miércoles, 23 de noviembre de 2011

Miércoles Mudo: Lu de año y medio...



Miércoles Mudo” es un carnaval de blogs o blog hop iniciado por Maybelline de Naturalmente Mamá y participar es muy fácil, solo debes publicar los miércoles una foto (s) sin escribir nada para explicarla (s) (de ahí viene lo mudo). Luego no olvides enlazar en el linky que está debajo y dejar un comentario en cada uno de los blogs que decidas visitar. Para conocer como nació el Miércoles mudo y sus reglas, puedes hacer click aquí.



1. Soy Mamá Blog  20. Mamushka Julie: MM VI - Helpless  
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5. La Mamá de Nicolás  24. Mami Holistica y Genial~Llegando a Chicago!  
6. Ana Laura ..::Durmiendo::..  25. Mi Dia a Dia  
7. Una colombiana en California  26. Spanish4Kiddos  
8. De FAMILIA, dos puntos  27. mama especial cuenta conmigo  
9. Mamá Moderna  28. Latina Country  
10. Mari  29. Mariposas y serpientes  
11. MADRE NOVATA  30. Mami Talks - Home office update  
12. MaternArte - "Precausión: Visibilidad Reducida"  31. Carrusel de Sofía  
13. El Diario de Mam@: Al rico Cola Cao... !!!  32. SpanglishBaby  
14. Mommy Bitacora  33. Cuando Olía a Vainilla  
15. NUTRICAMPEONES  34. Rebe  
16. Amarillo  35. 30inLove  
17. Amo Ser "Mamá"  36. Mamá con instintos naturales  
18. Ezzy Guerrero-Languzzi  37. Experiencias de una madre Pikler  
19. Mami Kanguro, naturalmente protegidos  38. This Way Mami { Cuando Mami no mira..}  

viernes, 18 de noviembre de 2011

¡Qué bien vestidos!


Cuando no era madre, la ropa era un sostén para fantasear sobre mi futura maternidad y cada vez que pasaba frente a una vidriera infantil, me imaginaba como disfrutaría de esa tarea. Cuando finalmente lo fui y comencé a observar a mis bebés en su movimiento libre mi concepción sobre la indumentaria infantil cambió drásticamente. Dejó de parecerme tierno ver a un bebé vestido graciosamente como un adulto o respondiendo cuestiones estéticas de la moda.

Me puse a pensar porqué no estaba mas difundida la noción de comodidad en la moda infantil con toda la tecnología que existía para el mundo adulto. ¿Qué nos pondríamos para una carrera de obstáculos en la que debemos arrastrarlos, trepar, estirarnos y realizar destrezas que nos obligan a dar lo mejor de nosotros? ¿Qué tipo de zapatos preferiríamos para estar sentados sin tocar el piso?, ¿Elegiríamos un material duro como los jeans para trepar? ¿Buscaríamos ropa de varios talles más grande que nos moleste el ruedo y que se nos caiga al momento de aprender un nueva actividad? ¿Elegiríamos prendas con capucha, cinturón cuando vamos a estar mucho tiempo descansando en un cuna o sentados?

Muchas veces cuando mis conocidos ven a mis hijos vestidos sencillamente se admiran pero mi respuesta es siempre la misma: "Quiero que incorporen la noción de bienestar, comodidad, sensorialidad a través de la vivencia cotidiana y la ropa es una pieza clave para lograrlo". De hecho las veces que me tiento con un vestido para Lu, cuando se lo pongo me doy cuenta que más allá de mi placer personal de verla preciosa a ella en nada la estoy ayudando: el vestido se convierte en un obstáculo adicional al relieve del terreno, el equilibrio, el escalón. Todavía mi princesita no sabe que para subir un escalón conviene subirse un poco la parte de adelante del vestido y tampoco creo que sea importante aprenderlo por ahora.

Por eso para ellos, prefiero peinados no tirantes, prendas de algodón agradable al tacto y sin etiquetas irritantes, conjuntos que sean fáciles de poner y sacar y que les permitan moverse en libertad a la vez que los protejan cuando quieren caminar de rodillas y gatear, además de estirarse, rolar, patear, trepar, subir escaleras y descansar.

Puede ser que mis hijos no están divinamente vestidos, pero en lo posible trato que estén respetuosamente vestidos. Pero obviamente para una circunstancia excepcional me doy en el gusto con aquello que me encanta!!!! Todas las mujeres sabemos que podemos soportar un pequeño sacrificio estético...si la ocasión lo merece!

martes, 15 de noviembre de 2011

Paseando mellizos


Todavía me acuerdo el primer paseo y cuanto me llamó la atención lo sorprendidas quedaban las personas por la mellicitud a nuestro paso. Tengo presente todavía las miradas, las sonrisas de ternura, las felicitaciones generosas y hasta la bocina de un colectivero que me saludó entusiasmado. Me acuerdo llegar a casa a contarle a su papá e invitándolo al próximo paseo para que él también disfrutara el tierno revuelo que provocan un par de bebes.

Por entonces no sabía que esa sensación me acompañaría por mucho tiempo. Todavía hoy siento la atención que despierta en los transeúntes el cochecito doble con mis bebés mellizos dentro. La magia de nacer acompañado es un imán para todos y una vivencia que provoca diferentes emociones: madres con coche simple que sonriendo exclaman: ¡No sé como hiciste!, madres múltiples que me ven como una oportunidad para recordar su historia y afirmar orgullosas: "yo también tengo mellizos" como confirmando la pertenencia exclusiva al club del dos por uno, los mellizos adultos que saludan a mis bebés como si fueran sus compinches y hasta de quienes apodé como los nostálgicos de la mellicitud que me dicen con sana envidia: "Siempre quise tener mellizos".

Siendo padres de mellizos es difícil pasar desapercibidos, vamos dejando una estela de curiosidad por nuestro recorrido. Todavía no sé que es lo que moviliza tanto de nacer acompañado, pero indudablemente llegar de la mano de un hermano al mundo, parece una experiencia preciosa.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Nuestros hijos son de todas

Los otros días llegue a lo de mi abuela -que ya tiene 101 años- con mis hijos. Con ella estaba también mi tía Marilú quien amorosamente me ayudó a cuidarlos, alimentarlos y dormirlos durante toda la tarde. A la hora de la despedida cuando le agradecí profundamente su colaboración, me respondió con una frase que me emocionó: "Nuestros hijos son de todas".

Días después, invité a casa a Ana mamá de Sofía y Lala mamá de Pedro y Fermín. Nos reunió la cercana geografía, la edad de nuestros hijos y el deseo de enseñarles el privilegio de la amistad. Cada una, llegó con su maternidad entrañable en diferentes manifestaciones: mamá de única hija, mamá de mellizos, y mamá de hijos muy seguidos, pero todas cuestionándonos por la crianza y lo mejor para ellos.

En el devenir de ese primer encuentro, recordé la maravillosa frase de mi tía. Sin conocernos, nuestros hijos fueron de todas por instantes. Mientras Ana me ayudaba con Lu que se escapaba a subir las escaleras, Lala se dedicaba a exclusivamente a su hijo mayor Pedro y yo acunaba en mis brazos a Fermín -de tres meses.

Pasamos la tarde acompañándonos en la crianza, enriqueciéndonos con nuevas miradas y yo sentí esa tarde como un gran regalo de mis hijos. Mientras ellos se relacionaban en su juego, también a nosotros nos estaban convirtiendo en amigas. Pero lo más importante y maravilloso es que nuestros hijos estaban ampliando su red de contención, estaban ganando muchas mamás que también por instantes los podían ayudar, sostener y jugar.

jueves, 10 de noviembre de 2011

El mundo en palabras de LU



Con su año y medio, Lu está comenzando a enunciar sus primeras palabras y con ello categorizando el mundo. Para ella lo femenino es mamá, lo masculino es papá, lo animal es babau, lo comestible papa y lo bebible auita.

Lo femenino es en sentido amplio, porque todo lo que compete al mundo femenino es de mamá. Toda imagen de mujer en las revistas, todos los zapatos de mujer, las carteras, los vestidos o géneros de colores son MAMA y lo mismo con lo masculino: PAPA. Los autos, también son de papá (no entiendo mucho la razón porque siempre anda en mi auto y jamás en el de su papá) pero es verdad que siempre lo ve bajarse al regreso del trabajo. Lo mismo sucede con el teléfono para ella -tanto el fijo como el celular- son líneas exclusivas para hablar con su papá y nadie más.

Solo cuando tiene caca y uno le pregunta ella responde: caca, como pidiendo un cambio de pañal. Para lo que ya conoce y le gusta, dice: ¡Mirá!. Y para todo descubrimiento,  su expresión es: OHHHHH poniendo la boca en forma de O con lo que obviamente todos los adultos nos quedamos encantados.

Estoy notando, también, en Lu, la noción de picardía, sabe muy bien cuando está trasgrediendo algunas normas que ya tiene incorporadas. En lugar de llorar como hacía antes, ahora comienza a reír (supongo que esa risa esconde algo de nervios por haber sido descubierta) y otra veces cuando quiere disuadir la situación baila, sabiendo que es gesto seduce. ¡Esto lo hace sobretodo cuando sube las escaleras!

Así está descubriendo, el mundo mi Lu, a través de la habla sólo se detiene en lo macro, pero en su lenguaje gestual demuestra estar fascinada por lo pequeño y los detalles. Supongo que pronto su habla llegará también a estos aspectos. 

Para fraseando a mi hija OHHHHHH que emoción!

lunes, 7 de noviembre de 2011

Juan: mi bebé real


A veces me parece que existe un imaginario sobre como deberían ser un bebé y los requisitos básicos serían: ser preciosos (Juan lo es así que en este punto salgo airosa), sonreír inmediatamente ante los desconocidos (acá empezamos a estar en falta), irse en brazos de personas que los quieren mucho por extensión de amor hacia los padres, pero que los bebés nunca antes conocieron (casi imposible y menos cuando se manifiesta ansiedad del otro lado), reírse frente a las muestras de afecto de los adultos (altamente improbable), pasado este periodo de gracia, quedarse tranquilo para que los grandes puedan conversar (creo que es es el punto que Juan mejor cumple!)

Cuando Juan no se comporta de acuerdo a este imaginario, la frase que recibo a modo de supuesto consuelo es: Ya se va a soltar. Como si fuera un problema que el tiempo fuera a resolver. Yo creo que obviamente el tiempo lo ayudará a tomar más confianza, pero me parece que su naturaleza es reservada ante lo desconocido. Juan necesita tiempo para entregarse a los demás, debe observar y analizar  detenidamente a los posibles depositarios de su confianza y afecto. Como percibo que así es su impronta me gusta respetarlo.

Esa actitud de mi hijo que puede ser leída por adultos ansiosos que buscan ganarse su simpatía como inmadurez, para mi es su virtud. Como Juan es intenso y se encariña profundamente con sus elegidos, me gusta que sea precavido al elegir a sus referentes. Me gusta que se proteja porque lo considero una manifestación de inteligencia.

Juan no es como la gente quiere, porque Juan es como él necesita para sentirse bien.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Aquello que intuía

A lo largo de mi maternaje, elaboré teorías caseras, enunciados intuitivos, precarios, casi infantiles que yo sentía como verdades irrefutables. Postulados que daban respuesta a millones de preguntas que se me acumulaban en la mente, cuando observaba absorta el milagro de la vida. Para mi sorpresa, con el tiempo fui constatando que algunas de esas teorías concluían igual que aquellas avaladas por la ciencia:

Lo primero que hice al llegar a mi casa luego de neonatología fue: “…Los bebés siempre alzados porque a un bebé en brazos nunca le va a pasar nada malo…”. Si yo estaba con Lu prefería que Juan estuviera en otros brazos sintiendo calor humano, un corazón latiente y la conexión con su especie.  Después sabría que en las culturas donde la madres portean a sus hijos, su ritmo cardiaco se sincroniza y la muerte de cuna se reduce de manera significativa. Muchas veces no me fue fácil y necesite generosidad de mi parte porque en la confusión de primeriza sentía a las cuidadoras como una amenaza. Pero cuando recapacitaba, me daba cuenta que no se trataba de mí, sino de mis hijos y era importante que fueran acunados, amados, arropados lo más posible. A juzgar por sus semblantes, no me equivocaban, estaban muy a gusto.

“Mis bebés deben estar siempre acompañados tanto de día como de noche”. Por entonces tampoco sabía nada sobre la practica del colecho e incluso, tenía la percepción que dormir con un bebé - y más aún con dos - podría ser peligroso. Recuerdo haberme cuidado estando alerta para no dormirme junto a mis hijos durante las siestas. Tenía un gran temor al síndrome de muerte de cuna y quería -que además de acompañarse ellos mismos en la misma cuna-  sintieran que una respiración velaba por sus sueños. Aún hoy duermen acompañados porque me tranquiliza pensar que cuando se despiertan en la mitad de la noche pueden mirar a un referente. Me gusta que la mamadera de la noche llegue de inmediato, que reciben una palmada luego de una pesadilla y que sean arropados cuando lo necesiten. Una vez leí que los bebés que durante los primeros meses son atendidos inmediatamente a sus demandas, pasados los seis meses lloran menos, porque tiene la seguridad de que cuando necesiten algo vendrá. Es como si los bebés durante los primeros meses estuvieran chequeando con qué cuentan. Yo quería que mis hijos sepan que siempre pueden contar además de con ellos mismos con alguien.

Cuando Lu tenía pocos meses lloraba de corrido, llegando a angustiar a quien estuviera a su cargo. Yo la tomaba en brazos y pensaba “Si llora, al menos que se sienta aceptada y querida”. Me resistía a creer que los bebés lloran porque sí y que hay dejarlos llorar. ¿Cómo podría ser que le gustará llorar porque sí? ¿Porqué se tomaría ese trabajo sin una razón?. Me llenaba de dolor verla enojada, molesta, incomoda y fuera de sí. Con el sonar de sus lagrimas mientras la acunaba, fantaseaba que si su cerebro se acostumbraba a una "supuesta sustancia química generada por llanto se volvería adicta y sería muy difícil, en el futuro, desarticular ese circuito orgánico y por ende esa conducta". Por más descabellada que parecía mi especulación, después sabría que cuando los bebés que lloran largamente generan una sustancia llamada cortisol, (similar a la que los adultos producimos por stress) razón por la cual luego de un llanto prolongado se duermen. Las cuestiones que estresan a los bebés son muy sencillas pero necesitan de un adulto para calmarse, ya que no pueden hacerlo por si solos como nosotros que podemos llamar a un amigo o practicar un deporte.

Me sigue sorprendiendo cómo la maternidad nos enseñan, nos provoca, nos guía hasta más allá de nosotras mismas. El milagro de se mamá, me invitó a conectarme emocionalmente para re-inventarme y moldearme según las necesidades de mi trinomio.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Miércoles Mudo: Me dormí así colgada


Miércoles Mudo” es un carnaval de blogs o blog hop iniciado por Maybelline de Naturalmente Mamá y participar es muy fácil, solo debes publicar los miércoles una foto (s) sin escribir nada para explicarla (s) (de ahí viene lo mudo). Luego no olvides enlazar en el linky que está debajo y dejar un comentario en cada uno de los blogs que decidas visitar. Para conocer como nació el Miércoles mudo y sus reglas, puedes hacer click aquí.

¿Madre hay una sola?

Mis hijos están creciendo rápidamente y en este devenir están asomando sus improntas. Cada uno se relaciona con el mundo, los conocidos y desconocidos, la comida, los juguetes y el sueño, por mencionar algunos, a su manera. Si cada persona es un mundo ver crecer en paralelo dos es una maravilla y reconocer cómo pesa lo masculino femenino un espectáculo adicional. Pero esta manifestación del ser único pone en escena el desafío de la maternidad más pronto.

Juan como he descripto en varias oportunidades, parece tener una relación asustadiza del mundo. Tenía miedo a la aspiradora, la escoba, los ruidos fuertes, el portón cuando abre, sufre largamente cuando se iba su niñera con llantos angustiosos, se ofende si salgo sola con su hermana y por la noche a veces se despierta con angustia. También su organismo expresa su sensibilidad, su piel es extremadamente delicada, cada salida de un diente es un evento con dermatitis repetidas intensas y cambios de humor. Por otro lado, Juan parece más dócil, le gusta todo lo que le presentamos para comer y si uno se predispone a que se duerman él se entrega al descanso. Es sus relaciones es demandante, le encanta recibir mimos y sentir la agradable temperatura de un otro cerca, se entrega gratamente a los abrazos y besos. Cuando la rutina se altera, él se toma descansos en privacidad como en una acción de regularse y tomar coraje para nuevamente enfrentar lo desconocido. Así veo a mi Juan un cariñoso incurable que tiene la risa más contagiosa del mundo y si uno le da tiempo puede descubrir su enorme adorabilidad.

Lu, en cambio, se cree dueña del mundo y se mueve por la vida demostrando esa sensación. No recuerdo ninguna manifestación de susto evidente en lo que lleva de vida, y no anda buscando amor de los mundo. Se sabe amada y si necesita algo confía en quien esté cerca para satisfacer sus deseos del momento. Lu parece conocer los artilugios femeninos de seducción:  comienza el coqueteo caminando cerca del desconocido, lo observa, sabe cuando alcanzarle un juguete como buena llamada de atención y entiende perfectamente el valor de una sonrisa bien desplegada como arma imbatible. Le encanta desafiarse para afirmar su sensación de onmipotencia, sube escaleras, quiere bajarlas parada, trepa todo espacio posible y escala con precisión. Cuando algo no es como ella quiere se enoja, no hay forma de invitarla a dormir sino es cuando ella quiere, sólo come lo que le gusta ese día en particular y se la puede ver hablándole a sus muñecos con una entonación de enojo seguido de besos. También su organismo parece enojarse alguna veces porque si lo pica un mosquito o le cae mal la leche hace una alergia con hinchazón o inestabilidad que no pasan desapercibidos. En estos días, ha adquirido una costumbre que me llena de ternura, cada tanto se acerca sigilosamente cuando estoy distraída y me da un beso para luego fugarse siguiendo una nueva fantasía de entretenimiento. Esa es mi hija con algo de indomable y todo de irresistible.

Me maravilla que estas incipientes personitas tienen su impronta más allá de mí, de mi accionar y de mi condición como criadora. Papá y yo deberemos ser mas que los mejores padres posible pero no en general, sino en individual. Hoy entendí que yo deberé ser la mejor mamá de Juan para ayudarlo a salir del caparazón con alegría para disfrutar de su crecimiento y ser la mejor mamá para Lu es mostrarle el reverso del capricho para que aprenda a calmar su alma impaciente.

Ser tantas madres como hijos tengamos puede ser una obviedad pero que conviene no olvidar y saber qué tipo de madre necesita cada uno, un maravilloso desafío.