lunes, 26 de marzo de 2012

Dos actitudes emocionales diferentes

Para mi no es lo mismo ser mamá de una mujer que de un varón porque cada género me pone en movimiento dos situaciones emocionales diferentes. Cuando Lu, hace un berrinche aunque trato de controlarlo, hay algo de mi femenino que se mueve y se proyecta en su capricho.

Me parece identificarme con lo que significa ese no y en muchas oportunidades lo relaciono más que con el motivo propiamente como una excusa que busca generar una respuesta en el otro. Pero si ese no llegara a ser el caso, confío que se repondrá de ese capricho con una sonrisa cercana y lo superará como yo he podido siempre. Es como sin querer la viera más fuerte y se que estos caprichos se superan como yo lo hecho con todas mis malcrianzas, que no son pocas ni siquiera hasta ahora que ya soy madre. ;).

Con Juan, en cambio, cada berrinche suyo apela a otras emociones. Mi condición maternal se mueve hacia un deseo de protección y de buscar revertir eso que le sucede de manera inmediata y definitiva. Es como si al no saber en lo masculino como se siente el límite ni el sufrimiento quisiera ayudarlo a que ese "dolor del no inamovible" se le pase lo más rápido posible. Y como muchas veces no puedo - porque esos no tiene su razón - me quedo pensando que sentirá en su hombría.

Con Juan debo hacer un mayor ejercicio para no volverme blanda, no mimarlo demasiado y que no me persuada con su llanto angustioso. Con mi hijo varón debo convencerme a mi misma intelectualmente para confiar que este hombrecito pequeño - como le comenzado a decir desde que le corte el pelo y tiene más carita de niño - podrá también resolver también sus caprichos con su propia templanza masculina que se le está forjando ahora, para toda su vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para dejar comentarios, por favor haganlo como anomimo, ya que es la unica manera que los toma correctamente. AH! eso si, diganme quienes son!