domingo, 31 de julio de 2011

Me despedí alegre! Este post me había quedo en borrador



Durante mi ausencia, se que algunas cosas van a cambiar y esta semana que se avecina no será igual para ellos, pero hay algo que estoy segura, y es que en cada momento van a recibir cariño por partido doble...

Van a tener mucho amor y de calidad. Espero y deseo profundamente que puedan aprovechar esta oportunidad para afianzar su relacion con su abuela, mi mamá y con los demás vinculos de apego que estan en cada desde que nacieron y los quieren profundamente.Algunas cosas no serán igual pero eso también puede ser muy positivo, porque hay mucha energía para darles amor y el amor tan comprometido nunca puede hacer mal.

Yo por mi parte, me he despedido alegre y contenta, buscando no trasmitir ni tristeza, ni inseguridad porque creo que ellos lo decodificarían mi estado de animo y eso si que puede angustiarlos. Yo no soy una madre que quiera evitarles sufrimiento a los hijos si es real, pero un viaje es para disfrutar! y eso también quiero que se lo sepan!

Las cosas por su nombre

Yo voy por la vida sintiéndome orgullosa de mis mellizos: para mi son buenísimos, se portan bien, son simpáticos, agradables, silenciosos y tranquilos. No me canso de sentirme y repetir que somos unos privilegiados.

También, debo reconocer que en algunas pocas ocasiones abandono esta "absoluta subjetividad maternal" y me doy cuenta que mis hijos son como todos los chicos tranquilos del mundo. Por suerte, entonces mi sabia conciencia rápidamente me recuerda alguna circunstancia especial que colabore con esta mirada positiva para luego afirmar:¡Es verdad, tus hijos son realmente buenísimos y se los ve alegres por la vida! 

Este positivismo en la crianza que puede parecer casi ingenuo, me resulta funcional y creo que es el punta pie de un circulo virtuoso.  Para mi, los hijos también se construyen en función de lo vemos en ellos y en consecuencia, les reflejamos. Como yo los veo buenos, ellos finalmente se definen como buenos; como los considero muy despiertos siempre estoy acentuamos sus logros y lo que aprenderán irremediablemente cuando llegue el momento preciso. Como creo que son capaces les doy oportunidades de resolver algunas situaciones para que se den cuenta de lo autónomos que pueden ser. En la misma línea lo que hoy no nos funcionó, pienso que mañana buscaremos la forma de corregirlo. 

La maternidad como nunca antes me ha sensibilizado sobre las cosas feas que sin pensar los adultos les decimos a los bebes, faltándoles el respeto. Eso si, en tono musical porque de esa forma parecieran volverlas inocuas. ¡A mis bebés les han dicho -en nombre del cariño- feo, vago, gordo asqueroso inmundo, travieso, hincha entre otros calificativos! ¿Cómo eso no va a ser el inicio de un circulo vicioso?

Yo me pregunto: ¿Si le decimos hincha no le estamos dando permiso para que se comporten de esa manera?. Yo vivo peleando para que a mis bebés NO les digan calificativos negativos o peyorativos ni con buen tono ni con mal tono, simplemente no se los digan y menos cuando refiere a un calificativo permanente o no a un situación particular. Es diferente decir, esta es una travesura a sos un travieso. Me dicen que exagero pero a mi me deja más tranquila. Quizás estas etiquetas sean inocuas como algunos dicen, pero prefiero no dar la opción a que les resuene como una posibilidad ninguno de esos calificativos en el futuro. Total no cuesta nada cambiar esos calificativos por algunos mas constructivos y reales. ¿Travieso no es mejor remplazarlo por curioso para un bebé de un año y dos meses?

Yo no lo considero sobreprotección, aunque sé que cuando sean más grandes recibirán calificativos maliciosos y negativos, para entonces ellos también podrán expresarse y decir: “no me gusta que me digas eso o elegir la respuesta que prefiera”.  Mientras tanto yo me siento su custodia emocional y prefiero que en su cabeza resuene aquello que son…. “Unos bebés amorosos y tranquilos que están descubriendo el mundo”. Sí, sí tal cual nosotros los vemos.

viernes, 29 de julio de 2011

Se dice de mí...

Desde que nació Lu es muy flaca, como yo también lo fui de niña, y está muy debajo del peso esperado para su edad según la tabla sobre peso guía de pediatría. Yo además de llevarla a los controles adicionales que me pide su pediatra, podría angustiarme y poner la comida en el centro de la escena de nuestra vida, pero prefiero seguir como mi idea pikleriana de "ni una cuchara más de la que ella acepta". 

Las tablas son simplemente tablas, pero mi hija es la mejor fuente de información sobre ella misma y para darse cuenta que esta bien alcanza con verla dormir, caminar, jugar y sobre todo reirse a carcajadas. 

Evidentemente hoy, la energía que consume es la suficiente que necesita para descubrir el mundo. Yo creo que ella sabe que el día que necesite más lo hará saber y vendrá una sabrosa cucharada adicional de la comida hecha con amor.

Ni yo, ni los médicos podemos saber mejor que ella que es lo que necesita de energía y lo que menos quiero es robarle su instinto sobre aquello que necesita… Aunque a veces me asusto y sufro, debo dejarme guiar por mi intuisión. Por las carcajadas divinas que nos brinda, tiene una energía maravillosa para vivir. 

Esto escribió Papá para vos...

UNA CANCION PARA JUAN

Sentí  tus manos apoyarse y te subí a mi regazo. Icé tu cuerpito de a poco, y como siempre te di un beso. Y allí te quedaste, quieto, con tus ojos verdes bien abiertos, mirando y oyendo en silencio esos sonidos tan nuevos. Música que nunca antes habías escuchado. Una escena que nunca habías visto. Y miré tu carita de asombro, y la sentí en mi cuerpo.

Tus hermanos rasgaban los instrumentos y cantaban, apasionados, tanto que no te vieron. Una canción de otros, música linda que crecía y crecía en ese mediodía tan pleno. Cada nota, cada movimiento de dedos apretando, acariciando las cuerdas estremece. Y la voz que se eleva, a dúo, un himno conocido, interpretado con sentimiento. Y tu expresión  y tu humanidad que acompaña, que inmóvil se conecta, con las notas, con la imagen, con el momento.

Los ojos cerrados de todos, menos los tuyos. Y las voces que se elevan, que emocionan. Gargantas que se esfuerzan y dedos ligeros que fabrican las notas, el arte. El sonido y los segundos que transcurren y atestiguan  la  imagen, la música, tu mirada nueva, tus latidos, el momento. Tu cuerpecito caliente se relaja e inmóvil siente, en lo profundo, en lo más adentro, algo nuevo. Algo que ingresa por los ojos, por los oídos y por el alma. Dos figuras que cantan, a ellos, a vos, en tus primeros meses de vida, algo tan bello.

La música se sostiene, hasta las fibras más íntimas, mías, tuyas. Y seguís mirando, y te sigo sintiendo. Los movimientos, el ritmo, las voces, el sonido que llega adentro. Junto con tu mirada profunda, nueva, y tu inmóvil silencio. Te miro de reojo y veo tu descubrimiento. La sangre, tus hermanos, un vínculo nuevo.

Los rasguidos se atenúan, las voces amainan. La canción termina y las pulsaciones cesan. Abrimos los ojos y te vemos sonriendo, con ojos abiertos de asombro y reconocimiento.

Ellos te ven a vos Juan, y vos los ves a ellos, en la sangre, bien adentro.

martes, 19 de julio de 2011

Habilidad de equilibrista para la mamá!

Hace dias que no escribo, hace dias que estoy con miles de preguntas pero no tantas palabras. Los bebés están divinos....Lu camina por todas las partes utilizando esta capacidad de locomoción mas que el gateo e incluso ahora lo hace con carga...trasladando cosas pesadas de un lado al otro. Pensar que la más chiquitita y que parecía menos despierta motrizmente, de pronto tomó valor y como me dicen algunos allegados "...lo pasó por la banquina a su hermano...". Por suerte ellos avanzan sin estar sesgados por nuestra lógica adulta de etapas, tiempos e importancia, y lo único claro es que aprenden, aprenden y aprenden sin importar el estadio de aprendizaje de su compañero.

El comenzar a caminar de Lu o la seudo caminata de rodillas de Juan manifiesta una nueva madurez de parte de ellos y en consecuencia la aparición de caprichos, berrinches, carcajas o llantos frente a un no, sabores rechazados, pedido de jugos...

Y yo que pienso .AY !!!!! ¡Qué difícil!  ¡No me quiero imaginar lo que viene más adelante! ¿Cómo hacen las madres ya consagradas? Yo trato de aceptar, aprobar y lo coinciliar lo máximo posible...no es que quiera ser permisiva, pero muchas veces me pregunto si estar diciendo y marcando todo el tiempo con NO y EXPLICANDOLES EL PELIGRO constante no estoy generando una falta de confianza hacia sus  iniciativas.

Además, ¿Podrán incorporar la noción peligro a la edad de un año? ¿Será positivo que la incorporen en un proceso de aprendizaje constante? ¿Valdrá la pena que les explique que algo puede ser peligroso? ¿O es preferible evitar exponerlos no dejando que se acerquen a la escalera o lo que fuera?

Por otra parte donde están los límites? Por ejemplo: Mis hijos en este proceso de aprender a caminar, han descubiertos andadores improvisados como empujar las silllas del comedor por toda la casa. Este descubrimiento que hicieron solitos merece mi admiración...y verlos reirse a carcajadas cuando lo hacen una sonrisa. Algunos me dicen que soy permisiva...¿Qué puedo decirles por eso? ¿Qué no empujen las sillas no permitiendo que usen esa nueva  habilidad? ¿Comprarles un caminador que remplace el que ellos descubrieron solitos? ¿Decirles que no lo hagan con las sillas del comedor pero si con otras?  Entonces pienso tendrán incorporadas la noción de sillas como para pretender que distingan unas de otras? ¿Además cuanto tiempo les divertirá días, semanas, meses?

También han llegado los berriches - que si bien no son nada llamativos ni estrepitodos - la nueva madurez los ha impulsado a comenzar a imponer sus deseos. Cuando son la respuesta a uno NO sensato e irrefutable (enchufes o cables por ejemplo) trato de hacerme la distraida y explicandoles que entiendo su enojo, y luego recurriendo a un "distrayente" con ánimo de salirnos de esa situación y comenzar otro descubrimiento. Pero a veces no funciona tan bien...:)

A decir verdad, esto de la maternidad de bebés de un año me está movilizando de una nueva manera. ¿Será realmente que soy una madre permisiva?  Yo no quiero ser permisiva o no permisiva, porque eso seria poner el acento en mi y lo que me gustaría es que mis hijos puedan de poquito y según la etapa que están atravesando tener ellos el control...Y para eso se deben sentir seguros de sus elecciones y sus iniciativas...Pero es una delgada línea....hay que ser equilibrista y a veces me caigo un poquito...

lunes, 11 de julio de 2011

Lu: la retadora

Cuando volví mi mamá y la tribu que los cuidó me contaron con entusiasmo cómo retaba Lu a todos. Balbuceando enérgicamente en su idioma y haciendo ademanes con sus dos manos retaba siempre que podía: a su hermano a quien fuera. Todo el mundo estaba fascinado por esta nueva forma de expresarse de Lu que repetía varias veces durante el día.

Yo la había visto en varias oportunidades hacerlo y debo reconocer que es muy graciosa, es tan expresiva y mueve sus manos con tanta gracia que dan ganas de comérsela a besos… (Algo que muchas veces no podemos resistir).

Pero lo llamativo es que  cuando llegue de mi viaje dejó de hacerlo y en esta semana desde que regresé nunca más lo hizo. Me puse a pensar: ¿Será que Lu retaba así durante mi ausencia porque estaba enojada? ¿Será que se preguntaría a ella misma y al resto del mundo dónde estaban su mamá y su papá?

Me surge la pregunta porque si bien durante mi viaje estuvieron: comieron normalmente, durmieron bien, estuvieron contentos y de buen carácter y no mostraron un cambio de humor sustantivo… ¡Quizás Lu usaba esa forma para demostrar su enojo y sobre aquello que no entendía…y como siempre toma la posta en lo emocional más que su hermano varón, en esos enojos preguntaba qué está pasando!

Chiquita mía, te pido disculpas si sufriste durante mi ausencia, pero si fue realmente así me encanta hija que puedas expresar de manera tan sana tus emociones. Reconocer lo que no te gusta y expresarlo habla de una capacidad maravillosa que muchas personas no llegan jamás a alcanzarla.

Mis caminadores anónimos…

Mis hijos están dando sus primeros pasos de una manera un poco curiosa para mí…la mayoría de las veces, lo hacen cuando están solos o cuando nuestra atención está en otro lado…

Cuando llegué de mi viaje, mamá me dijo: “Lu da algunos pasos solo cuando tiene ganas” y para mis adentros pensé: “Que amorosa mi chiquita, tiene una gran conexión con sí misma y no con el deseo y la expectativa ajena”… Así que en casa todos esperamos las ganas de LU para darnos el gusto de verla -nada más y nada menos que- dar sus primeros pasos. A veces son dos y otras son más, seis es lo máximo que vi, de reojo.

Hoy Juan también hizo lo mismo y se lanzó caminando de la mesa al sillón estupendamente bien. También incorporó otra nueva habilidad que me encanta, puede pararse desde la posición arrodillada y cuando lo hace, logra un impulso para dar un pasito inicial que en la mayoría de las veces termina con una caída de cola y continúa en gateo.

Me pregunto: ¿Todos los bebés comienzan a dar sus primeros pasos como decimos nosotros chistosamente en el anonimato? ¿Será que para ese movimiento tan evolucionado necesitan momentos de conexión completa donde puedan poner todas sus energías y concentración sin la dispersión que le provoca la presencia ajena? ¿O será que estas caminatas en anonimato para los adultos de mis bebés, son de alguna manera resultado de la mirada Pikler que respeta sus iniciativas de movimientos, sin pedirle ni solicitarles nunca hacer nada en particular con el objetivo en el afuera –es decir para agradarnos- sin pensar en su deseo?  ¿Será que mis bebés entiendo sus logros para sí mismos y no tienen incorporado la necesidad de agradar por eso?

Lo concreto es que están dando sus primeros pasos según su propio ritmo e interés. Por eso cuando otras mamás me dicen: Pero al final cuál es el beneficio de Pikler…porque los míos (hablando por sus hijos) caminaron mucho antes… Yo para mis adentros pienso: ¿Qué importa a lo largo de la vida cuando un bebé camina y porque somos tan objetivistas?… No deberíamos pensar mejor ¿Cómo llegó a lograrlo? ¿Qué aprendió en el proceso?¿Cómo lo hace? ¿Cómo lo disfruta? ¡Creo que mis hijos están aprendiendo además de a caminar a respetarse…y por eso buscan los momentos tranquilos para conectarse con su nueva habilidad! ¡¡¡Bravo LU y Bravo JUAN!!!

sábado, 2 de julio de 2011

La tribu de mis hijos...

Para mis hijos yo soy su referente más importante, pero no el único. Ellos saben que cuentan con otras personas que son fuente de amor, de cuidado, de protección, de contención además de su mamá y su papá.

Ellos saben que cuentan con su abuela que cuidó a Lu cuando me interné durante una semana con Juan por su infección a las semanas de nacer, ellos saben que cuentan con Dominga que vive con nosotros desde antes que nacieran y nos cuida a todos. Saben que cuentan con María que los acuna desde que tenían dos o tres meses. Saben que en esta tribu siempre hay un miembro disponible que no esta cansado, ni harto sino que con ojos atentos para observarlos, brazos libres para alzarlos, palabras explicativas sobre lo que los rodea y sobretodo, mucho amor para entregar.

Para mí como mamá, la tribu les suma a mis hijos un maravilloso mundo rico en afectos cotidianos, cercanos y amorosos. El algún momento de mis inicios maternales esto me asustó y pensé que quizás me robaba esa idea de diada encriptada que hoy parece que debiera ser la relación madre hijo. Hoy a la distancia me siento generosa de haberles brindando un mundo amplio, de haberles regalado una tribu intensa y amorosa. Una tribu que cada día que no estuve en casa le trasmitió mi amor, les contó de mis llamadas, de mis preguntas, de mis mensajes amorosos.  Estoy feliz de haberles regalado a mis hijos no sólo un vínculo de apego, sino varios… Mis hijos saben que además de con mamá y papá pueden contar con otras personas que los aman. Y eso creo que saber eso en la vida, les puede dar mucha seguridad.

Las ventajas de la tribu es que siempre hay un miembro dispuesto a acunar, alzar, jugar y amar. Mis hijos son tratados con amor y calma, es lo que ellos conocen y por ende lo que  devuelven: tranquilidad, alegría…

Me encanta que dentro de la rutina estable, disfruten de matices de la variedad, hay más de un estilo para jugar, de ser abrazados, besados y amados. Agradezco mucho, haber elegido y podido no quedarme sola con ellos queriendo darles todo. Agradezco haber superado las inseguridades que muchas veces atentó contra mi seguridad...todas eran madres múltiples, consagradas y sabían más que yo!

Creo que la crianza en tribu es la práctica más difundida de la humanidad, pero hoy no esta bien vista...Es una pena porque una tribu nunca roba, siempre suma...

Vuelta a casa....

Mi viaje terminó hace unos días, duró más de lo previsto por causa de las cenizas de volcán chileno lo que nos obligó a regresar cuatro días después y con algo de angustia por mi parte. Nos habíamos preparado para un tiempo y que se extendiera más, no ayudó. Tuvimos la mala suerte porque en la fecha del vuelo el aeropuerto de aquí -buenos aires- cerró y luego nuestra re programación, fue cancelada. La consecuencia fue peregrinar por aeropuertos y por mi parte, llorar frente a todos los encargados, hasta que conseguimos llegar a casa a la hora justa para dar de comer y bañar a mis mellizos.

¡¡¡La verdad es que tenía mucho miedo sobre como sería ese momento de re-encuentro!!! Temía que la sanción, de mis hijos hacia mí, fuera la indiferencia, algo así como una penitencia de hijos a padres. Me atemorizaba pensar que no hubiera un reencuentro emocional y que el desaire se extendiera por días. Ahora me doy cuenta que estaba proyectando, porque esa fue mi estrategia de niña cuando mis padres viajaron por un tiempo prolongado y nosotros – mis hermanos y yo – nos quedamos con nuestra abuela materna. En ese momento, lo primero que hice al escuchar que llegaban fue meterme debajo de una cama durante varias horas y no hablarle durante días. No la había pasado mal, todo lo contrario pero tenía entre vergüenza y picardía.

Llegamos a casa corriendo, dispuestos a alzarlos, abrazarlos, besarlos….Pero al mismo tiempo también intenté no atosigarlos con mis emociones acumuladas.  Lo primero que hice fue alzar a Lu tranquilamente mientras el papá alzada a Juan y entonces espontáneamente nos dimos un abrazo de cuatro.  Pero como mis hijos no son como yo y cada díada o triada –seria en este caso- es diferente. Juan y Lu me recibieron con sorpresa y yo diría que observantes.

Lu en mis brazos tomaba distancia para mirarme a la cara o mejor dicho a los ojos. Y así estuvimos algunos  minutos, mirándonos profundamente mientras le contaba de mi viaje, de lo que los extrañe y a su vez también reconocía sus propios sentimiento. Le expliqué, también como habíamos disfrutado y de lo mucho que habíamos pensando en ellos. Quizás para ellos más que para nadie es importante que sus padres tengan un vínculo genuino y renovado. Y eso le trasmiti que nos habia hecho muy bien!

Hoy a tres días de ese encuentro, creo que la palabra que mejor define el encuentro fue la seguridad. A los pocos minutos estábamos igual que antes, con sonrisas y respondiendo a mis mimos ya conocidos con las mismas carcajadas de siempre. Fue jugar como siempre para reírnos, disfrutar, y querernos….No hubo nada de sanción, nada de la indiferencia que yo imaginaba.

Me encanta pensar que este encuentro en paz es resultado de esta crianza tribal por llamarlo de alguna forma que yo elegí para ellos. Mis hijos no tienen un solo vínculo de apego, tienen varios…Y para mi en la vida saber que siempre podemos contar con alguien para mi es una gran tranquilidad y un privilegio...