lunes, 26 de septiembre de 2011

Por eso no dejo de mirarlos

Este fin de semana mi amiga Carola con su hija Inés vinieron a visitarnos. El motivo del viaje fue ir a cumplir la promesa que habíamos hecho a la virgen de Luján cuando buscábamos a nuestros bebés, mientras aparentemente ellos esperaban que nosotras estuviéramos listas para recibirlos.

Sólo tuve un instante para agradecer mientras observaba los bebés correteando por la multitud...antes de ir a buscar a Lu que recorría la iglesia y Juan que trepaba por la escalinata por nombrar alguna de las miles de actividades que en un instante descubrieron para desplegar.

Promesas son promesas, y una buena oportunidad para dar gracias....y mientras corría no dejé de agradecer por la bendición de mis mellizos. Todo lo que había pasado en mi vida desde entonces, cómo había cambiado todo para siempre y para mejor, cómo no dejaría de vivir nada de lo pasado y sobre lo absolutamente entusiasmada que estaba por vivir el futuro.

Y aquí estoy sintiéndome una absoluta privilegiada...no se qué es lo que me gusta tanto de la maternidad. Quizás sea el entregarme profundamente y absolutamente con todas las ganas del mundo de dar lo mejor... Definitivamente creo que ellos vinieron a cambiarme la vida, a enriquecerme, a motivarme, a cambiarme, a transformarme... Y lo están haciendo, ellos me enseñan a mi y yo no me quiero perderme nada.

Por eso no quiero dejar de mirarlos... y tampoco de escribir... es tan intenso la maternidad que me parece que las emociones se suceden unas con otras y necesito después poder gozarlas, releerlas, re vivirlas...

Más siendo madre primerizas de mellizos, siento que no me alcanzo el tiempo para disfrutar...

1 comentario:

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