martes, 22 de febrero de 2011

Lu -de tres meses- tenia algo para decirme


Pero había algo me hacía sentir mal en mi capacidad de maternaje. Era que Lu lloraba muchísimo (después sabría que era alérgica a la proteína de la leche) y yo al verla mal, atinaba a alzarla pensando si al menos se siente mal o está molesta que se sintiera querida, aceptada y considerada.

Pero entonces lo que más me llamaba la atención era que se calmaba cuando la dejaba un minuto en la cama para hacer algo, o cambiarla. Ese momento de tranquilidad de mover las patas y los bracitos libremente la tranquilizaba. 

Entonces a veces cuando estaba molesta yo la dejaba al lado mío en la cama y le decía: "Bueno Lu, un ratito sola". Pero eso me dolía mucho como madre, me parecía que se sentía mejor sola que conmigo. Incluso si alguien me sentía diciendo eso, me decían que era muy fuerte que le dijera así: sola, sola...

Lu, lloraba tanto que yo tenía miedo que nadie la quisiera porque todo el mundo me la devolvía como un paquete y jugaban con Juan. Un día le cuento esto a mi profesora de Feldenkrais y me empieza a contar sobre Emmi Pikler... Entonces me di cuenta que Lu, no quería estar sola, necesitaba estar libre.

1 comentario:

  1. guau! acabo de leer esto y fue justo lo que me pasó con mi beba, cuando la ponía sola en su cuna se tranquilizaba de inmediato. yo también quería tenerla siempre encima por lo del apego, pero culpa de la cesárea que se abrió tuvimos que hacer reposo (yo y ella conmigo!) y estábamos más cómodas una al lado de la otra, mirándonos pero respetando nuestros espacios. y si,se siente raro!! pero es verdad que sus tiempos no son los nuestros y uno a veces tiene la impresión de que los molesta en sus descubrimientos...los niños nos enseñan tanto!

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