martes, 19 de abril de 2011

No quiero gastar algo tan importante como el NO

Muchas veces me pongo a pensar porqué los adultos pensamos que debemos repetir varias veces en el día la palabra “No” a los más chicos y de esa forma “evidente” los estamos cuidando y demostrándoles nuestro amor. Cuando algún adulto  está interactuando con mis bebés y les repite varias veces la palabra NO, me incomoda. Entiendo las razones y me doy cuenta la buena intención, pero lo mismo prefiero que la palabra NO esté reducida a lo imprescindible.

Los No que me molestan están relacionados con: ¡No podes querer tocar todo!, ¡Eso no es para jugar!, ¡No podes querer escalar todo!, ¡No podes querer salirte! (en mi caso no podes salir de la manta) y así una cantidad. Creo que todos esos NO, en realidad deberíamos festejarlos como SI aunque la corrección fuera lo misma.

Es muy bueno y valioso que nuestros bebés quieran tocar todo, porque justamente están explorando, descubriendo y conociendo el mundo que los rodea. En todo caso, nos corresponde a nosotros como padres, pensar cómo haremos los lugares seguros… para que  justamente puedan dar rienda suelta a su instinto explorador.

Hay situaciones particulares que claramente debemos explicarle el peligro, pero entonces la expresión debería ser más amorosa y explicativa. Ahora mismo Juan intenta meter el dedo en la calefacción porque le llama la atención, entonces trato de guiarlo, trasmitiéndole la idea del calor y el peligro. Hasta ahora, han sido dos intentos, y claro he tenido que recurrir al no, igual que con los enchufes, pero lo mismo festejo su curiosidad. Gracias, a que muy pocas veces, Juan recibe un No contundente, tiene una clara conciencia de su significado.

Esta mirada sobre el NO, se debe a que pienso que no puede ser inocuo para un niño -que está desarrollando su interrelación con el mundo- encontrase en varias situaciones de diferente magnitud con un No como respuesta a sus elecciones espontáneas. ¿Cómo conformará su seguridad si ante cada acción espontanea tiene un no? ¿No le estaremos creando la necesidad de pedir permiso, ante cualquier impulso de investigar? Si es así, cuando lo haga, no podremos pensar que le falta independencia, sino que más bien que necesita cotejar su deseo con nuestra aprobación.

Por eso prefiero para mis bebés -que están construyendo su conciencia y su emoción-, lo hagan desde una aprobación implícita. Si no escuchan demasiados NO es porque lo están haciendo bien. Pero va mas allá de lo prohibido,  si no están invitados permanentemente –en nombre de la motivación - a jugar de determinada manera, realizar tal o cual prueba, es porque etstamos festejamos sus elecciones espontáneas y respetamos sus tiempos y deseos.

Quizás por eso, me gusta mucho el espacio Pikler de casa, porque también habla de esta forma de ver las cosas: la baranda es una clara limitación “semiótica” que marca que ahí se puede estar seguro: no hay enchufes, no hay objetos pesados que puedan caerse, no hay cables para tirar, la superficie es amable para las caídas permitiendo intentar todas las piruetas, las barandas son útiles para practicar y está lleno de juguetes para investigar, conocer y jugar.

Como ahora son pequeños soy yo quien configuro su espacio, pero me gustaría que cuando tengan que generarse sus propios espacios con amigos, en el colegio y en la vida, puedan realizarlos de tal manera que también les brinde la misma sensación de seguridad y de aprobación implícita, que tiene hoy cuando están en su espacio Pikler.

Creo que obviamente como todos, recibirán varias veces un No en la vida, pero por ahora prefiero que consideren el No como absoluto y por eso, no quiero que se gaste en una cantidad de situaciones cotidianas. Más adelante será el momento de trabajar sobre los límites infranqueables de aquellos que pueden ser negociados.

6 comentarios:

  1. Ay Lucre! Vos sos como Pepe Grillo... la voz de la conciencia. Menos mal que estas con el blog, asi cada tanto me volves al carril. GRACIAS!!

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  2. Me has dado una buena razón para reflexionar. Es muy fácil decir que no a menudo, y al final acaba perdiendo su significado. Gracias por la entrada.

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  3. lucre, sos una genia! cuando tenga un bebe voy a ser madre pikler

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  4. Me gusta mucho, Laura

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  5. Dejé el no a un lado, cambiandolo por distraer su atención con el sí... y finciona :D

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  6. Creo que tienes mucha razón. Los NOs deberían ser pocos y siempre de acuerdo con unas reglas establecidas y claras para los niños y consecuentes (no se vale decir un día sí y al otro no, así el niño se da cuenta, de que ese NO es realmente importante). Los niños deben comprender el significado de ese NO, el porqué, saber que tiene un sentido, poder comprenderlo; sinó se trata tan solo de una palabra vacía.
    Me gusta mucho tu blog, gracias por invitarme :-D Úrsula

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