me felicitan como si fuera una heroina.


La primera vez que salí a la calle a pasear por el cochecito con mis bebés, la gente se acercaba o se paraba para verlos y luego felicitarme. Nunca había imaginado que fuera así, después me fui a acostumbrando y como siempre hago más o menos el mismo camino, los demás tambien.

Ahora de vacaciones y salí a pasear por el puerto, un circuito bastante concurrido al atardecer y volví a sentirme como la primera vez. Cuando nos ven avanzar con el cochecito, nos paran, nos preguntan, nos cuentan anécdotas y siempre nos encontramos con algún padre de mellizos que nos cuentan su experiencia en un minuto...De pronto dos desconocidos nos conectamos con una vivencia que no la cambiamos por nada. 

Ver crecer a dos bebés es lo más lindo que me paso en la vida!

jueves, 24 de marzo de 2011

El amor como fundamento

Durante estos días he buscado en varios blogs información sobre Emmi Pikler y me he dado cuenta que en su mayoría, los artículos sobre esta mirada están orientados a la pedagogía y a psicomotricidad.  No hay demasiadas experiencias de madres y en lo poco que he visto, surgen algunas críticas que  hacen parecer al método algo cruel.
He vuelto a mirar el documental Loczy: Un hogar para crecer, que relata la vida de su creadora, la historia del orfanato y es una demostración de cómo con atención, cariño y amor se puede generar una piel psicológica de niños que desde muy pequeños se enfrentan a las peores condiciones de la vida. Se los recomiendo si pueden verlo alguna vez…es un poco largo, pero vale la pena! Lejos de ser cruel, es un canto a la vida!
Entonces me puse a pensar en todas las madres piklerianas que existen y que no les fue necesario acercarse al abordaje, desde la lectura como lo hice yo. En todas esas madres que cuando ven a mis hijos y les relato el método, me dan ejemplos de sus prácticas de maternaje, que sin saberlo tienen esa mirada innata de respecto y de consideración a los bebés como sujeto.
También me surgió la pregunta de sobre cómo una circunstancia hace que una nueva mirada aparezca. ¿Cuánto de la “mellicitud” habrá sido determinante para adoptar esta mirada?. ¿No será que cuando somos madres de mellizos necesariamente debemos confiar en la calidad de tiempo que le damos? ¿No será asimismo que en el fondo sabemos que el otro, el que no está alzado en ese momento, sabra buscar la forma de resolver la situación hasta que le toque su turno?
Cada método es bueno en la medida que nos funcione, para mi la mirada pikleriana fue la manera de descubrir la maternidad múltiple como disfrute. Por eso, me gustaría rendirle un pequeño tributo a la creadora y a las cuidadoras de Loczy que desde hace años, vienen practicando una tarea amorosa para rescatar a un puñado de niños,  pero que tambien me dieron la posibilidad de pensar a mis hijos con mirada respetuosa y confiada.
Me quedo con la frase que más me impacto del documental: No le vamos a poder evitar los sufrimientos de la vida, pero podemos darles herramientas emocionales para que puedan enfrentarlos.
Por ahora mis bebes están aprendiendo a descubrir su herramienta más concreta para interactuar en este mundo: su cuerpo. Están aprendiendo sobre sus posibilidades, sobre los logros, sobre el esfuerzo, el disfrute y lo están logrando en libertad.

domingo, 20 de marzo de 2011

Pikler y mi incapacidad para definirlo en pocas palabras


Me doy cuenta que no tengo la capacidad de explicar el método Pikler en pocas palabras, entonces queda con la sensación de que tiro los bebés en el piso y nunca los alzo.  Yo creo que incluso algunos piensan que los tengo como perritos en el piso, mientras lloran y reclaman mis brazos. Por último, para ser más cruel, cuando lloran los dejo solos, para que aprendan jugando a frustrarse. ¿Eso trasmitó yo? ¡Qué feo!
Cuando estoy con alguien y tengo uno de mis bebés alzados, siempre me dice: ¡Viste que los alzás! ¡No cumplís con el método como decís! ¡A los chicos lo que más le gusta es estar alzados!  Entonces me doy cuenta que no explico nada bien la mirada pikleriana. Es más, la explico muy mal!.
La verdad es que mis bebés nunca son abandonados, en el piso, solos y jamás lloran sin que alguien los auxilie. No me gusta que lloren y mucho menos dejarlos llorar, me parece que de esa forma no aprender a resolver su angustia; sino que se dan cuenta que cuando tengan pena nadie vendrá por ellos. ¡Estoy totalmente en desacuerdo con dejarlos llorar!
A tal punto no me gusta nada que lloren, que soy exagerada. A veces pienso que si lloran mucho, se pueden acostumbrar a ese tipo de comportamiento para la vida.  Así que no quiero que lloren y si les pasa algo, me preocupo rápidamente para revertirlo lo antes posible. Quizás el malentendido surge, porque sí dejo que se quejen, y mucho más si es porque están tratando de lograr o nueva posición u alguna habilidad.  Entonces ahí simplemente les festejo el esfuerzo y los aliento para que sigan intentando como forma de ayudarlos a superar esa frustración!
En lo que me siento diferente cuando hablo con otras madres, es que no pienso que estar en brazos es lo que más le gusta a un bebé y tampoco, que cuando no lo están en realidad lo desean, pero se conforman. Yo creo que a mis hijos les encanta estar en brazos, pero también le gusta estirar su espalda en el piso, jugar agitando sus brazos y piernas e incluso cuando giran de un lado para el otro, me da la sensación que siente un placer similar a hamacarse. Ahora a los 10 meses, no tengo dudas que se divierten tambien reptando, trepando y parándose en cualquier lugar que tenga las condiciones.
Como yo los acostumbré desde los cuatro meses a estar en el piso y yo tirarme junto a ellos, cuando los dejo ahí no parecen desconocer esa perspectiva del mundo. Diferente seria si siempre los hubiera tenido alzados y de un día para el otro, los obligo al piso. Mis bebés saben mirar el mundo estando en el piso y estando alzados. Yo siento que para ellos, cada lugar tiene sus ventajas!  
Lo único que trato de hacer con mucho énfasis es observarlos para descubrir qué quieren en cada momento: muchas veces quieren estar alzados, otras quieren jugar en el piso, otras quieren apoyarse en los pies para entretenerse con algún objeto, mientras se sienten acompañados.
A mí no me gusta que mis bebés estén solos, tanto así que duermen acompañados. Como los acostumbre así, tampoco a ellos les gusta estar sin compañía. Siempre, son llevados o ellos reptan directamente hasta donde hay alguien. Juan y Lu se entretienen solos, pero les gusta estar acompañados.  

Mi desafío de la atención no dividida.

Lo que más me cuesta y quizás, por eso, me impacta es el concepto de Emmi Pikler sobre la importancia de la atención no dividida que un niño necesita. Ella sostiene, que cuando existen momentos privilegiados de contacto, ex­isten otras situaciones que el bebé puede resolver autónomamente. ¡Si le damos a un bebé momento de amor de calidad, entregado y dedicado es como si cargamos las pilas para que en otros momentos pueda auto-gestionarse para descubrir el mundo!  
Yo lo sentí como un concepto salvador, porque me ayudó a darme cuenta que no tenía que estar todo el tiempo pegada a mis bebés, y tratar de hacer todo con ellos, cuando en realidad estaba dedicada a otro tema.
A veces me parece que en la visión de maternidad actual, confunde el amor con proximidad física. Frecuentemente, noto que se evocan ejemplos de tribus africanas donde los bebés eran alzados y no tocaban el piso hasta tal edad.  Pero, ¿No será porque en África el piso puede ser muy peligroso para un bebé?  ¿No será que la creencia que decía que si un chico tocaba el piso antes de tal edad lo tomaba el diablo era un mecanismo de defensa?
Ahora, por suerte: ¡los pisos son más seguros! Y yo tengo claro que no puedo pasarme todo el día con los bebés alzados, mientras hablo por teléfono, estoy en la computadora o cuando hago mis cosas, la primera razón es por mi columna y después porque no lo sentiría como un disfrute, como puede ser para otras madres. Como son dos no puedo alzar a los dos al mismo tiempo, asi que siempre estoy en deuda con uno y para colmo, al no poder usar las dos manos me siento atrapada.
Si estan alzados demasiado tiempo, no se sentiran ellos también atrapados igual que yo? Pikler sostiene que al tenerlos alzado constantemente le estamos quitando posibilidades de moverse espontáneamente y de explorar por su propia iniciativa. Es más, afirma que la capacidad de conocimiento a esa edad, está relacionada con el descubrimiento de su propio desarrollo motriz en relacion con el entorno.
Entonces la mejor solucion que encontre es para estar con ellos, yo soy quien se tiro al piso en su espacio Pikler. Los observos hasta que nos encontramos realmente. Son momentos donde yo estoy entregada a ellos completamente y comprometida con todos mis sentidos. Me gusta hablarles en un tono de voz más tranquilo al que tengo habitualmente, los trato de abrazar con la mirada y si  los tengo alzados, busco que sea un sostén firme y contenido que los haga sentir seguros ya que tenerlos alzados colgando, me parece que eso les puede dar un poco de inseguridad.
No saben lo que me cuesta ponerme en off, ahí no puedo ser volátil, ni dispersa y ni estar corriendo atrás de mis pensamientos. Asi que cuando consigo conectarme con ellos, siento que es uno del disfrute más lindo que me han dado Juan y Lu.
Puede ser un instante, pero quiero que sientan: Ahora estamos realmente juntos e intensamente. Después podemos conectarnos con el  mundo y luego, encontrarnos de nuevo para aprobar y festejar juntos sus iniciativas.

jueves, 17 de marzo de 2011

10 meses y comieron autonómamente por primera vez! Para probar...

Hoy decidimos probar que Juan y Lu pudieran comer por si mismos. Como ellos siempre comen muy bien, lo que buscábamos era jugar un rato. Le preparamos polenta espesa como una torta, al medio le agregamos queso cremoso y la volvimos a cerrar. ¡Listo!. Solo teníamos una silla alta, así que lo pusimos a Juan y a Lu, la sentamos con “ayudín” para probar!!! (que no se entere Emmi)

Les encantó, comieron perfecto y como nos entusiasmamos, seguimos con el postre! Ahora me surgieron algunas preguntas: ¿Tenemos que hacerlo progresivo? Por ejemplo: ¿Sólo al mediodía o querrán comer siempre solitos?¿Qué sillas de bebes convienen tener? No sé porque, prefiero, que no sean altas, me imagino una silla para niños pero adaptada para bebés, es decir con bandejas y seguridad. ¿Existiran sillas así?

Está bien que comiencen a comer casi a los diez meses?. ¿Qué otros menúes se pueden preparar que se puedan comer tipo finger food? (que cancheros!). Chicas si tiene consejos bienvenidos, me vendría bien que me cuenten ideas... 

Y para terminar... ¡Qué alegría verlos comiendo con sus propias mamitos a su deseo y tiempo!.¡Me sorprendieron por la prolijidad (quizás ayudo el menú) porque no se ensuciaron nada!, ¡Como le habrá gustado a Lu que estar un poquito incómoda no le afecto demasiado!

Ah!!! Me guardaría un bebe de cada etapa y dejaría que el original siga creciendo! Yo los veo tan divinos, pero bueno soy la madre!  :)


martes, 15 de marzo de 2011

JUAN: 41 SEMANAS

Subi a la mesa, saque todo lo que habia arriba y despues baje, no digamos que fue la mejor caida...pero me la banque...creo que me falta aprender a bajar de atras con las patas y no con los brazos...ya me va a salir...hace una semana ni me paraba...

lunes, 14 de marzo de 2011

Echando raices....


Los otros días vino una amiga mía y mientras me esperaba, estuvo observando a los bebés que se encontraban en su enorme corralito. Se desplazaban, rodaban, giraban, se movían de lugar para buscar un juguete, lo investigaban durante unos minutos mirándolo desde varias perspectivas, se lo llevaban a su boca y luego lo dejaban para estudiar el siguiente. Durante los minutos que ella estuvo observando los bebés, estuvieron tranquilos y concentrados en sus intereses.  
Cuando llegue, me comenta asombrada de la actitud de los bebés.  Me llamo la atención, porque si bien para mi es algo especial, pero no pensé que lo fuera para otra persona. Siempre uno piensa que la maternidad te hacer ver especial aquello que es normal.
Me dijo: “Es una maravilla, yo el año pasado hice un trabajo corporal -que buscaba imitar los movimientos de los bebés- con el ánimo de arraigarme al mundo, de echar raíces, de salir de un lugar racional para integrar las emociones, los sentimientos y las intuiciones. ¡Qué bueno que los bebés, puedan descubrir su corporeidad en el inicio de su vida!.¡Me gustaría volver el tiempo atraz para ser  bebé y así comenzar la vida vinculada al límite del piso y desde ahí comenzar a emerger!.
Me quedé pensando en esa otra perspectiva de ver el piso. Tener un bebé es arraigarse, ahora más que nunca no nos da lo mismo estar que no estar en este mundo, de pronto queremos asegurarnos para verlos crecer. Queremos atarnos a la vida.
Recién acostada en el piso jugando con Juan, pensé en cómo se materializaba el cuerpo con los hijos. Aunque parece más evidente en el embarazo, tambien en la crianza se convierte en un espacio para ser escalado, pasar por arriba, servir de sostén para pararte y un lugar para acobijarse. Muchas veces cuando ellos están jugando en el piso y yo escribiendo en la computadora, siento que alguno se acerca para apoyarse en mis pies, para estar conectados aunque cada uno de nosotros conserve su juego.
Mis bebés me han hecho ser consciente de mis raíces, de mis apoyos en este mundo, me han ayudado a aprender a disfrutar más el proceso, que el resultado.

domingo, 13 de marzo de 2011

No entiendo como la mirada Pikleriana no tiene mayor difusión...


¿Cómo puede ser que todavía sea un nicho? ¿Cómo puede ser que haya tan pocos pediatras con esta mirada? ¿Cómo puede ser que en un grupo de diez madres, ninguna lo haya sentido ni nombrar a Pikler? ¿Por qué vemos a los bebés como seres incompetentes a los que tenemos que programar como una computadora y no pensamos en sus capacidades? ¿Qué nos pasa con la idea de confiar en ellos? ¿Cuál es la diferencia de que se siente a los ocho, nueve o diez meses?

No deja de sorprenderme, porque cada vez que llego a un lugar con mi manta Pikler, y los bebés salen del ejido de la manta, todos parecen sorprenderse y me avisan que están en el piso. ¿Porque pensamos que un bebé de nueves meses no puede estar en el piso? A veces siento que la noción de amor que tenemos internalizadas es tenerlo alzados, abrazados, conteniéndolos físicamente, pero a veces me suena como encorsetándolos. ¿Qué nos pasa con la idea de dejarlos moverse en libertad para que realicen sus propias elecciones corporales y confiar en sus capacidades? ¿Por qué no le podemos dar amor y abrazar con una mirada que aprueba sus elecciones y festeja sus logros?

El método Pikler suena tan lógico para mí, que me sorprende que no sea mas conocido. No entiendo como al menos no es parte del combo de visiones que se ponen en práctica a la hora de criar…

Pensando las respuestas... lo primero que se me ocurre es que tiene que ver con nuestra visión de maternaje. Tenemos que corrernos de la visión del bebe indefenso para considerarlo como un ser activo, competente y capaz de iniciativas.  Esa mirada pone en juego la decisión de intervenir o no intervenir. La mayoría de la veces, lo más fácil es ayudarlo porque es chiquito y dejarlo que explore parece cruel.  Pero en ese instante, sin querer, estamos quitándole oportunidades de explorar. A mi gusta pensar que cuando intenta e intenta, está aprendiendo muchos más que a lograr una posición. Justamente por eso, me gusta estar ahí cuando está aprendiendo a caerse y cuando esta intentando algo que no le sale. Quiero estar ahí para ver como lo resuelve.

Yo elijo respetar su actividad auto-inducida y conducida por si mismo, pensando que ellos mismos sabrán cuando están preparados para dar su próxima acción. Prefiero confiar en la intensidad de los momentos que compartimos juntos y observarlos. Cada día estoy mas convencida que mirarlos tambien es abrazarlos un poco.

Esta es la mirada que yo pude adoptar, pero si hay otras que me puedan enriquecer. ¡Bienvenidas!

viernes, 11 de marzo de 2011

Las peleas. Y la autonomía?

Hay un tema que no sé cómo abordarlo...He buscado información sitios web sobre la sociabilización en la mirada Pikler y si bien aparece mencionado no esta la solución (por lo menos como yo la busco).

Concretamente, Juan que es más pesado y más fuerte, pareciera dominarla a Lu. ¿Cómo? Le pasa por encima como si fuera un escalón, le saca los juguetes, le tira del pelo, le tira de la oreja, le mete la mano en la boca, por ahora esas son sus agarradas con su hermana.

El cuadro es el siguiente. Lu esta entretenida mirando un juguete, Juan a lo lejos la descubre,  repta a gran velocidad le saca el juguete, y luego cuando gira para volver a su lugar, le da patadas sin querer, en la cabeza. Lu por supuesto llora...Esta situación se repite tantas veces, al punto que Lu cuando lo ve venir, tira el juguete y llora.

¿Se dará cuenta Juan que no le gusta a su hermana? ¿Tendrá la intensión de tirarle fuerte el pelo? ¿Pensará que los dos son uno o tendrá conciencia que Lu es un otro? Yo creo que no se da cuenta, porque  tambien se tira el pelo así mismo y le divierte mucho cuando su hermana, le pone un pie en la cara como resultado de algún movimiento. Quizás para él todo es un juego, pero dado que es mucho más expansivo que Lu, tengo miedo que los dos se vayan ubicando en esos roles.
La primero que me surge es decirle a Juan firmemente es: NO y alzar a Lu, pero me encuentro retando muchas veces a Juan en el día. ¿Sera bueno eso cuando son tan pequeños? No quiero ser una madre que tenga que estar todo el día diciendo que no, y mucho menos quiero ser una madre que ponga a Lu en pobrecita.

Si yo no hubiera leído nada de Emmi Pikler, estaría tranquila con mi decisión, pero ahora que me ronda el tema de la autonomía, no sé qué hacer. Tendré que dejar que Lu, después de varios tirones de pelos se aprenda a defender...A veces ha tenido impulsos auto preservadores y le ha pegado con un sonajero cuando veía que Juan se le acercaba. ¿Podrá generar alguna estrategia para defenderse o siempre será así porque Juan es más fuerte corporalmente? ¿Deberé hacer como cuando comenzó a girar que se golpeaba la cabeza? En esa oportunidad, le puse un piso blando y espere que aprendiera. Fue más complicado tomar la decisión que lo paso realmente. Al día siguiente ya había aprendido sin golpearse.

Pero en este caso dado, que es un hermano con otra otro me parece más cruel! Me gustaría saber es como hacen con los grupos de bebes en Loczy? Este debe ser un problema corriente...Si alguien tiene la respuesta, una ayuda por favor!

martes, 8 de marzo de 2011

La racionalidad de dejar fluir

Cada vez que me consultan el porqué de los bebés en el piso, yo trato de explicar las virtudes de la mirada Pikler, tanto que en mi entorno me han definido con una activista. Ayer cuando estaba dando mis razones en una reunión, una madre me dijo que me faltaba naturalidad, que estaba intelectualizando demasiado y que debía dejarme fluir en la crianza.
Me quedé pensando en esa acusación, porque cuando me dicen esas cosas refiriendose a la crianza yo lo siento como una acusación, aunque sé que no lo es. Creo que la maternidad es un desafío, por lo menos lo es para mi, y en ese caso, no puedo más que pensar y evaluar qué será lo mejor para ellos. 
Como soy bastante racional, reconozco que pienso mucho. Durante los primeros cuatro meses de vida de mi bebés, que no conocía los fundamentos de Emmi Pikler, intentaba saber a qué teoría debía seguir, qué juguete debía comprar y qué actividad debía realizar como juego de las miles que existen. Una carrera que con suerte me satisfacería a mí, pero quizás estresaría a los bebés. Y pensándolo bien creo que también a mi, dado que cada juguete logra algún desempeño especial y cada actividad ensena algo diferente.


Pero cuando uno se calma, hay algo que no tiene sentido. No será el mundo lo suficientemente novedoso para ser descubierto por un bebé? Y no tendran ellos demasiado por descubrir de ellos mismos?
Gracias a la mirada Pikleriana aprendí que más importante que fluir yo, tenía dejar fluir a los bebés generándoles un entorno seguro para experimentar sus posibilidades.


Ahora, la racionalidad me está ayudando a explicar a los demás con delicadeza las razones de porqué no busco convertirte en una madre entrenadora para que mis bebés terminen complaciéndome; sino que deseo ser una madre respetuosa de sus posibilidades y sobre todo de sus tiempos.  

domingo, 6 de marzo de 2011

Juan lograste sentarte y pararte solito!

Juan aprendió  -tomándose de algo que lo ayude a sostenerse- a sentarse y pararse. Después de tanto esperar, lo logró por sus propios medios y sin la ayuda de nadie!
Durante la espera, debo haber gastado las fotocopias del libro “Moverse en libertad” para ver que margen en semanas le restaban para lograrlo. Había momentos, en que pensaba sino se sienta en tal fecha, le enseño… aunque después recapacitara.
Llegada una edad y un peso, el no sentarse por parte del bebé complica la dinámica de bañarlos y alimentarlos. Además, se suma la presión social. Nunca falta la pregunta recurrente: ¿Todavía no se sienta? Siempre me daba cuenta que me lo iban a preguntar! Y mi respuesta: “No, por ahora no se sienta, es muy activo y tiene una gran movilidad como rodar, girar, reptar, se va a sentar cuando esté preparado para hacerlo”. Y ahí venía la respuesta: Pero a esta edad, debería sentarse. ¿Vos le enseñaste? Probá ayudándole o conteniéndolo con almohadones. A veces intentaba explicar la mirada Pikleriana, pero otras no era el momento.

Como madre primeriza, no puedo evitar tener expectativas sobre mis bebés, y con tanta información que llega por Internet sobre el desarrollo semana a semana, en algún lugar de mi cabeza espero que mis bebés cumplan aquello que se espera de ellos automáticamente en la semana que cumplen. ¿Soy yo o todos estamos atrapados en las destrezas esperadas?
En esta etapa de “bebitud”, la motricidad es la gran protagonista, es donde más los adultos buscamos intervenir. Podemos enseñarles a sentarse, pararse y hacerlos caminar de la mano o con aparatos a tal fin. En cuanto a las otras destrezas, no podemos enseñarles a como poner la lengua para emitir tal o cual sonidos. Solo ellos pueden probar las diferentes modulaciones de su voz y su volumen. Lu, que es mas vocal,  a veces canta a un volumen que muchas veces puede callar a una mesa de adultos y por mas que le diga despacio, ella sigue a su ritmo. Eso que para mí, puede ser más molesto para un adulto, causa mucha gracia. Por el contrario que Juan se mueva libremente –bajo mi cuidado- por el piso causa estrés. Todos prefieren un bebé alzado.
Yo quería que mis hijos fueran protagonistas de su propio desarrollo corporal y por eso hoy estoy feliz! Juan aprendió además de sentarse o pararse, a explorar sus capacidades en movimiento y lograr una nueva postura. Tuvo que atravesar intentos, pruebas y errores para conseguirlo, pero lo hizo JUGANDO.
Los dos disfrutamos de su aprendizaje. El tiene la gratificación de haber conseguido sentarse  y yo mi recompensa por haber confiado en el,  incluso en los momentos de angustia. Cada vez que se para o se sienta, lo felicito! Esa sí, es mi forma de estimularlo!!!
Les debo la foto donde esta parado agarrado de la mesa, no me salieron bien!!! pero la tomo y la subo!!!
 

viernes, 4 de marzo de 2011

Emmi Pikler. Movimiento en libertad.

Después de tanto mencionar a Pikler, le debía una aproximación concreta a ella y su teoría. Acá va...

Formada en Viena, Emmi Pikler se instaló como Pediatra en Budapest en los años 1930. Su visión del niño pequeño - un ser activo, competente, capaz de iniciativas - le lleva a convencer a las familias que ella acompaña de lo adecuado del desarrollo motor autónomo y de la importancia de una actividad auto-inducida y conducida por el niño mismo. Atenta igualmente a la dimensión relacional, ella muestra como vivirla en los momentos de cuidados, en un compartir íntimo y profundo entre el adulto y el niño. En 1946 se confía a Emmi Pikler la responsabilidad de una casacuna en Budapest (llamado hoy en día Instituto Pikler). En la misma línea de su trabajo con las familias,  busca el medio de ofrecer a los pequeños que ahí se crían, una experiencia de vida que preserve su desarrollo y evite las carencias dramáticas que puede crear la ausencia de un lazo significativo con los padres.

En la casacuna de la calle Lóczy va a nacer así un modo de encargarse de los niños pequeños, original e innovador. Sin buscar reproducir la relación maternal, proyecto vano en una institución - Emmi Pikler y sus colaboradoras permitirán a los niños establecer vínculos cálidos con sus cuidadoras, gracias a una atención exclusiva afrecida a cada uno durante los cuidados, a una coherencia en la vida cotidiana, a una estabilidad de los adultos y a las respuestas finamente adaptadas a las necesidades individuales.

Una gran confianza está puesta en la capacidad de cada niño a desarrollarse en estas condiciones por su propia actividad, siguiendo sus propios intereses.La actividad autónoma es la regla, sostenida por la relación establecida con los adultos. Gracias a esta actividad y a este sostén, el niño se percibe como competente, digno de atención, reconocido en su individualidad. En resumen, él elabora una confianza en sí mismo que le permite crecer armoniosamente. Numerosas investigaciones han sido y son todavía llevadas a cabo por el equipo de Lóczy, al cual se le deben publicaciones y filmes. Emmi Pikler ha dirigido hasta 1979 el Instituto que lleva ahora su nombre. Falleció en 1984. Hoy, mãs de cien años después del nacimiento de su fundadora, el Instituto Pikler continúa acogiendo niños con la misma rigurosidad y la misma preocupación en su bienestar, con la misma voluntad incansable de ofrecer a cada uno lo que realmente necesita.
En el marco de la teoría del desarrollo autónomo la Dra. Emmi Pikler demuestra que la competencia del niño es una actitud que se expande al máximo de sus posibilidades, tanto gracias a la atención y a las respuestas adecuadas que se aportan al niño como a las condiciones del medio ambiente más favorables que se le aseguran. En Alemania y países nórdicos e incluso en el Este podemos encontrar hoy en día muchas guarderías o jardines de infancia que funcionan de acuerdo con estas ideas y organización. Aca si bien existe una asociacion pikleriana, yo practicamente no he encontrado otras madres para compartir y debatir. Ojala que se comience a difundiar, porque a mi me resulta muy saludable...

Fuente:
http://ei-zeroseis.blogspot.com/2009/12/emmi-pikler-movimiento-en-libertad.html

Los 7 principios claves de Magda Gerber

Navegando por la web me encontré con un artículo de Magda Gerber, Educadora de la Primera Infancia, oriunda de Budapest que desarrolló RIE un método de educación, cuidado y estimulación infantil inspirado en las teorías de su profesora, la Pediatra Emmi Pikler.

Ella establace 7 principios claves que deben estar presentens en la crianza.

1.    Presta completa atención a las actividades que realiza tu bebé: el 100% de atención nos enfoca de tal manera que los bebés reciben e interpretan esto como la encarnación del amor, el respeto hacia sus actividades.

2.    Reduce la velocidad: Brinda un ambiente de paz y tranquilidad a tu bebé. Saltar de una tarea a otra produce stress en el cuidador e irritabilidad en el bebé.

3.    Genera y relaciónate con confianza durante todo el tiempo que cuidas al bebé: durante las actividades de rutina (cambiar pañales, alimentarlo, bañarlo y vestirlo) convierte a tu bebé en un socio activo, explicándole qué vas a hacer, por qué y para qué con un lenguaje de respeto.

4.    “Con”, no “para”: establece una relación cooperativa con tu bebé. Dale la oportunidad de hacer las tareas CONtigo, no PARA él.

5.    Bríndale libertad de circulación: un bebé se convierte en prisionero de su propio cuerpo cuando no tiene espacio para moverse. Voltearse, arrastrarse, sentarse, pararse y caminar, no es sólo ejecutar movimientos, es aprender a hacer algo por su cuenta, a interesarse, probar,  experimentar, a superar las dificultades, a conocer la alegría y la satisfacción que se deriva de este éxito… el resultado de su paciencia y persistencia.

6.    Permítele jugar sin interrupciones: el bebé no necesita que lo “entretengas” Si le permites moverse él puede jugar por sí mismo. Jugar ininterrumpidamente le permitirá experimentar la independencia y el dominio de su mundo. Es aquí donde se está produciendo los inicios de la autoestima y la confianza.

7.    Conéctate y respeta las señales de tu bebé: cuando rechaza algo con su cuerpo no lo ignores, acepta su decisión. Los bebés devuelven todas las conductas que reciben de los adultos, así que puedes imaginar lo que hará contigo.

Me motivo a pensar cuales estan presentes en la relación con mis bebés...Para no olvidarnos los voy a  imprimir grande y pegar en la heladera de mi casa. En la rutina de todos los días, a veces se nos pasan algunos detalles, por lo tanto, me mejor un recordatorio!



jueves, 3 de marzo de 2011

Pikler: el método de la confianza

Cuando llegaron a casa Juan y Lu, todos los que me rodeaban parecían saber lo que ellos querían, y yo era la que menos me daba cuenta de los deseos de mis bebés. Los primeros meses, los pasé bastante confundida  tratando de aprender esa gran sabiduría que tenían las madres "ya consagradas", y que a mí aparentemente no me llegaba.

Ante un llanto, yo escuchaba: "lo que pasa es que quiere que lo alcen de tal o cual manera", "no quiere comer más o quiere comer más", "quiere estar boca abajo" y yo pensaba: Cómo lo sabrán?. No serán que los bebés son como una hoja en blanco donde todo el mundo proyecta sus deseos? De todos modos, yo seguía con mi confusión y sin mi propia visión de mamá. Cada madre tenía un libreto diferente, pero yo no sabía cuál era el mío.

Lo único que me daba seguridad y tranquilidad, era hablar con mis bebés, aunque los demás pensaran que era una locura de mi parte, era lo que me surgía intuitivamente. Les contaba cómo era nuestra vida, como era nuestra casa, quienes vendrían de visita, le conté a Lu que se quedaría con su abuela en casa durante la internación de Juan y así cada una de las situaciones, que podían ser percibidas por ellos como algo diferente. Quería que aunque no entendieran las palabras, supieran que ante cada hecho importante lo precedía una "música de mamá".

Cuando los bebés ya tenían cuatro meses, leí “Moverse en Libertad” de Emmi Pikler, y tomé conciencia que el libreto que yo necesitaba era un NO libreto. Entendí que cuando les hablaba, estaba implementando una mirada Pikleriana, porque al hablarles los estaba reconociendo como seres autónomos y competentes. Tenía que continuar con lo que me surgía naturalmente: confiar en sus capacidades y darles la libertad para manifestarlas.