sábado, 30 de abril de 2011

Chau Chupete!!!

Juan y Lu dejaron el chupete. Yo no lo propuse, no lo sugerí, no cambié nada para disuadirlos, simplemente había pensado cuando llegaran al año o un poquito más (faltan 15 días) iba a tener en la cabeza la idea de que lo fueran dejando! Pero como mis bebés siempre me sorprenden! ¡Se adelantaron!

Después de ofrecérselos varias veces -desde hace cuatro semanas- y que no lo aceptaban, tomé conciencia: ¡No lo quieren más! Los chupetes siguen en el espacio de juego como un objeto más, pero ellos no lo usan. Ese darme cuenta me dió una gran alegría y una vez más, me sentí admirada.

Estoy feliz porque creo que cuando necesitamos menos cosas externas para calmarnos, tenemos una ventaja en la vida. Cuando sabemos que para estar bien contamos con nosotros mismos y los seres queridos, en lugar de cosas...tenemos una lección de vida aprendida.

No tenía una posición tomada sobre el chupete, se los dieron en Neonatología cuando nacieron y yo lo acepté sin cuestionamientos porque los calmaba. Cuando leí los fundamentos de Emmi Pikler encontré otra mirada, pero bajo ningún aspecto le impondría otra modalidad. Simplemente pensé, no voy a promoverlo cuando sean más grandes.

Cuando fuimos a la pediatra Pikler nos recomendó comenzar a no darle importancia al chupete y buscar otras formas de calmarlos. Yo creo que este factor fue determinante porque la niñera se convenció también del NO chupete y este “objeto hasta ahora preciado” se quedo sin fans en el hogar. Claro, nunca pensé que eso desalentara a los bebés, pero así pasó!.

En estos días, cada vez que mis bebés lloraron y lo hicieron justificadamente porque le están saliendo los dientes y están un poco resfriados, las sugerencias automáticas fueron: chupete.

Yo respondía: es que no lo quieren, no lo usan más, lo dejaron. Entonces la insistencia: Probá por ahí ahora lo quieren de nuevo!. Seguí los consejos: Pero no! Confirmado, mis bebés no lo quieren!

La verdad que me generó un gran alivio...porque como no soy nada ordenada siempre estaba buscando el chupete y pensando no perderlos.  La peor fantasía maternal que tenía desde el embarazo -porque lo había vivido con mi sobrina-  es que tendría que salir tarde de noche con frío a buscar una chupete farmacia por farmacia y eso no era una imagen alentadora!

Pero luego, la realidad fue más leve y la situación más crítica que viví fue para el bautismo de Juan y Lu que me olvidé un chupete...así que por única vez esa tarde hubo uno para los dos...que fue pasando según la necesidad de cada uno! (Una solución de urgencia, nada recomendada!)

Lo importante es que hoy agarré los "chupetes celebres"  y los guardé en la caja de los recuerdos! Con un poquito de alegría y un poquito de nostalgia! 

jueves, 28 de abril de 2011

En la maternidad no hay que quedarse sola.


La maternidad parece venir con ganas de compartir, necesidad de identificación, búsqueda de cobijo, de ayuda y disponibilidad. Me encanta cuando Laura Gutman habla de la tribu femenina y cómo con el capitalismo nos dejó sola en casa con nuestros bebés. Me encanta cuando dice que no nos quedemos encerradas con el blackberry, exigiendo al padre toda la disponibilidad y la empatía que una tribu entera nos hubiera prodigado.
Quizás por eso, comencé este blog con la ilusión de encontrar coincidencias con otras madres y por supuesto las he encontrado. En este corto tiempo, vínculos aleatorios me han generando enormes alegrías por emociones vividas del otro lado del planeta.

¿Por qué nos hace bien la tribu en la compleja tarea de acunar a nuestros hijos? ¿Será que nos ayuda en la relación con nuestros hijos? ¿Será que necesitamos más ojos para mirar lo que consideramos lo más preciado de nuestra vida?, ¿Sera que la observación de la tribu al ser múltiple y conversada enriquece?

A veces creo que la tribu que necesito, a quien más beneficia es a mis bebés. Me saca del lugar de madre absoluta, me da una perspectiva amplia, me pone en un lugar receptivo, me conecta con la naturaleza humana y me ayuda a trabajar la reciprocidad.


¿Qué puede ser mejor para nuestros bebés que descubrir las diferentes posibilidades de abrazo, de cariños, de besos, de estimulo?. Me encanta pensar la posibilidad de abrir nuestras casas, de invitar a allegados, de ver a nuestros bebes compartir y de darle a nuestros bebés un lugar destacado y ademas contarle que siempre cuentan con alguien más además de mamá y de papá.

lunes, 25 de abril de 2011

Certezas, no creencias

En varias oportunidades al comentar sobre mis dudas sobre crianza, he recibido el consejo: lo mejor es seguir tus propios instintos y sentimientos. A veces siento que existe una creencia que los padres deberíamos actuar de acuerdo a nuestra intuición. Como si nuestra intuición no fuera producto de creencias y modas sobre crianza que fuimos acumulando lo largo de la vida como verdades absolutas.
Además, si realmente fuera así: ¿Por qué estamos llenos de preguntas a lo largo de la crianza? ¿Por qué las librerías están llenas de libros sobre el tema y hay tantos blogs orientados al tema?, ¿Por qué si para casi toda las aéreas de nuestra vida, buscamos un marco teórico, no hacerlo para la crianza de nuestros hijos dado que es el proyecto más importante de nuestras vidas?, Por último,  ¿Qué pasa cuando siguiendo nuestros instintos, las cosas se salen del control? Evidentemente, nuestros instintos no tienen respuesta para todo.
A mi particularmente, seguir la teoría Pikleriana -una mirada de crianza respetuosa y no un método con metas a lograr- me dio y me sigue dando un marco de referencia y tranquilidad. 
Me encanta pensar que me estoy sirviendo de conocimiento acumulado para ayudar a mis hijos. Me encanta saber que desde hace 50 años hay niños criados con esta mirada respetuosa en las condiciones más extremas de abandono y logran generar una piel psicológica.
Por ahora mi única certeza es saber que estoy haciendo lo mejor para que mis bebés vivan su cuerpo sin crispaciones, y lo mejor que estoy propiciando que se sientan capaces de lograr algunas de las cosas más importantes de su vida.

domingo, 24 de abril de 2011

Estimular, no es excitar


Siempre me preguntan porque la mayoría de los juguetes de mis bebés son caseros en lugar de comprar aquellos que estimulan y son una verdadera belleza. La respuesta es pienso que muchas veces estos juguetes tienen una sobrecarga de luces, música, colores difíciles de decodificar y articular hasta para un adulto.
Creo que están pensados para seducirnos a nosotros los padres para que le compremos a nuestros bebés y el resultado que provocan es más cercano a la excitación que acompañar su capacidad de sorpresa. ¿Por qué nos cuesta tanto pensar que el mundo es un espacio absolutamente interesante para ser descubierto por un bebé? ¿Por qué pensamos que los bebés se pueden aburrir mirando aquellas cosas que para nosotras son obvias pero para ellos deben ser algo muy interesante?
Y más aún, ¿Por qué buscamos imponerle nuestro ritmo y no nos dejamos guiar por su capacidad de sorpresa? Este verano, hice el ejercicio de dejar a mis bebes bajo diferentes arboles para que pudieran descubrir la maravilla de las hojas, el sol filtrándose por ellas, la armonía de las movimientos de las hojas y que los acariciara la brisa fresca. Y finalmente, fue a mí a la que me pasaron cosas con estar el piso y con la posibilidad de bajar la velocidad. De pronto me encontré yo misma descubriendo la maravilla del vaivén de las hojas de un árbol.
Mis bebés les encanta jugar con envases vacios que tiran ruedan, golpean, persiguen…Yo creo que las prefieren porque –aunque no cuenten con un carnaval de luces, sonidos y colores– son objetos controlables, estables donde pueden entender la secuencia y continuidad.

Bajando la velocidad para lograr un poco de calma

Creo que ser bebé debe ser un gran trabajo. Me imagino que debe ser como llegar a un mundo nuevo, donde tenemos una referencia conocida es nuestra madre que obviamente nos puede ayudar, pero hay cuestiones que sólo lo podemos hacer nosotros.
En este nuevo mundo te dan un auto nuevo -mi cuerpo- que debemos conocerlo, aprenderlo a manejar y descubrir su funcionamiento para desplazarnos en una ciudad completamente desconocida – mi circunstancia- con mucho tráfico y peatones - mi familia o personas de referencia-. Lo más llamativo es que todos hablan un idioma que venimos escuchando desde hace tiempo, pero nosotros sólo manejamos una o dos palabras – el llanto y la risa - y con esto debemos hacernos entender.
Claro, esta tarea que puede parecer demasiado, es justamente lo que necesitamos para dar rienda suelta a nuestros impulsos de conocimiento. Porque cuando somos bebés, nadie puede negar que estamos llenos de ganas de explorar todo!
Entonces pienso, ¿Cuál es mi función como madre, además de satisfacer las necesidades de alimentación, higiene y afecto necesarias? Me gusta pensar que también mi rol es generar  un “ambiente” propicio. Es decir, crear una circunstancia que posibilite que este trabajo de crecer, se genere lo más armoniosamente posible.
Me refiero, entonces, a posibilitar espacios de calma, porque estoy segura que los bebés - al igual que los adultos- necesitan momentos de tranquilidad. Más allá de las circunstancias, me parece que los bebés necesitan tener posibilidades concentrarse en sus actividades y ser respetados sin interrupciones.
Para mí que soy un poco acelerada, esto es todo un trabajo personal.  Además creo que la valoración de la calma no sobra por estos días!
De todos modos, quiero que mis bebés, por ahora, vivan un ritmo tranquilo, creo que no es momento de estar saltando de una tarea a la otra, ni de ser interrumpidos y no respetados en sus tiempos. Quiero que en esta etapa aprendan a observar y decodificar su entorno y por eso que sean respetados y no invitados a juegos acelerados. Ya tendrán tiempo y deseo más delante de acelerar y disfrutar de múltiples estímulos.  
Todos tenemos derecho y necesitamos un poco de paz en el día, ellos también ellos necesitan calma para trabajar de bebé.

martes, 19 de abril de 2011

No quiero gastar algo tan importante como el NO

Muchas veces me pongo a pensar porqué los adultos pensamos que debemos repetir varias veces en el día la palabra “No” a los más chicos y de esa forma “evidente” los estamos cuidando y demostrándoles nuestro amor. Cuando algún adulto  está interactuando con mis bebés y les repite varias veces la palabra NO, me incomoda. Entiendo las razones y me doy cuenta la buena intención, pero lo mismo prefiero que la palabra NO esté reducida a lo imprescindible.

Los No que me molestan están relacionados con: ¡No podes querer tocar todo!, ¡Eso no es para jugar!, ¡No podes querer escalar todo!, ¡No podes querer salirte! (en mi caso no podes salir de la manta) y así una cantidad. Creo que todos esos NO, en realidad deberíamos festejarlos como SI aunque la corrección fuera lo misma.

Es muy bueno y valioso que nuestros bebés quieran tocar todo, porque justamente están explorando, descubriendo y conociendo el mundo que los rodea. En todo caso, nos corresponde a nosotros como padres, pensar cómo haremos los lugares seguros… para que  justamente puedan dar rienda suelta a su instinto explorador.

Hay situaciones particulares que claramente debemos explicarle el peligro, pero entonces la expresión debería ser más amorosa y explicativa. Ahora mismo Juan intenta meter el dedo en la calefacción porque le llama la atención, entonces trato de guiarlo, trasmitiéndole la idea del calor y el peligro. Hasta ahora, han sido dos intentos, y claro he tenido que recurrir al no, igual que con los enchufes, pero lo mismo festejo su curiosidad. Gracias, a que muy pocas veces, Juan recibe un No contundente, tiene una clara conciencia de su significado.

Esta mirada sobre el NO, se debe a que pienso que no puede ser inocuo para un niño -que está desarrollando su interrelación con el mundo- encontrase en varias situaciones de diferente magnitud con un No como respuesta a sus elecciones espontáneas. ¿Cómo conformará su seguridad si ante cada acción espontanea tiene un no? ¿No le estaremos creando la necesidad de pedir permiso, ante cualquier impulso de investigar? Si es así, cuando lo haga, no podremos pensar que le falta independencia, sino que más bien que necesita cotejar su deseo con nuestra aprobación.

Por eso prefiero para mis bebés -que están construyendo su conciencia y su emoción-, lo hagan desde una aprobación implícita. Si no escuchan demasiados NO es porque lo están haciendo bien. Pero va mas allá de lo prohibido,  si no están invitados permanentemente –en nombre de la motivación - a jugar de determinada manera, realizar tal o cual prueba, es porque etstamos festejamos sus elecciones espontáneas y respetamos sus tiempos y deseos.

Quizás por eso, me gusta mucho el espacio Pikler de casa, porque también habla de esta forma de ver las cosas: la baranda es una clara limitación “semiótica” que marca que ahí se puede estar seguro: no hay enchufes, no hay objetos pesados que puedan caerse, no hay cables para tirar, la superficie es amable para las caídas permitiendo intentar todas las piruetas, las barandas son útiles para practicar y está lleno de juguetes para investigar, conocer y jugar.

Como ahora son pequeños soy yo quien configuro su espacio, pero me gustaría que cuando tengan que generarse sus propios espacios con amigos, en el colegio y en la vida, puedan realizarlos de tal manera que también les brinde la misma sensación de seguridad y de aprobación implícita, que tiene hoy cuando están en su espacio Pikler.

Creo que obviamente como todos, recibirán varias veces un No en la vida, pero por ahora prefiero que consideren el No como absoluto y por eso, no quiero que se gaste en una cantidad de situaciones cotidianas. Más adelante será el momento de trabajar sobre los límites infranqueables de aquellos que pueden ser negociados.

lunes, 18 de abril de 2011

Juan y Lu sociabilizando ¡Qué felicidad!

En este viaje a Córdoba, me he re-encontrado después de dos meses con mi familia y mis amigas y lo mejor es que mis bebés se han encontrando con mis sobrinos y los hijos de mis amigas de su edad, con la diferencia es que ahora lo han descubierto. Mis bebés según todo el mundo han madurado mucho!

Lo único que puedo escribir es: ¡Que exploto de felicidad! De la vida tranquila que trascurre en casa y de una rutina bastante prolija, he visto a mis bebés interactuar.

Los he visto reírse a carcajadas, los he visto observar tranquilos el movimiento de otros niños, y sólo ha habido un tironcito de pelo a Inés de parte de Juan (pero bueno hay que ver sus rulos son tan tentadores!) y todo lo demás, está siendo muy placentero. También me parece que les ha hecho muy bien para re-descubrirse entre ellos como hermanos. A la vuelta de cada reunión los he visto jugar juntos, perseguirse y seguir riéndose  mucho!

Esto me ha hecho pensar sobre las guarderías, ya que siempre he pensado que a veces los adultos nos apuramos en desear la maduración de nuestros hijos y pensamos que les hará bien sociabilizar. Me han invitado a espacios de juegos para bebés de meses, y siempre me ha parecido: No es un poco apresurado? si no lo necesitan porque pueden quedarse en casa con adultos de referencia...¿No será que debemos darle tiempo para descubrir las posibilidades que tiene esa maquinaria nueva que son su motricidad y conciencia para descubrir cómo funciona y lo que puede provocar -como el tirón de pelo- para luego, generarles el desafío de interactuar con los demás?

Pero ahora que los he visto disfrutar tanto que se me ha abierto un nuevo interrogante...quizas ustedes me puedan ayudar...

Ah!!! Y me olvidaba…hoy 18 de abril, cumplen 11 meses…el último cumple mes…por suerte eso sí, ahora tenemos muchos amigos para invitar a nuestra primera fiesta de cumpleaños!!!

Con Pia e Inés...

Con mi prima Clarita, que me adora y me da de comer..
Con  mi abu, que me compro una mecedora.
Con nuestros primos Bauti y Santos.

domingo, 10 de abril de 2011

Postales familiares Piklerianas...



Hoy revisando mi computadora, descubri un par de fotos de estos "divinos" meses que pasaron. Fueron tan lindos y bien vividos!!! Aca van! El coche gigante que durante un tiempo hizo las veces de cuna de las "siesta" y la famosa manta. Estabamos muy tranquilos, tanto que yo me dedicaba a la fotografia.

Siempre es mejor empezar con alguien...

Me encanta saber que Juan y Lu se tienen uno al otro de una manera especial. Estuvieron juntos en la panza apoyándose, aplastándose, pateándose y estoy segura que también acariciándose. Se conocen mutuamente antes de conocerme a mí...Cómo ese vinculo no va a ser especial?

Quizás por eso cuando duermen en su cuarto o nosotros salimos, siempre pienso que se quedan el uno con el otro. Siento que están con un olorcito conocido, con gemidos o balbuceos conocidos, con alguien a quien conocen muy bien. Están como han estado siempre, acompañados.

Me ilusiona pensar, también, que ese hermano "literalmente de toda la vida" le dará la oportunidad al otro de tener una mayor capacidad empática y de aprender a ponerse en el lugar del otro como algo natural.

Recién ahora a los casi once meses, se están registrando de forma evidente para nosotros, se persiguen, Lu llora cuando Juan lo hace como si quisieran hacer causa común o protegerlo, y tienen momentos que parecen conversar en su idioma…

El dia que llegaron a casa, durante varios meses durmieron en la misma cuna.
El primer paseo a los tres meses, cuando salia un poco el sol y mama tenia un poco menos de miedo!

Encontrando el chupete mas cerca.
Diviertiendonos con las mismas cosas
Lo mejor es que esto recién empieza.

sábado, 9 de abril de 2011

Entre el piso y estar parado hay muchas posibilidades


Hace días me ronda en la cabeza, sobre como los adultos nos enfocamos en saber cuándo se parara o caminara solo un bebé. De hecho, los comentarios más frecuente sobre la motricidad de mis hijos son: "Mi hijo camino a tal edad", "Ya casi está listo, ya se va a largar", o "Lo deberías ayudar".

Yo misma, incluso, me descubro preguntando sobre cuándo caminaran y aunque lo hago, simplemente por curiosidad y para ejercitar en mi imaginación, más que por apuro o ganas de que suceda, de alguna manera también me veo envuelta en la búsqueda del objetivo, en lugar de disfrutar el presente.


¿Qué importancia tiene cuando caminaran los bebes si son tan dinámicos? ¿Qué importancia tiene si van de un lado para el otro, igual que si caminaran? ¿Por qué perdernos el placer de observar lo que disfrutan de gatear, reptar y sentarse de diferentes maneras cuando lo harán tan poco tiempo en su vida?


Me encanta ver que mis bebés, en cambio, valoran todas y cada una de las posiciones que adoptan por igual y que las cambien constantemente, pareciendo entender cada una como parte de la siguiente.

Definitivamente, creo que el movimiento es la mejor excusa para aprender a esa edad. Cuando se mueven libremente están aprendiendo a disfrutar del proceso y no sólo del logro, a sorprenderse con movimientos interesantes que no sabían que existían, a saber que no toda las superficies son iguales -  no es lo mismo plano que inclinado ni una escalera - pero sobre todas las cosas, están aprendiendo a que no hay logro sin intentos previos.


Por eso, cuando se dan un porrazo, primero los observo porque para ellos muchas veces ese golpe no fue tanto como para mí, simplemente la posibilidad de comenzar a jugar de una vez más.



Me tranquiliza pensar que en estos diez meses mis bebés - gracias a desplegar sus posibilidades motrices en libertad- han aprendido algo que les quedara guardado en sus emociones y fijado en su interior para toda la vida.  Ellos saben que siempre tenemos muchas posibilidades para elegir y esa es una verdad que les servirá siempre.

jueves, 7 de abril de 2011

Dra. Liliana Gonzalez, una pediatra formada en Loczy.

Teníamos el turno desde hace aproximadamente un mes y muchas ansiedad de parte mi para que llegara el día. Hoy partimos hacia Caseros y después de un largo de recorrido llegamos a Ansares -Centro de Atención Temprana de Desarrollo Infantil- para encontrarnos con la Dra. Liliana González.

La consulta se desarrolló en un gran espacio dispuesto para los bebés. Dejamos a Juan y Lu en el piso para que se desenvuelvan, mientras nosotros nos acomodamos a observarlos. Es curiosa la consulta porque nos pasamos mirándolos y conversando sobre pequeños detalles que no serian frecuentemente parte de la charla de una consulta pediátrica convencional, sobretodo porque duro casi dos horas. La historia clínica se armó con datos duros (peso de nacimiento, semanas, etc.) y además con un relato sobre su entorno, su espacio de juego, el tipo de alimentación, sus preferencias y su rutina, entre otras cosas.

En la escena, Juan fue directamente hacia un canasto de juguetes a observarlos y sacarlos uno a uno, en cambio Lu se quedó con un juego y cada tanto miraba a la doctora -la única persona extraña-. Sólo después de sentirse en confianza quisieron interactuar con ella. Entonces pensé qué diferentes son los tiempos sociales. En general cuando llega una persona a visitarnos lo primero que quiere es vincularse con los bebés, pero sin querer no le dan tiempo a ellos para también adaptarse entonces a veces el vinculo parece no fluir cuando solo se trata de respetar tiempos.


Luego hablamos de los hábitos alimentarios - gustos, preparación de los alimentos para aprovechar al máximo los nutrientes, incorporación de nuevas colaciones -  para ayudarlos a organizar mejor su rutina diaria con descansos y periodos de actividad. Hasta ahora mis bebés tuvieron una gran atención todo el tiempo, lo que hacía que durante la noche –no obstante que duermen muy bien- apenas se quejaban tenían una mamadera.  Pero tanta atención inmediata que yo idealmente pensé cuando eran bebés para satisfacer sus necesidades, no esconderá hoy necesidades generada por nosotros. ¿Tendrán ganas de tomar una mamadera dos veces en la noche o se acostumbraron así y eso les impide descanso sin interrupciones? Ahora de noche voy a tratar – no tengo idea sobre cómo- a ayudarlos a que puedan pasar más horas sin tomar una mamadera, quizás de ese modo puedan descansar mejor con un sueño más prolongado y reparador.

También hablamos sobre las preferencias de las personas cercanas hacia los bebés, y mi preocupación de que los afectos estuvieran distribuidos...La doctora me dió una mirada diferente...me dijo que en Loczy se considera que para una preferencia ambos se deben elegir. No es sólo una decisión del adulto, sino que el niño tambien participa de alguna manera. De hecho, allí no se puede adoptar al niño que desee el adulto, sino que son los niños quienes eligen a la familia. Es decir se dispone un lugar de encuentro entre la familia interesada y varios niños y se observa la reacción de cada uno de los bebés. Me encanta pensar que cada uno de mis bebés, se hizo un lugar en la vida de las personas que los cuidan, de mi familia, de mis amigas. No un lugar esperado de nieto, sobrino o el bebé que cuido, sino un lugar en el corazón.

La consulta terminó con el concepto del apego, algo que yo tenía una idea distorsionada y me preocupaba, porque cuando yo salgo mis bebes no se quedan llorando, ni tristes como suele decirse. La doctora me dió otra mirada. Mis bebés tiene además de su mamá y su papá, una red de contención más amplia y saben que cuentan tambien con otros vínculos sanos y nutritivos.

No puedo más que sentirme orgullosa por ellos! Están bien fisiológicamente, tiene una clara conciencia de ellos, de su entorno, de sus afectos! Bien por ellos, porque yo les hice el lugar, pero ellos hicieron el resto!!!

lunes, 4 de abril de 2011

10 cosas que he aprendido de mi hijo es un carnaval de blogs cuyo propósito es hacernos reflexionar, compartir, reír, emocionarnos y facilitarnos una mirada en retrospectiva acerca de cuánto hemos aprendido desde que emprendimos el camino de la maternidad."
1 - Yo y mi bienestar NO son lo más importante! ¡Qué suerte!
2 - ¡Cada persona es un mundo!
3 - No dar nada por supuesto. Re pensar las ideas antes de aplicarlas.
4 - Valorar el presente y aterrizar en la tierra.
5 - Explicar aquello que voy a querer que me expliquen.
6 - Saber que ese bebito que imaginamos antes de ser madre, es un ser con todas las letras que viene al mundo con su escencia.
7 - Promover que ellos puedan brillar.
8 - Disfrutar de la calma para dar espacio a que surgan cosas nuevas.
9 - Generar circulos virtuosas y no viviosos.
10 - Tomar el control.

sábado, 2 de abril de 2011

Sé que quiere y también sé que puede


Cuando mis bebés quieren algo que es evidente, por ejemplo alcanzar un juguete o sacar algo... la respuesta natural de las personas cercanas es ayudarlo, con la consideración: pobre es chiquito. Como si ser chiquito fuera feo. Es su realidad y el no sabe lo que es ser grande, lo que es alcanzar sin esforzarse, lo que es no intentar varias veces hasta lograrlo.

Entonces ahí estoy yo diciendo: No esperá. Creo que lo va alcanzar solito, dale tiempo! Vas a ver qué seguro consigue una forma de ingeniársela! Entonces la respuesta: Pero, está llorando, pobrecito!. Entonces de nuevo yo: No, no está llorando, se está quejando porque no puede conseguir lo que quiere, pero hay que darle la oportunidad de conseguirlo! Vale aclarar que si llora lo alzo, pero cuando solamente se está quejando, no!. Entonces explico: Me parece que a los bebés hay que darles tiempo para que busquen la forma de resolver sus situaciones y los invito a observarlo, confiada en que con tiempo, le encontrará la vuelta para llegar a donde quiere!.

Este dialogo se repite constantemente con el padre, la niñera, las abuelas, los tíos, mis amigas y en general, yo parezco una insensible...Pero si no llora y no hay angustia, no quiero robarle la oportunidad y el tiempo de intentar! ¡Y mucho menos quiero quitarle el placer de lograrlo! Cuando lo logra veo su cara de placer y eso me vale la pena, de haberme resistido a la ayuda inicial y haber parecido un poco insensible en su momento. Y si no pienso que ya lo logrará…como ha logrado todo en su vida. Todo solito, eso sí acompañado por mi mirada cercana.

¿Los bebés maduran por escalones?

Mis bebés han tenido un golpe de crecimiento. De pronto LU ha comenzado -semana 44- a sentarse y gatear a la perfección. Ella se toma su tiempo, pero cuando larga lo hace de una manera increíble. El gatear le da dado aparentemente una mayor seguridad, porque además, está respondiendo a los embates de su hermano. Si ella está con juguete y Juan se lo arrebata le da un ataque de bronca, que desalienta a cualquiera grita, patalea, y lo persigue hasta conseguir lo que considera de ella. Claro que no lo hace todas las veces, pero para mí es un avance enorme dado que antes cuando veía que su hermano se acercaba comenzaba a llorar. Tambien ha tenido un enorme cambio con respecto a su sociabilización porque ahora pareciera imitar las palabras de los adultos con sonidos parecidos.

Juan por su parte, quiere estar parado todo el tiempo, esa es ahora su posición preferida y anda tratando de escalar toda superficie que se lo permita. Tiene una perfecta noción del NO, cuando se lo decimos y parece darse cuenta cuando le hace algo a su hermana y esta llora. Nos mira como diciendo: ¿Me van a decir algo por lo que hice?


También me llama la atención su actitud con respecto a los extraños, lo primero que yo hago es hablarme tranquilamente sobre quién es esa persona a modo de presentación.
Lu los observa detenidamente y luego después de un rato puede entregar una sonrisa, Juan no se detiene tanto, no parece necesitar tanto tiempo para observar, me parece que es más confiado o está pensando en su próxima exploración.

Pero lo que más me gusta es que veo como comienzan a reconocerse, conectarse, imitarse y pasan más tiempo interactuando. Muchas veces en el día los encuentro jugando en el frente de la cocina que los espeja, o tratando de sacar las cosas de un mismo ropero.


De un día para el otro veo que hacen como grandes pasos de maduración. Cuando amantaba me decían que en épocas de crecimiento querían mas tiempo de teta, que eran momentos de crecimiento por escalones. Mis bebés no toman más leche pero ese patrón me parece que se repite tambien en la motricidad.

viernes, 1 de abril de 2011

Cuanto Feldenkrais que tiene mis bebés.

Hoy fui a mi clase de Feldenkrais después de varias ausencias, nos tiramos en el piso y en esta oportunidad comenzamos a realizar ejercicios con el tórax y los pies.

Con los pies hicimos movimientos que mis bebes hacen todo el tiempo y no saben lo que me costaron! Ellos lo hacen con una facilidad y una cara de placer que de pronto me descubrí admirándolos! Y pensé si le cuestan tanto como a mí, mañana les compro un andador! (es un chiste, jamás utilizaría ese artefacto)

Pensé en todo lo que ponen en funcionamiento de su organismo al día! Porque ellos viven en un ejercicio constante, solamente interrumpido por las comidas que están sentados en su coche con la espalda apoyada, durante los paseos.

Entonces pensé cuanto Feldenkrais que tienen mis bebés. Ya tendrán tiempo de sentarse en sillas y estar atrapados en los escritorios escolares, laborales, sociales porque la causa lo merece. Pero ahora que pueden que gocen de la libertad.

¿Y saben qué? a veces pienso que ellos son tranquilos porque están como cuando nosotros volvemos de hacer un ejercicio que nos gusta. Estan contentos, confiados y vivaces porque, para mi, saben que están desplegando su potencial.