jueves, 27 de octubre de 2011

¡Qué equivocada estaba!

Si bien no soy esas personas que se derriten ante todos los bebés y niños, toda la vida me imaginé mamá. A los pocos días de conocer al padre de mis mellizos Juan y Lu, le pregunté sobre su deseo de una nueva paternidad tardía, como lo llaman ahora. El tenía cuatro hijos de un matrimonio anterior, pero para mí tener hijos no era negociable. Jamás me planteaba porqué, simplemente lo deseaba. Y si alguna vez el miedo me confundía, pensaba la gente se arrepiente de muchas elecciones, pero jamás de tener hijos.

Imaginaba que llegado el momento, sería buena madre.  Ahora, me doy cuenta que tenía una concepción de la maternidad muy lejana a la actual, consideraba la educación como la simbólica tarea de moldear arcilla. Como un trabajo en una sola dirección que con esfuerzo y perseverancia tendría buenos resultados. En mi imaginación, sospechaba también, que sería mejor madre de niños y adolescentes que de bebés porque siempre me había sentido más cómoda con los niños que pueden hablar. Me encanta perderme con ellos en argumentaciones, curiosidades y disquisiciones infantiles.

Hoy, por suerte, no soy la madre que imaginaba ser. En muchas situaciones que trato de actuar de la manera más respetuosa, me acuerdo de lo que suponía que debía hacerse en estos casos y cuán equivocada estaba. Muchas explicaciones que hoy doy antes me hubieran parecido una pérdida de tiempo que se solucionaban con muchos No y punto. Mis hijos me han transformado y me han invitado a tener una nueva mirada: Definitivamente, hoy la crianza me parece una tarea recíproca, donde todos incluido su papá nos vamos moldeando en continuado.

Hoy considero la crianza como un camino de transformación y algo de lo que intuía antes de serlo es verdad: la maternidad es maduración, evolución y profundo disfrute... Cuando la mirada es respetuosa y confiada la devolución es respetable y confiable.

La maternidad me corrió de preocuparme todo el tiempo en mí para entregarme a lo que más quiero. Toda mi energía y deseo tienen un objetivo claro de observación y de ocupación. Si dicen que las personas más felices son aquellas entregadas al ayudar a los demás y al voluntariado; debe ser por eso misma razón que siente tan bien ser mamá. 

Por último, sobre mi incapacidad hacia la bebitud, ahora pienso sobre cuanto menospreciaba toda comunicación que no fuera a través de la palabra. Estoy agradecida a mis hijos por haberme ayudado a descubrir la capacidad de observación... 

11 comentarios:

  1. Seguro que todas hemos soñado alguna vez con ser un tipo de madre que luego ha distado mucho de lo que realmente somos.
    Después de convertirme en madre me he dado cuenta que se aprende con la observación y junto con el hijo.
    Bonita entrada y reflexiones!

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  2. Lucre,
    Yo al contrario que tu siempre me recuerdo diciendo que no quería tener hijos y ¡que equivocada estaba! ;-)
    La maternidad consciente es profundamente transformadora. Totalmente deacuerdo en que nos educamos y nos transformamos mutuamente grandes y chicos. Esa es la riqueza del amor incondicional.
    Abrazos madurando!

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  3. Yo nunca había querido tener hijos hasta que el chip me cambió no hace tanto. Pero yo también he cambiado mucho en mi visión de muchas cosas sobre la maternidad, y todo gracias a mi hija.
    Desde luego la maternidad es un camino de maduración, de evolución y de profundo disfrute.
    Un abrazo

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  4. Que maravilloso post! Me identifico mucho con tu primera frase. Yo no esperaba nda de la maternidad y ya embarazada empecé a pensar lo precioso que sería alimentar a mi bebe con mi propio cuerpo. Luego según van creciendo me maravillo de lo que me ofrecen y me transforman. Está siendo una experiencia extraordinaria esta de ser madre.

    Un beso!

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  5. Lucre no me canso de decirtelo; me encanta tu forma de pensar, de ver las cosas.
    La maternidad te transforma, de arriba a abajo. un abrazo

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  6. Todavía lo recuerdo. Fue hace más de seis años durante una cena a la luz de la vela en un restó del bajo San Isidro. Estaba muy enamorado de la morocha con tonada cordobesa que tenía enfrente. Me lo soltó así nomás. “Yo sigo saliendo con vos pero quiero ser madre”. En ese momento no supe porqué su imposición me enamoró aún más. Ahora los miro a Juan y Lu y lo entiendo. Aquella cena fue el inicio de todo.

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  7. Acabo de aterrizar en tu blog y me quedo por aca! Me encanto leerte! Soy Bren, de Bs As tambien y mi blog es www.amosermama.com.ar
    Saludos!

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  8. Mi madre solía decirnos que nunca sabríamos lo que nos quiere hasta que no fueramos madres. Qué razón tenía! Da igual lo que planees, lo que sueles, la maternidad es algo que no puedes imaginar hasta que no te sucede.

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  9. Qué razón...no vale planificar nada...la maternidad te desmonta cualquier plan previo!!!!!

    Gracias a nuestros hijos que tanto nos enseñan cada día!

    un beso

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  10. Lucre, coincido en cada una de tus palabras!! Menos mal que la maternidad te abre los sentidos y te cambia la mente y el corazón. Eres una excelente mamá. Desde hoy me pego a tu blog!!

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  11. Yo también he sentido como me ha cambiado la maternidad en todos los sentidos. Mi mayor propósito no es ser la madre que quería ser sino la que mi hijo necesita que sea. :)
    Un abrazo

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