lunes, 28 de febrero de 2011

La autonomía de Juan

En su juego autodidacta de aprender lo que puede e intentar lo que no puede, hay algunas transiciones que obviamente no son las precavidas de su parte y aunque es un golpe de piso -la cabeza no puede pegar demasiado - a mí me dan un susto.

Si no está en su espacio Pikler -que tiene toda la seguridad para ellos- tengo que estar muy atenta a sus decisiones. A veces se dan situaciones que ellos no controlan tan bien  (por ejemplo: el borde de la galería que hay un escalón) que podrían ser más riesgosas.  En ese momento, me paro muy cerca de el para ver si realmente está explorando o se está por largar, para atajarlo si es que avanza. En la mayoría de las veces no avanza sin analizar previamente y solo después de mirarlo varias veces cuando está seguro, ahí si SE MANDA! Así que siempre me da oportunidades de cuidado!

Cuando estaba en posición de costado y comenzó a ponerse boca arriba, se pegaba unos golpes (de piso) que no le hacían nada, pero le dolían y ese fue, otro momento que después de calmarlo no sabía qué hacer. Lo ayudo en la próxima vez? Pero, podre ayudarlo siempre o tendrá que aprender? Lo agarro cuando se está por dar vuelta? Una vez no pude mas de ver que se pegaba, lo ayude y lo di vuelta. Lo que más me sorprendió es que note que lo descoloque...si bien no se pego, me miro como sabiendo no se qué paso...

La verdad es que siguió girando y después de un par de pequeños porrazos -no más de dos días máximo- aprendió y comenzó a girar con una armonía con la cual nunca más se volvió a pegar. Ahora yo se que cada situación de aprendizaje de un nuevo movimiento es lo mismo.

Ayer investigando en la cocina, comenzó a tirar del bandejero una bandeja, una amiga sorprendida me dijo: Le saco la bandeja? y yo dije no: Espera, espera que la va a sacar despacio, vas a ver que no le pasa nada! La verdad que la saco, despacio y callo un poco detrás de el - era muy liviana - así que no había riesgo. El la sintió y siguió como si nada. Ni lloro, ni se mosqueo diría yo! Ya sabía de dónde venía ese ruido.
Me encanta ver esa condición de hacer, mirar si está bien y corregir. Me encanta que lo aprenda como un juego, que lo tenga internalizado sin que nadie tenga que explicárselo. 

Juan es el movedizo de la casa, nada lo detiene y hace todo a gran velocidad y lo mejor es que lo hace todo con una gran sonrisa. Parece decirme cada vez que me mira en medio de una acción: Yo sé cómo se hace, mama! Y yo creo, que de verdad sabe que hay que ser precavido!

1 comentario:

  1. Lucre, me encantó el blog y me parece que tanto los mellis como vos tienen mucha suerte de poder ellos empezar la vida en esta tierra con una base tan buena y vos de poder disfrutar de tu maternidad tan conectada. Un placer. Divino Juan en la foto. Besos a toda la familia, los quiero!

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