domingo, 19 de febrero de 2012

¿Confiar no es parte del amor?

Cuando me dicen que soy una imprudente y que dejo hacer a Juan y Lu lo que quieren, yo tengo una mirada distinta. Es verdad que disfruto verlos trepar sillas y sillones, curiosear lejos de mí, subir y bajar escaleras, escalar mesas y sillas y que mi confianza parece llamar la atención de aquellos temerosos que se preocupan por sobre lo que podría pasar.

Pero creo que lejos de sentirme confiada de una manera infundada, es el resultado de un largo recorrido de “movimiento en libertad” que les ha posibilitado a Juan, Lu y a mí ser precavidos y conscientes de sus posibilidades. Cuando toman un "aparente riesgo para la mirada ajena" yo creo que han medido sus posibilidades, probado y estudiado hacerlo. Pero no lo digo como una madre que cree que sus hijos son especiales, sino después de haber tenido muchas veces miedo, de haber dudado mucho si ayudarlos o no,  de haber ubicado mis manos a veinte centímetros de distancia para que si salía mal la maniobra los pudiera atajar. He aprendido a ser respetuosa de sus decisiones motrices a fuerza de haberme asustado pero haberlos dejado con vigilancia permanente por el sólo hecho de respetar sus iniciativas. Y cuando han realizado una acción que si puede ser más peligrosa - como la vez que Lu se subió por un escalera de pintor con una solo y un año y pocos meses - yo busco ayudarlos a desandar esa acción. Mi postura es la siguiente si ya sabe realizarla, más vale que también sepa resolverla.

Reconozco también que cuando uno de mis hijos comienza alguna proeza física que otros etiquetan como riesgosa y me incitan a un posible rescate yo suelo afirmar: “Espera, espera estoy segura que lo va a poder resolver” y con orgullo siento que hasta ahora no me he equivocado. Salvo por un raspón en la nariz de Lu en una corrida donde el piso jugó una mala pasada, en este año y medio han habido muy pocos golpes, chichones, lastimaduras y frutillas y ninguno para consultar a un médico. ¿Siendo dos, no es la confirmación de que son precavidos?

No siento para nada una madre inconsciente que deja que sus hijos hagan lo que ellos quieren, pero si una madre motivadora que ellos hagan la mayoría de las cosas que pueden por si mismos. Estoy muy lejos de actuar así desde una mirada de desamor, sino de un profundo respeto y admiración. ¿Confiar a la vez que cuidar no es parte del amor? 

3 comentarios:

  1. Que lindo Beba!!! Me encanto y estoy de acuerdo contigo, en que muchas veces es mas duro, dejar que aprendan por si mismos que darles las cosas hechas.
    Me gusta mucho, la intensidad con la que estas viviendo tu maternidad. Yo reconozco, que lo hice todo por instinto, a las corridas y como pude y aun asi tuve la suerte de que los dos son un amor!!!
    Creo que si hay algo que tus enanos van a tener claro a lo largo de su vida y es que los has buscado, deseado y querido como pocas...
    Beso Gde. Agus

    ResponderEliminar
  2. a mi me pasa algo muy curioso!y es bueno poder compartirlo, a veces una se siente una loca, y es justamente esto que contas vos! mi mama (siempre en reunion contamos a modo de chiste)que si ella ve a mi hija de tres años subir sola a una silla dice- Cuidadoooo te vas a caerrrr y te vas a aabrir la piernaaa y te va a sangrarrr y se puede quebrarrr etc etc,asi de exagerada es jaja y yo, mira como son las cosas siempre estoy atenta pero no encima! (mi madre me odia)PEROO jamas JAMAS y no exagero le paso nada a mi nena! a penas caidas tontas jamas un chichon! con lo cual deja mas que claro que si soy loca, es locura sana jajaj gracias por el espacio!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

      Eliminar

Para dejar comentarios, por favor haganlo como anomimo, ya que es la unica manera que los toma correctamente. AH! eso si, diganme quienes son!