La sabiduría que yo encontré en Pikler y que más me conmovió es que los adultos no somos quienes sabemos todos y los bebés nada. Yo creo que los bebés saben más de lo que creemos. Ellos saben cuando no están cómodos, saben que tienen hambre, saben que están molestos pero quizás no sepan etiquetar ese cansancio con la causa del sueño. Pero lo concreto que saben que algo les pasa y no lloran porque sí. Está en nosotras como madres, promoverles conectarse -y ayudarlo a ponerle nombre- con ese saber o sin querer hacer que poco a poco pierdan esa capacidad. Si los dejamos llorar o no le leemos su molestia, los bebés terminarán por pensar que su necesidad es como mínimo inadecuada.
Por eso me encanta la palabra respeto, porque habla de tener capacidad de observar y escuchar sus necesidades y deseos, de tener que soportar a veces mi miedo en post de esperar que mis bebés resuelvan una situación o tener que aceptar mi limitación para descubrir su deseo. Evidentemente me estoy refiriendo a un hecho en la cual el riesgo es pequeño... Siempre me acuerdo de una frase que leí en el libro "Besame Mucho" del Dr. Gonzalez, refieriéndose a los límites y que decía algo por el estilo: "...Si el niño se está por tomar una botella de lavandina, evidentemente sabemos que hay un límite". Esta sabiduría que queremos conservar se refiere aquella que la consecuencia no es de gravedad, pero que nos obliga a nosotros como adultos a pensar en cómo actuar: puede ser coartando su iniciativa o adecuándonos a los tiempos del bebé que en general no son los acelerados de nuestra vida actual, y esperando a ver como lo resuelve poniendo a prueba a veces nuestros nervios.
Puede parecer sutil esta idea, pero para mi fue fundamental. No es más importante el juego que yo le propongo que el suyo, no es más importante mi descubrimiento por más espectacular que sea que el suyo, no es más interesante el juguete que yo compré que el que se inventó, no son más importantes mis palabras adultas y correctamente pronunciadas que las suyas con mezclan cacofónicas personales. Cada interés es el mejor que puede tener mis hijos en el presente, porque es el que puede manejar y el que lo hace sentir poderoso.
En el día a día como mamá trato de brindarles un entorno seguro donde ellos puedan manifestarse y pienso que cada una de sus manifestaciones es perfecta porque es la de ellos... Por supuesto que a veces me dan ganas de comerlos a besos y lo hago, al mismo tiempo que les digo perdoname que te interrumpa pero es que no podía con la tentación...Al fin y al cabo, también es lindo recibir un sorpresa amorosa...
Emmi Pikler fue una pediatra húngara con una mirada original sobre el desarrollo motriz del niño. Como madre de mellizos comencé este recorrido porque me conmovió profundamente leer “Movimiento en Libertad” y definitivamente cambio mi enfoque sobre la crianza. Este blog, es la manifestacion de mi necesidad de generar un espacio para compartir con otras madres experiencias, dudas, alegrías y los logros de nuestros bebés.
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