domingo, 31 de julio de 2011

Las cosas por su nombre

Yo voy por la vida sintiéndome orgullosa de mis mellizos: para mi son buenísimos, se portan bien, son simpáticos, agradables, silenciosos y tranquilos. No me canso de sentirme y repetir que somos unos privilegiados.

También, debo reconocer que en algunas pocas ocasiones abandono esta "absoluta subjetividad maternal" y me doy cuenta que mis hijos son como todos los chicos tranquilos del mundo. Por suerte, entonces mi sabia conciencia rápidamente me recuerda alguna circunstancia especial que colabore con esta mirada positiva para luego afirmar:¡Es verdad, tus hijos son realmente buenísimos y se los ve alegres por la vida! 

Este positivismo en la crianza que puede parecer casi ingenuo, me resulta funcional y creo que es el punta pie de un circulo virtuoso.  Para mi, los hijos también se construyen en función de lo vemos en ellos y en consecuencia, les reflejamos. Como yo los veo buenos, ellos finalmente se definen como buenos; como los considero muy despiertos siempre estoy acentuamos sus logros y lo que aprenderán irremediablemente cuando llegue el momento preciso. Como creo que son capaces les doy oportunidades de resolver algunas situaciones para que se den cuenta de lo autónomos que pueden ser. En la misma línea lo que hoy no nos funcionó, pienso que mañana buscaremos la forma de corregirlo. 

La maternidad como nunca antes me ha sensibilizado sobre las cosas feas que sin pensar los adultos les decimos a los bebes, faltándoles el respeto. Eso si, en tono musical porque de esa forma parecieran volverlas inocuas. ¡A mis bebés les han dicho -en nombre del cariño- feo, vago, gordo asqueroso inmundo, travieso, hincha entre otros calificativos! ¿Cómo eso no va a ser el inicio de un circulo vicioso?

Yo me pregunto: ¿Si le decimos hincha no le estamos dando permiso para que se comporten de esa manera?. Yo vivo peleando para que a mis bebés NO les digan calificativos negativos o peyorativos ni con buen tono ni con mal tono, simplemente no se los digan y menos cuando refiere a un calificativo permanente o no a un situación particular. Es diferente decir, esta es una travesura a sos un travieso. Me dicen que exagero pero a mi me deja más tranquila. Quizás estas etiquetas sean inocuas como algunos dicen, pero prefiero no dar la opción a que les resuene como una posibilidad ninguno de esos calificativos en el futuro. Total no cuesta nada cambiar esos calificativos por algunos mas constructivos y reales. ¿Travieso no es mejor remplazarlo por curioso para un bebé de un año y dos meses?

Yo no lo considero sobreprotección, aunque sé que cuando sean más grandes recibirán calificativos maliciosos y negativos, para entonces ellos también podrán expresarse y decir: “no me gusta que me digas eso o elegir la respuesta que prefiera”.  Mientras tanto yo me siento su custodia emocional y prefiero que en su cabeza resuene aquello que son…. “Unos bebés amorosos y tranquilos que están descubriendo el mundo”. Sí, sí tal cual nosotros los vemos.

6 comentarios:

  1. Pues tienes toda la razón...aunque sí que es verdad, que a mí de una forma inconsciente me salen calificativos que en un principio no me parecen ofensivos pero que quizás se pudieran sustituir por otros...

    Buena reflexión!!

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  2. Q razon tienes, pero que dificil es!! yo tambien lo pienso pero soy yo misma la que sin pensar le digo a mi bichito a veces; pero que traviesa eres!
    Saludos

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  3. Hola,
    tienes un premio en mi blog. Pásate a recogerlo si quieres.
    www.educandoacuatro.blogspot.com

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  4. Lucre: totalmente de acuerdo! A mi me llama la atención como se utilizan calificativos y expresiones negativas con tono amoroso en vez de elegir palabras realmente amorosas... creo que habla de la cotidiana violencia encubierta que vivimos, y aunque parezca exagerado, yo también me opongo a que mi beba las reciba. Me gustó lo de la custodia emocional!!
    Beso enorme!!

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  5. Sí, es verdad... lamentablemente se usan apodos y frases de manera cariñosa que no tienen una buena connotación de fondo. Ojalá pudiéramos "protegerlos" siempre de las palabras ajenas, de todo lo que no nos gusta. Pero lamentablemente, no queda otra que de a poco dejarlos empaparse del mundo, del afuera que no siempre es tan lindo y tan ideal como quisiéramos que fuera para ellos. Qué difícil se vuelve aprender a soltarlos en esta época que nos toca vivir!
    Besos.

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