Mi hijo Juan ha materializado muchas destrezas motrices antes que su hermana, pero en materia de lenguaje Lu lleva la delantera.
Cuando lo observo balbucear de corrido frente a situaciones sorprendentes, pienso en la gran cantidad de información que debe estar acumulando en su cabeza pero que parecen sufrir un embotellamiento cuando llegan a su boca. Frente a cualquier emoción sólo logra emitir un rosario de balbuceos de corrido que no conforman ni una sola palabra descifrable, pero manifiestan un desesperado intento de habla. Cada vez que escucho modulación de sonidos constantes imagino cuán atrapado debe sentirse en la búsqueda de una acertada mecánica que fluya en lenguaje.
Su no vocabulario se reduce a una sola enunciación cuando algo lo sorprende, un sólo sonido que utiliza para describir sus máximas expresiones de alegría: TUNGE. Un vocablo inventado que lo repite seguidamente tanto como dura su sorpresa, emoción, alegría o lo que fuera. Una cacofonía festiva porque lo utiliza en toda situación que lo alegra.
Ese momento llegará de un día para el otro, estoy segura y quedarán en el olvido éstos entusiastas intentos frustrados de conversar. Pero hay algo que quedará, esta palabra de su autoría formará parte de nuestro vocabulario familiar para siempre para utilizarla justamente cuando no nos alcanzan las palabras.
¡Tungetunge por mi hijo Juan!
Que lindo!! La palabra, creación de mi hija es "cungá". Me encanta leerte.
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