viernes, 23 de diciembre de 2011

Juan y Lu. ¿Y mamá?

En la última visita a Liliana Gonzalez -mi pediatra- me hizo notar cuanto han avanzado mis hijos en su individualización. Durante la hora de consulta, cada uno estuvo dedicado a su actividad sin estar pendiente de lo que hacía su hermano ni jugar a lo que yo consideraba como la recreación de sus juegos intrauterinos tan frecuentes en sus primeros meses luego del nacimiento. 

Durante algunos minutos mis hijos se abrazaban, se trepaban alternadamente uno se subía encima del otro, mientras reían a carcajadas pareciendo remitir a un viejo juego. Yo disfrutaba ese espectáculo, pensando que mostraba algo de esa larga convivencia en la panza que sólo ellos conocieron y que sentí a fuerza de patadas fantaseando sobre qué pasaría ahí adentro. Durante ocho meses, imaginé como se habrían descubierto, cómo se ubicaban mutuamente en busca de comodidad y hasta cómo jugaban con un otro desde el inicio de su vida. Fue tal su cercanía que dejó huellas en su conformación que Juan nació con su cabeza aplastada de tanto amalgamarse en el torso de su hermana y Lu más pequeña por cederle lugar.

Me conmueve pensar que el latido del corazón de su hermano fue el sonido más fuerte que los acompañó y que mi propio latido se debe haber escuchado como un eco lejano. Mis bebés se conocen el uno al otro antes que a mí, distinto de lo que sucede en una díada madre e hijo no múltiple. Tener un hermano para Juan y Lu, es una certeza que nunca han debido construir porque para ellos es una obviedad casi biológica. 

Durante el embarazo, cuando les hablaba muchas veces pensaba ¿No les estaré interrumpiendo?. Y aún hoy que los juegos se han ido modificando me encanta observarlos desde lejos... No se como conversan pero entre balbuceo y balbuceo los he visto reírse al unísono. 

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Límites ¿Absolutos?


Muchas veces se me presenta el dilema sobre qué hacer si su abuela les invita chocolate a mis hijos, o su papá les convida coca cola. ¿Si les permito ver televisión por la cómo podré volver a imponer el ritmo de una sola hora por la tarde? ¿Si un día de calor dejo que juegan con la manguera siempre querrán hacerlo? Si una vez los invito a jugar bajo la lluvia para que la descubran como entenderán después que no pueden hacerlo siempre?  Entonces lo que me devela sobre los límites son las excepciones, pero lo que más me preocupa es mi sensación que estaba siendo arbitraria y poco claro en la crianza.

Ahora en cambio me gusta pensar y trasmitirles a mis hijos que además, existen algunas cuestiones que a veces se pueden hacer algunas cosas y otras no, a veces podemos jugar con agua, a veces podemos andar sin ropa, a veces podemos salir de la rutina.

No se puede hacer lo mismo en todos los lugares y en todo momento, pero con un rutina consistente y pautas claras, a veces también podemos ser flexibles. De otro modo: ¿Cómo podría privarlos de descubrir la lluvia?. Hacia calor y esta lluvia merecía ser vivida así....

lunes, 19 de diciembre de 2011

Separar, sin el sentido de penitencia

Juan siempre quiere aquello que tiene Lu y ella muchas veces se lo da sin angustiarse, algunas simplemente deja lo que tiene en su mano cuando ve que viene a sacárselo y otras llora con impotencia haciéndole saber de su bronca de todas las formas que puede.

En la mayoría de las veces trato de no intervenir y si lo hago es explicándole a Juan que a Lu no le gusta que le saquen las cosas. Si bien siento la injusticia adentro mío por Lu, trato de no etiquetar a él ni impedirle a ella que desarrolle sus propias estrategias de defensa. Pero claro, Lu más chiquita físicamente, muchas veces no puede enfrentarlo aunque si la he visto correr escapando a la vez que se ríe con sensación victoriosa.

Muchas veces veo que Lu parece más chinchuda que su hermano y creo que en parte puede deberse a su impotencia. No debe ser agradable que cada vez que elegís un juguete para explorar o estás tomando tranquilamente la mamadera venga una mano que lo arranque ni tampoco que te despierten de tus siesta bombardeada por osos o almohadas. ¡Eso puede poner de mal humor a cualquiera!

Cuando veo que la situación se torna incontrolable, pongo a uno de los dos en el corral, pero no con sentido de penitencia sino con sentido de respeto. Entiendo que a Lu, no le guste que le saquen todo y le doy su espacio para poder disfrutar de sus elecciones a su ritmo y sin que nadie la aceche. También me parece una instancia de respeto para Juan porque en ese momento la baranda ejecuta un límite  externo a la vez que consistente. Quizás en el futuro, pueda comprender que si su hermana tiene un objeto es una baranda simbólica similar a la que rodea el corralito que no se puede atravesar.

Me encantan también que aprendan a conectarse con la necesidad de recluirse cuando no pueden manejar sus impulsos. A mi también me pasa que cuando estoy rodeada durante mucho tiempo de gente necesito minutos para bajar decibeles y conectarme por eso sospecho que puede pasarles lo mismo.

Me da mucha alegría cuando Lu puede terminar de tomar su mamadera tranquila en su corral sin que nadie la moleste, ni siguiera por amor. Sé que sabe que cuando quiera salir, yo estaré lista para sacarla. Y Juan parece no sentirse mal, simplemente descubre su propia capacidad de identificar objetos de observación y descubrimiento.

sábado, 17 de diciembre de 2011

¿Los berrinches son para mi?


Lu ha comenzado con los berrinches y cuando no consigue lo que quiere, se tira al piso, se arquea, gira y llora con un desgarro como si le estuviera negando la vida. Juan anda por el mismo camino y los escasos No que recibe parece ser la mayor ofensa del mundo.

Mis amados Juan y Lu de año y medio están decididos a hacerme saber que están dejando de ser bebés y tal como les invité están disfrutando de su autonomía y libertad. Menos mal que alguna vez leí que los berrinches son parte del proceso de individualización y consolidación de su propio YO, porque de otro modo me sentiría algo frustrada. Cuando comienzan estos episodios, se me activa algún lugar primitivo y pienso con todo lo que le doy, cómo puede ser que por una sola cuestión que digo que no venga éste escándalo. Es evidente que estos berrinches de mis hijos, sacan a la luz a mi propia niña caprichosa que también tengo que manejar.

Pasado ese momento me doy cuenta que la respuesta de mis hijos no es contra mí, que no es personal y que es parte del saludable proceso de crecer. Estoy tratando de aprender a querer y aceptar los berrinches: Entonces lo primero hago es darles la razón: "Entiendo que NO te guste que te digan que No", después  explico mis propias razones por las cuales dije que NO -seguridad, cuidado, respeto o lo que fuera- y por último, me quedo cerca acompañando: "Acá estoy cerca tuyo disponible para cuando me necesites, mamá no puede sacarte el enojo pero si estar con vos para abrazarte cuando vos quieras".

Desde que me estoy amigando con los berrinches de mis hijos suceden con menos frecuencia, me siento mas poderosa y pude salir de esa situación rarísima en que caía algunas veces cuando con la intención de querer ayudar a mis hijos a salir de ese enojo finalmente parecía casi pelear de igual a igual. ¡¡¡Como se imaginarán obviamente siempre ganaban ellos y yo quedaba débil inútil a su lado!!!. ¿Como podría ayudarlos a salir de ese estado si yo misma estaba fuera de eje?.

De todos modos, prefiero que los berrinches pasen en la intimidad de mi casa porque cuanto estoy con gente o fuera de nuestros espacios me cuesta más encauzarlos y mi propia niña interna grita: ¡No por favor ahora no!

martes, 6 de diciembre de 2011

Jugando a ser mamá

Por estos días mi hija Lu ha sacado a relucir su incipiente instinto maternal y la he encontrado varias veces paseando por el pasillo de casa con su bebé en brazos al tiempo que lo palmea, igual que ella fue acunada desde los primeros días.

Pero hoy a través de una ventana, pude observarla en su juego de mamá. Descubrí cómo en la intimidad con su bebé toma en brazos delicadamente, lo acomoda sobre su regazo pareciendo buscar la posición más cómoda para ambos, lo besa con delicadeza y lo que más me emocionó, es cómo a cada gesto lo va anunciando con un balbuceo amoroso y una mirada que invitaba al dialogo. ¡Tendría que haberla filmado!

Me emocioné profundamente cuando la vi con tan sólo su año y medio maternar de esa forma. Lo mejor que puedo decir es que me sentí tranquila, pude observarme en ella y darme cuenta que la lucha cotidiana que realizo para convercer a mi tribu que me ayuda en la tarea de maternizar a mis mellizos, estaba valiendo la pena. Lu estaba entregando aquello que recibía: cuidados respetuosos, de calidad y amorosos. 

viernes, 2 de diciembre de 2011

Tunge, tunge....


Mi hijo Juan ha materializado muchas destrezas motrices antes que su hermana, pero en materia de lenguaje Lu lleva la delantera.

Cuando lo observo balbucear de corrido frente a situaciones sorprendentes, pienso en la gran cantidad de información que debe estar acumulando en su cabeza pero que parecen sufrir un embotellamiento cuando llegan a su boca. Frente a cualquier emoción sólo logra emitir un rosario de balbuceos de corrido que no conforman ni una sola palabra descifrable, pero manifiestan un desesperado intento de habla. Cada vez que escucho modulación de sonidos constantes imagino cuán atrapado debe sentirse en la búsqueda de una acertada mecánica que fluya en lenguaje.

Su no vocabulario se reduce a una sola enunciación cuando algo lo sorprende, un sólo sonido que utiliza para describir sus máximas expresiones de alegría: TUNGE. Un vocablo inventado que lo repite seguidamente tanto como dura su sorpresa, emoción, alegría o lo que fuera. Una cacofonía festiva porque lo utiliza en toda situación que lo alegra.

Por ahora, Juan parece una persona de pocas palabras, pero estoy segura que el día que encuentre el engranaje perfecto entre sus ideas y las palabras, nos inundará de palabras deliciosas.

Ese momento llegará de un día para el otro, estoy segura y quedarán en el olvido éstos entusiastas intentos frustrados de conversar. Pero hay algo que quedará, esta palabra de su autoría formará parte de nuestro vocabulario familiar para siempre para utilizarla justamente cuando no nos alcanzan las palabras.

¡Tungetunge por mi hijo Juan!

jueves, 1 de diciembre de 2011

¿La mesa es mala?

Muchas veces cuando Juan o Lu se caen, patinan, tropiezan o golpean, yo prefiero observar sin decir nada para no inducirlos a ninguna reacción y simplemente esperar a que ellos descubran el sentimiento -dolor, susto o lo que fuera - surgido del episodio.

No es que sea demasiado tranquila o desalmada como algunos interpretan sino que simplemente no creo que una reacción efusiva de mi parte sea mejor que mostrarme disponible. Si manifiesto una preocupación por estos mínimos accidentes del aprendizaje, siento que los estoy marcando como errores cuando solo me parecen parte del proceso. El estar "disponible" en lugar de gritar o actuar efusivamente, aliviana muchas situaciones cotidianas, porque muchas veces somos los adultos quienes consideramos graves cuestiones que los chicos sobrellevan naturalmente.

Por la misma razones, tampoco me gusta aplaudir o felicitar cuando mis hijos se levantan de una caída y jamás culpo a los objetos domésticos por aquello que les sucede. Si mis hijos se golpean con una mesa, jamás digo: "Mesa mala, porque golpeaste a mi bebé" y menos aún les indico a ellos que lo digan luego del episodio. Me da sensación que en ese pequeño gesto estaría avalando la idea de culpar a los otros por aquello que nos sucede y no sobre lo que podríamos haber hecho nosotros para evitarlo. Cuando mis hijos se chocan contra una mesa u otro objeto siempre les digo: "Recalculando" como diría un gps y luego explico: "Entiendo tu malestar, estás enojado porque antes pasaba bien por abajo de la mesa pero como creces muy rápidamente ahora ya no podes hacerlo. Tendrás que dimensionar nuevamente y estoy segura que te adaptarás como siempre los has hecho".

No sé cuánto entienden mis palabras por ahora, pero tengo la esperanza de dejar huella en sus conciencias de que los errores son valiosas fuentes de información. Por ahora sus dificultades son objetos inanimados de la casa, pero mañana serán otros y la formula pareciera ser la misma: reconocerlos y sacarle provecho. ¡Ojalá sea así!

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Miércoles Mudo: Lu de año y medio...



Miércoles Mudo” es un carnaval de blogs o blog hop iniciado por Maybelline de Naturalmente Mamá y participar es muy fácil, solo debes publicar los miércoles una foto (s) sin escribir nada para explicarla (s) (de ahí viene lo mudo). Luego no olvides enlazar en el linky que está debajo y dejar un comentario en cada uno de los blogs que decidas visitar. Para conocer como nació el Miércoles mudo y sus reglas, puedes hacer click aquí.



1. Soy Mamá Blog  20. Mamushka Julie: MM VI - Helpless  
2. Somos Mamás Directorio  21. faznha  
3. Naturalmente Mamá  22. Mommyhoods's Diary  
4. P-ART-Y: Cool Warm Kitty!  23. Creatividad Siempre  
5. La Mamá de Nicolás  24. Mami Holistica y Genial~Llegando a Chicago!  
6. Ana Laura ..::Durmiendo::..  25. Mi Dia a Dia  
7. Una colombiana en California  26. Spanish4Kiddos  
8. De FAMILIA, dos puntos  27. mama especial cuenta conmigo  
9. Mamá Moderna  28. Latina Country  
10. Mari  29. Mariposas y serpientes  
11. MADRE NOVATA  30. Mami Talks - Home office update  
12. MaternArte - "Precausión: Visibilidad Reducida"  31. Carrusel de Sofía  
13. El Diario de Mam@: Al rico Cola Cao... !!!  32. SpanglishBaby  
14. Mommy Bitacora  33. Cuando Olía a Vainilla  
15. NUTRICAMPEONES  34. Rebe  
16. Amarillo  35. 30inLove  
17. Amo Ser "Mamá"  36. Mamá con instintos naturales  
18. Ezzy Guerrero-Languzzi  37. Experiencias de una madre Pikler  
19. Mami Kanguro, naturalmente protegidos  38. This Way Mami { Cuando Mami no mira..}  

viernes, 18 de noviembre de 2011

¡Qué bien vestidos!


Cuando no era madre, la ropa era un sostén para fantasear sobre mi futura maternidad y cada vez que pasaba frente a una vidriera infantil, me imaginaba como disfrutaría de esa tarea. Cuando finalmente lo fui y comencé a observar a mis bebés en su movimiento libre mi concepción sobre la indumentaria infantil cambió drásticamente. Dejó de parecerme tierno ver a un bebé vestido graciosamente como un adulto o respondiendo cuestiones estéticas de la moda.

Me puse a pensar porqué no estaba mas difundida la noción de comodidad en la moda infantil con toda la tecnología que existía para el mundo adulto. ¿Qué nos pondríamos para una carrera de obstáculos en la que debemos arrastrarlos, trepar, estirarnos y realizar destrezas que nos obligan a dar lo mejor de nosotros? ¿Qué tipo de zapatos preferiríamos para estar sentados sin tocar el piso?, ¿Elegiríamos un material duro como los jeans para trepar? ¿Buscaríamos ropa de varios talles más grande que nos moleste el ruedo y que se nos caiga al momento de aprender un nueva actividad? ¿Elegiríamos prendas con capucha, cinturón cuando vamos a estar mucho tiempo descansando en un cuna o sentados?

Muchas veces cuando mis conocidos ven a mis hijos vestidos sencillamente se admiran pero mi respuesta es siempre la misma: "Quiero que incorporen la noción de bienestar, comodidad, sensorialidad a través de la vivencia cotidiana y la ropa es una pieza clave para lograrlo". De hecho las veces que me tiento con un vestido para Lu, cuando se lo pongo me doy cuenta que más allá de mi placer personal de verla preciosa a ella en nada la estoy ayudando: el vestido se convierte en un obstáculo adicional al relieve del terreno, el equilibrio, el escalón. Todavía mi princesita no sabe que para subir un escalón conviene subirse un poco la parte de adelante del vestido y tampoco creo que sea importante aprenderlo por ahora.

Por eso para ellos, prefiero peinados no tirantes, prendas de algodón agradable al tacto y sin etiquetas irritantes, conjuntos que sean fáciles de poner y sacar y que les permitan moverse en libertad a la vez que los protejan cuando quieren caminar de rodillas y gatear, además de estirarse, rolar, patear, trepar, subir escaleras y descansar.

Puede ser que mis hijos no están divinamente vestidos, pero en lo posible trato que estén respetuosamente vestidos. Pero obviamente para una circunstancia excepcional me doy en el gusto con aquello que me encanta!!!! Todas las mujeres sabemos que podemos soportar un pequeño sacrificio estético...si la ocasión lo merece!

martes, 15 de noviembre de 2011

Paseando mellizos


Todavía me acuerdo el primer paseo y cuanto me llamó la atención lo sorprendidas quedaban las personas por la mellicitud a nuestro paso. Tengo presente todavía las miradas, las sonrisas de ternura, las felicitaciones generosas y hasta la bocina de un colectivero que me saludó entusiasmado. Me acuerdo llegar a casa a contarle a su papá e invitándolo al próximo paseo para que él también disfrutara el tierno revuelo que provocan un par de bebes.

Por entonces no sabía que esa sensación me acompañaría por mucho tiempo. Todavía hoy siento la atención que despierta en los transeúntes el cochecito doble con mis bebés mellizos dentro. La magia de nacer acompañado es un imán para todos y una vivencia que provoca diferentes emociones: madres con coche simple que sonriendo exclaman: ¡No sé como hiciste!, madres múltiples que me ven como una oportunidad para recordar su historia y afirmar orgullosas: "yo también tengo mellizos" como confirmando la pertenencia exclusiva al club del dos por uno, los mellizos adultos que saludan a mis bebés como si fueran sus compinches y hasta de quienes apodé como los nostálgicos de la mellicitud que me dicen con sana envidia: "Siempre quise tener mellizos".

Siendo padres de mellizos es difícil pasar desapercibidos, vamos dejando una estela de curiosidad por nuestro recorrido. Todavía no sé que es lo que moviliza tanto de nacer acompañado, pero indudablemente llegar de la mano de un hermano al mundo, parece una experiencia preciosa.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Nuestros hijos son de todas

Los otros días llegue a lo de mi abuela -que ya tiene 101 años- con mis hijos. Con ella estaba también mi tía Marilú quien amorosamente me ayudó a cuidarlos, alimentarlos y dormirlos durante toda la tarde. A la hora de la despedida cuando le agradecí profundamente su colaboración, me respondió con una frase que me emocionó: "Nuestros hijos son de todas".

Días después, invité a casa a Ana mamá de Sofía y Lala mamá de Pedro y Fermín. Nos reunió la cercana geografía, la edad de nuestros hijos y el deseo de enseñarles el privilegio de la amistad. Cada una, llegó con su maternidad entrañable en diferentes manifestaciones: mamá de única hija, mamá de mellizos, y mamá de hijos muy seguidos, pero todas cuestionándonos por la crianza y lo mejor para ellos.

En el devenir de ese primer encuentro, recordé la maravillosa frase de mi tía. Sin conocernos, nuestros hijos fueron de todas por instantes. Mientras Ana me ayudaba con Lu que se escapaba a subir las escaleras, Lala se dedicaba a exclusivamente a su hijo mayor Pedro y yo acunaba en mis brazos a Fermín -de tres meses.

Pasamos la tarde acompañándonos en la crianza, enriqueciéndonos con nuevas miradas y yo sentí esa tarde como un gran regalo de mis hijos. Mientras ellos se relacionaban en su juego, también a nosotros nos estaban convirtiendo en amigas. Pero lo más importante y maravilloso es que nuestros hijos estaban ampliando su red de contención, estaban ganando muchas mamás que también por instantes los podían ayudar, sostener y jugar.

jueves, 10 de noviembre de 2011

El mundo en palabras de LU



Con su año y medio, Lu está comenzando a enunciar sus primeras palabras y con ello categorizando el mundo. Para ella lo femenino es mamá, lo masculino es papá, lo animal es babau, lo comestible papa y lo bebible auita.

Lo femenino es en sentido amplio, porque todo lo que compete al mundo femenino es de mamá. Toda imagen de mujer en las revistas, todos los zapatos de mujer, las carteras, los vestidos o géneros de colores son MAMA y lo mismo con lo masculino: PAPA. Los autos, también son de papá (no entiendo mucho la razón porque siempre anda en mi auto y jamás en el de su papá) pero es verdad que siempre lo ve bajarse al regreso del trabajo. Lo mismo sucede con el teléfono para ella -tanto el fijo como el celular- son líneas exclusivas para hablar con su papá y nadie más.

Solo cuando tiene caca y uno le pregunta ella responde: caca, como pidiendo un cambio de pañal. Para lo que ya conoce y le gusta, dice: ¡Mirá!. Y para todo descubrimiento,  su expresión es: OHHHHH poniendo la boca en forma de O con lo que obviamente todos los adultos nos quedamos encantados.

Estoy notando, también, en Lu, la noción de picardía, sabe muy bien cuando está trasgrediendo algunas normas que ya tiene incorporadas. En lugar de llorar como hacía antes, ahora comienza a reír (supongo que esa risa esconde algo de nervios por haber sido descubierta) y otra veces cuando quiere disuadir la situación baila, sabiendo que es gesto seduce. ¡Esto lo hace sobretodo cuando sube las escaleras!

Así está descubriendo, el mundo mi Lu, a través de la habla sólo se detiene en lo macro, pero en su lenguaje gestual demuestra estar fascinada por lo pequeño y los detalles. Supongo que pronto su habla llegará también a estos aspectos. 

Para fraseando a mi hija OHHHHHH que emoción!

lunes, 7 de noviembre de 2011

Juan: mi bebé real


A veces me parece que existe un imaginario sobre como deberían ser un bebé y los requisitos básicos serían: ser preciosos (Juan lo es así que en este punto salgo airosa), sonreír inmediatamente ante los desconocidos (acá empezamos a estar en falta), irse en brazos de personas que los quieren mucho por extensión de amor hacia los padres, pero que los bebés nunca antes conocieron (casi imposible y menos cuando se manifiesta ansiedad del otro lado), reírse frente a las muestras de afecto de los adultos (altamente improbable), pasado este periodo de gracia, quedarse tranquilo para que los grandes puedan conversar (creo que es es el punto que Juan mejor cumple!)

Cuando Juan no se comporta de acuerdo a este imaginario, la frase que recibo a modo de supuesto consuelo es: Ya se va a soltar. Como si fuera un problema que el tiempo fuera a resolver. Yo creo que obviamente el tiempo lo ayudará a tomar más confianza, pero me parece que su naturaleza es reservada ante lo desconocido. Juan necesita tiempo para entregarse a los demás, debe observar y analizar  detenidamente a los posibles depositarios de su confianza y afecto. Como percibo que así es su impronta me gusta respetarlo.

Esa actitud de mi hijo que puede ser leída por adultos ansiosos que buscan ganarse su simpatía como inmadurez, para mi es su virtud. Como Juan es intenso y se encariña profundamente con sus elegidos, me gusta que sea precavido al elegir a sus referentes. Me gusta que se proteja porque lo considero una manifestación de inteligencia.

Juan no es como la gente quiere, porque Juan es como él necesita para sentirse bien.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Aquello que intuía

A lo largo de mi maternaje, elaboré teorías caseras, enunciados intuitivos, precarios, casi infantiles que yo sentía como verdades irrefutables. Postulados que daban respuesta a millones de preguntas que se me acumulaban en la mente, cuando observaba absorta el milagro de la vida. Para mi sorpresa, con el tiempo fui constatando que algunas de esas teorías concluían igual que aquellas avaladas por la ciencia:

Lo primero que hice al llegar a mi casa luego de neonatología fue: “…Los bebés siempre alzados porque a un bebé en brazos nunca le va a pasar nada malo…”. Si yo estaba con Lu prefería que Juan estuviera en otros brazos sintiendo calor humano, un corazón latiente y la conexión con su especie.  Después sabría que en las culturas donde la madres portean a sus hijos, su ritmo cardiaco se sincroniza y la muerte de cuna se reduce de manera significativa. Muchas veces no me fue fácil y necesite generosidad de mi parte porque en la confusión de primeriza sentía a las cuidadoras como una amenaza. Pero cuando recapacitaba, me daba cuenta que no se trataba de mí, sino de mis hijos y era importante que fueran acunados, amados, arropados lo más posible. A juzgar por sus semblantes, no me equivocaban, estaban muy a gusto.

“Mis bebés deben estar siempre acompañados tanto de día como de noche”. Por entonces tampoco sabía nada sobre la practica del colecho e incluso, tenía la percepción que dormir con un bebé - y más aún con dos - podría ser peligroso. Recuerdo haberme cuidado estando alerta para no dormirme junto a mis hijos durante las siestas. Tenía un gran temor al síndrome de muerte de cuna y quería -que además de acompañarse ellos mismos en la misma cuna-  sintieran que una respiración velaba por sus sueños. Aún hoy duermen acompañados porque me tranquiliza pensar que cuando se despiertan en la mitad de la noche pueden mirar a un referente. Me gusta que la mamadera de la noche llegue de inmediato, que reciben una palmada luego de una pesadilla y que sean arropados cuando lo necesiten. Una vez leí que los bebés que durante los primeros meses son atendidos inmediatamente a sus demandas, pasados los seis meses lloran menos, porque tiene la seguridad de que cuando necesiten algo vendrá. Es como si los bebés durante los primeros meses estuvieran chequeando con qué cuentan. Yo quería que mis hijos sepan que siempre pueden contar además de con ellos mismos con alguien.

Cuando Lu tenía pocos meses lloraba de corrido, llegando a angustiar a quien estuviera a su cargo. Yo la tomaba en brazos y pensaba “Si llora, al menos que se sienta aceptada y querida”. Me resistía a creer que los bebés lloran porque sí y que hay dejarlos llorar. ¿Cómo podría ser que le gustará llorar porque sí? ¿Porqué se tomaría ese trabajo sin una razón?. Me llenaba de dolor verla enojada, molesta, incomoda y fuera de sí. Con el sonar de sus lagrimas mientras la acunaba, fantaseaba que si su cerebro se acostumbraba a una "supuesta sustancia química generada por llanto se volvería adicta y sería muy difícil, en el futuro, desarticular ese circuito orgánico y por ende esa conducta". Por más descabellada que parecía mi especulación, después sabría que cuando los bebés que lloran largamente generan una sustancia llamada cortisol, (similar a la que los adultos producimos por stress) razón por la cual luego de un llanto prolongado se duermen. Las cuestiones que estresan a los bebés son muy sencillas pero necesitan de un adulto para calmarse, ya que no pueden hacerlo por si solos como nosotros que podemos llamar a un amigo o practicar un deporte.

Me sigue sorprendiendo cómo la maternidad nos enseñan, nos provoca, nos guía hasta más allá de nosotras mismas. El milagro de se mamá, me invitó a conectarme emocionalmente para re-inventarme y moldearme según las necesidades de mi trinomio.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Miércoles Mudo: Me dormí así colgada


Miércoles Mudo” es un carnaval de blogs o blog hop iniciado por Maybelline de Naturalmente Mamá y participar es muy fácil, solo debes publicar los miércoles una foto (s) sin escribir nada para explicarla (s) (de ahí viene lo mudo). Luego no olvides enlazar en el linky que está debajo y dejar un comentario en cada uno de los blogs que decidas visitar. Para conocer como nació el Miércoles mudo y sus reglas, puedes hacer click aquí.

¿Madre hay una sola?

Mis hijos están creciendo rápidamente y en este devenir están asomando sus improntas. Cada uno se relaciona con el mundo, los conocidos y desconocidos, la comida, los juguetes y el sueño, por mencionar algunos, a su manera. Si cada persona es un mundo ver crecer en paralelo dos es una maravilla y reconocer cómo pesa lo masculino femenino un espectáculo adicional. Pero esta manifestación del ser único pone en escena el desafío de la maternidad más pronto.

Juan como he descripto en varias oportunidades, parece tener una relación asustadiza del mundo. Tenía miedo a la aspiradora, la escoba, los ruidos fuertes, el portón cuando abre, sufre largamente cuando se iba su niñera con llantos angustiosos, se ofende si salgo sola con su hermana y por la noche a veces se despierta con angustia. También su organismo expresa su sensibilidad, su piel es extremadamente delicada, cada salida de un diente es un evento con dermatitis repetidas intensas y cambios de humor. Por otro lado, Juan parece más dócil, le gusta todo lo que le presentamos para comer y si uno se predispone a que se duerman él se entrega al descanso. Es sus relaciones es demandante, le encanta recibir mimos y sentir la agradable temperatura de un otro cerca, se entrega gratamente a los abrazos y besos. Cuando la rutina se altera, él se toma descansos en privacidad como en una acción de regularse y tomar coraje para nuevamente enfrentar lo desconocido. Así veo a mi Juan un cariñoso incurable que tiene la risa más contagiosa del mundo y si uno le da tiempo puede descubrir su enorme adorabilidad.

Lu, en cambio, se cree dueña del mundo y se mueve por la vida demostrando esa sensación. No recuerdo ninguna manifestación de susto evidente en lo que lleva de vida, y no anda buscando amor de los mundo. Se sabe amada y si necesita algo confía en quien esté cerca para satisfacer sus deseos del momento. Lu parece conocer los artilugios femeninos de seducción:  comienza el coqueteo caminando cerca del desconocido, lo observa, sabe cuando alcanzarle un juguete como buena llamada de atención y entiende perfectamente el valor de una sonrisa bien desplegada como arma imbatible. Le encanta desafiarse para afirmar su sensación de onmipotencia, sube escaleras, quiere bajarlas parada, trepa todo espacio posible y escala con precisión. Cuando algo no es como ella quiere se enoja, no hay forma de invitarla a dormir sino es cuando ella quiere, sólo come lo que le gusta ese día en particular y se la puede ver hablándole a sus muñecos con una entonación de enojo seguido de besos. También su organismo parece enojarse alguna veces porque si lo pica un mosquito o le cae mal la leche hace una alergia con hinchazón o inestabilidad que no pasan desapercibidos. En estos días, ha adquirido una costumbre que me llena de ternura, cada tanto se acerca sigilosamente cuando estoy distraída y me da un beso para luego fugarse siguiendo una nueva fantasía de entretenimiento. Esa es mi hija con algo de indomable y todo de irresistible.

Me maravilla que estas incipientes personitas tienen su impronta más allá de mí, de mi accionar y de mi condición como criadora. Papá y yo deberemos ser mas que los mejores padres posible pero no en general, sino en individual. Hoy entendí que yo deberé ser la mejor mamá de Juan para ayudarlo a salir del caparazón con alegría para disfrutar de su crecimiento y ser la mejor mamá para Lu es mostrarle el reverso del capricho para que aprenda a calmar su alma impaciente.

Ser tantas madres como hijos tengamos puede ser una obviedad pero que conviene no olvidar y saber qué tipo de madre necesita cada uno, un maravilloso desafío.

viernes, 28 de octubre de 2011

Menos es más


Cada vez que me reúno con un grupo de madres y escucho la cantidad de actividades que desarrollan sus hijos: guardería, natación y paseos, me quedo sin palabras y con algunas dudas sobre si lo estaré haciendo bien.

Mis hijos tienen una vivencia rutinaria y apacible. Las veces que me entusiasmo con sumarles actividades extras o arrastrarlos a mis programas, luego me desaliento. Pienso en que deberán adaptarse a un nuevo espacio, un ritmo externo y que son pequeños para tanto ajetreo diario. Entonces, sólo elijo los programas donde habrá niños de su edad para que conozcan nuevas relaciones además de su idílica diada.

Nos lo dejo por comodidad como muchos me dicen; sino que considero contenedor que queden en su espacio, con referentes conocidos y que sus deseos se registran al instante. Por las similares razones, tampoco quiero que vayan a guardería de dos años. Me da tranquilidad estar cerca de ellos, porque aunque me dedique a otras tareas, estoy disponible para escucharles la risa como el llanto.

Esta es la manera que me sale, en la que creo y - por suerte- puedo hacerlo. Bajo ningún deseo cortarles las alas para tenerlos pegados o no dejarlos crecer para no enfrentarme con el vacío, como me han dicho. Simplemente me parece, que durante los primeros años: MENOS ES MÁS.

Ya tendrán por delante de obligaciones, horario y tareas como todos y confío que serán ellos quienes me irán marcando ese ritmo. Cada día noto como piden más libertad, radios de exploración más generosos y más tiempo independiente de la mirada adulta. Por ahora, prefiero que se entretengan con cuestiones naturales, la primavera por ejemplo es un nuevo nuevo universo de exploración con sus sonidos, perfumes, texturas y seres vivos que ellos pueden descubrir de otra manera que el año pasado.


No quiero llenarlos de actividades, porque estoy convencida que crecer descubriendo el mundo por ellos mismos es sumamente estimulante y saber gozar del encanto de la tranquilidad es un valor para la vida.


jueves, 27 de octubre de 2011

¡Qué equivocada estaba!

Si bien no soy esas personas que se derriten ante todos los bebés y niños, toda la vida me imaginé mamá. A los pocos días de conocer al padre de mis mellizos Juan y Lu, le pregunté sobre su deseo de una nueva paternidad tardía, como lo llaman ahora. El tenía cuatro hijos de un matrimonio anterior, pero para mí tener hijos no era negociable. Jamás me planteaba porqué, simplemente lo deseaba. Y si alguna vez el miedo me confundía, pensaba la gente se arrepiente de muchas elecciones, pero jamás de tener hijos.

Imaginaba que llegado el momento, sería buena madre.  Ahora, me doy cuenta que tenía una concepción de la maternidad muy lejana a la actual, consideraba la educación como la simbólica tarea de moldear arcilla. Como un trabajo en una sola dirección que con esfuerzo y perseverancia tendría buenos resultados. En mi imaginación, sospechaba también, que sería mejor madre de niños y adolescentes que de bebés porque siempre me había sentido más cómoda con los niños que pueden hablar. Me encanta perderme con ellos en argumentaciones, curiosidades y disquisiciones infantiles.

Hoy, por suerte, no soy la madre que imaginaba ser. En muchas situaciones que trato de actuar de la manera más respetuosa, me acuerdo de lo que suponía que debía hacerse en estos casos y cuán equivocada estaba. Muchas explicaciones que hoy doy antes me hubieran parecido una pérdida de tiempo que se solucionaban con muchos No y punto. Mis hijos me han transformado y me han invitado a tener una nueva mirada: Definitivamente, hoy la crianza me parece una tarea recíproca, donde todos incluido su papá nos vamos moldeando en continuado.

Hoy considero la crianza como un camino de transformación y algo de lo que intuía antes de serlo es verdad: la maternidad es maduración, evolución y profundo disfrute... Cuando la mirada es respetuosa y confiada la devolución es respetable y confiable.

La maternidad me corrió de preocuparme todo el tiempo en mí para entregarme a lo que más quiero. Toda mi energía y deseo tienen un objetivo claro de observación y de ocupación. Si dicen que las personas más felices son aquellas entregadas al ayudar a los demás y al voluntariado; debe ser por eso misma razón que siente tan bien ser mamá. 

Por último, sobre mi incapacidad hacia la bebitud, ahora pienso sobre cuanto menospreciaba toda comunicación que no fuera a través de la palabra. Estoy agradecida a mis hijos por haberme ayudado a descubrir la capacidad de observación... 

sábado, 22 de octubre de 2011

Humildad Maternal

En un alto en una estación de servicio durante el viaje a Córdoba, me encontré un niño observando absorto a una  encargada mientras colocaba las toallas de papel para secarse las manos en un artefacto y me conmovió su capacidad de sorpresa.

Minutos después cuando me retiraba, el niño salía pidiendo a su madre una toalla a lo que su madre respondía: "Te dije que no hay", mientras su hijo defendía su postura, pero la madre ya cansada le decía: Por favor no insistas más, porque me voy a enojar en serio. Para ese entonces se estaban yendo y yo me quedé con ganas de explicarle que su hijo tenía razón....pero la dinámica de la situación me lo impidió.

Ese episodio me hizo pensar en todas las veces que nuestros hijos son quienes tienen la razón y nosotros por exigencias o apuro, les contradecimos, minando poco a poco su confianza. ¿Qué habrá pensando ese niño cuando su madre le afirmaba categóricamente algo que el sabía que no era así? ¿Habrá podido explicarle luego a su madre lo que él había visto? ¿Se habrá quedado dudando de su propia percepción? ¿Se habrá interrogando sobre la confianza hacia su mamá?

Dias después, al momento de salir a lo de una amiga - luego de finalizar con los preparativos de vestirnos los tres -  Lu se para en la puerta y dice: "No" indicando claramente su disgusto de salir de casa. Vuelvo a insistir relatándole la fabulosa expectativa del programa al que estábamos por asistir e insisto una vez más pensando haberla persuadido, pero nuevamente se afirma a la puerta y dice: ¡NO!

Mi impronta inicial hubiera sido alzarla y salir de la casa sin mas, pero decidí preguntarle: ¿Qué queres hacer Lu?. Divina como estaba con su mejores ropas y moños, fue a la cocina tomó sus muñecos y, con su flamante año y cinco meses, volvió a la puerta lista para salir.

Y aquello que podría haber sido motivo de un berrinche y un gasto de energía para calmarla de pronto se volvió un motivo de felicitación. ¡Lu, qué buena madre que sos! Y así sin más la adoré....

miércoles, 19 de octubre de 2011

Todavía me duele

Todavía me duele cuando Juan estuvo internado. Me lastima recordar mi ingreso a la habitación luego de la punción para descubrir hasta donde había llegado la infección. No puedo sacarme de la cabeza  esta imagen. Estaba en posición fetal, más blanco de lo que nunca me pareció en la vida, absolutamente estático, con la mirada puesta en algún lugar de aquella pared absolutamente blanca y visiblemente perdido en la enorme cama de esa gigante habitación. Todavía me acuerdo lo que me dolió y lo cobarde que me sentí por haberlo dejado sólo sin oponerme, respondiendo pasivamente a tan sólo el pedido de su médico.

Me duele ese encuentro y todo lo que lo precedió. No puedo olvidarme cuando llegamos a su pediatra y con tan sólo mirarlo, nos mandó a internarlo. Todavía escucho las preguntas del proceso de indagación profesional en el sanatorio: ¿Lo desearon?, ¿Fue un bebé esperado?, ¿Cómo fueron estos días en casa?, ¿Cómo estuvo en las últimas horas?. Mientras nos trasladaban de estudio en estudio para descubrir la incógnita de la fiebre y su profundo decaimiento, cuando todavía ni siquiera cumplía los tiempos gestacionales pero ya tenía un mes de nacido.

Fueron horas terribles y después días largos que se sucedieron angustiosos y repartidos. Lu se quedó en casa, y yo con Juan esperando que llegara papá para poder ir a abrazarla. Con el corazón partido, pero entregada a quien más me necesitaba confiada que también su hermana, deseaba sin saberlo que acompañará a su compañero de vida.

Lo único que puedo agradecer de este momento es a quienes me motivaron, enseñaron y ayudaron a amamantar a mis hijos cuando el miedo me desorientaba luego de la cesárea. En esa semana cruel, fue el lazo que más me unió a Juan, que más nos ató a la vida, que más nos salvó del precipicio del vacío. Cuando algunos de los dos corazones tambaleaba nos encontrábamos ahí pegados uno al otro, sin más deseo que acompañarnos y sentirnos igual de cerca que en los últimos ocho meses. 

Hasta ahora cuando me acuerdo de estas imágenes hacía de cuenta que cerraba los ojos para no verlas. Hoy las escribo porque quiero aprender a no escaparme, debo amigarme y amarlas también. Después de esa semana. El y nosotros, sabemos que esa pelea la ganó. Yo sé que en algún lugar, Juan se sabe más fuerte, desde entonces.

viernes, 14 de octubre de 2011

Juan el conquistador

Siempre digo que Juan es un conquistador y de hecho la mayoría de las personas que me  han acompañado en la crianza de mis hijos, lo han preferido. Le gusta ser protegido, besado, observado, mimado….pero para seducirlo hay que darle tiempo, esperar que tome la confianza y se anime a mostrarse y entregarse.

Juan no juega con los afectos de los demás, él se toma su tiempo pero cuando conquista lo hace de manera absoluta e intensa. Juan es demandante, siempre quiere aquello que recibe su hermana, los brazos que la sostienen, los juguetes que ella elige, el lugar que ella ocupa y hace las gestiones para conseguirlo. Juan es mimado hasta por su hermana melliza que parece entenderlo y darle en el gusto.

Ayer Juan era el más independiente e intrépido, pero hoy parece necesitar contención, silencio, paz y tranquilidad. A veces siento que esta hipersencibilidad de Juan son el reflejo de una necesidad de editar el dolor que le debe haber significado estar quince días en neonatología en sus primeros días de vida con el único objetivo de acompañar a su hermana.  El miedo que debe haber sentido durante su internación por su infección urinaria y los estudios avasallantes que recibió.

No sé como abrazarlo a Juan para ayudarle a vivir con su extrema sensibilidad. No me canso de hacerle sentir bienvenido e invitado a la vida. Espero que está demanda e hipersensibilidad sean parte de una nueva edición de emociones y maduración.

miércoles, 12 de octubre de 2011

¿A ver qué hace?

Los otros días en una reunión muy grande a la que fui con Lu, la dejé mientras tomaba su mamadera acostada en el piso. Era el tiempo de fotos en las que yo quería estar y Lu - que parecía cómoda y tranquila - sólo necesitaba mirarme en ese mundanal desconocido para sentirse segura. Yo notaba cuán importante que era para ella que yo estuviera dentro de su campo visual, porque de otra manera -con la curiosidad que la caracteriza- se hubiera entretenido seguramente en algún otro interés. De pronto una amiga me tapa de su vista para lo cual yo me corro y le indico que tengo que estar a la vista de mi hija, y ella me dice: "...¿A ver que hace si no te ve?..."

Me puse a pensar en todos: ¿A ver que hace? que he escuchado de los adultos hacia los bebés desde que soy madre. ¿Por qué a veces parecemos estar probando qué hacen los bebés frente a situaciones esperables como si fueran la cría de otra especie? ¿Por qué nos cuesta tanto pensar que los bebés reaccionan a las mismas emocionales que nosotros? Estoy segura que de no verme, Lu se angustiaría igual que si yo perdiese a mi único referente en una enorme feria atiborrada de gente que habla otro idioma en latitudes lejanas.

Me gusta y me tranquiliza pensar que mis hijos sienten exactamente lo mismo que yo frente a situaciones equivalentes y por eso trato en la mayoría de las veces de ponerme en su lugar. Esta mirada surgida con la maternidad me ha hecho reflexionar sobre muchas cuestiones pequeñas: sobre lo lindo de ser tocados con gentileza, sobre lo maravilloso de sentirnos tratados con respecto, sobre lo molesto que es comer sin deseo, sobre la impotencia surgida de ser exigidos a hacer aquello para lo cual no nos sentimos preparados, sobre lo incómodo de ser interrumpidos, sobre lo halagador que es ser tratados con buen tono y con lindas palabras, sobre la maravilla de sentirnos competentes.... entre muchas otras cosas que me encantan cuando las recibo.

Y así como me gusta que me traten, supongo que les gusta a mis bebés....

lunes, 10 de octubre de 2011

Acunar mellizos


Desde hace un tiempo veo que Lu,  cuando elige jugar con muñecos nunca lo hace con uno. Se pasea por la casa con su oso y su muñeca, o su muñeca y su perro o con dos muñecos, pero lo que no es variable es el número: siempre elige dos. Toma a sus bebés como puede, y si uno se cae inmediatamente lo alza, como si la maternidad de un sólo hijo no fuera para ella una posibilidad.

Sólo recién cuando confía en alguien o aprueba una nueva persona para relacionarse, le ofrece uno de los bebés y ella se queda con su otro muñeco. Solo a sus elegidos, invita a acompañarla en la tarea de crianza.

Todavía Lu, no puede discriminar que ser madre de mellizos es una excepción, un enorme privilegio y un halago que nos hace la vida.  Y yo no sé, cuando se dará cuenta que ella es parte de ese milagro y que es una de las pocas personas que tienen el placer de nacer acompañados. Sólo ese día podrá entender que puede acunar a sus muñecos de a  uno, de a dos y hasta de a más...

Pero lo que me enternece y me encanta es que reconozca la crianza como un hecho compartido con seres elegidos…

martes, 4 de octubre de 2011

Sentirse a gusto

Cuando explico que trato de educar a mis hijos generando un ámbito de respeto, valorando sus iniciativas y buscando hacerles sentirse competentes, algunas personas me dicen: "Pero el mundo no es así, es necesario prepararlos para ese desafío". Cada vez que lo escucho esas palabras, me quedo pensando: ¿Entonces debo mostrarles lo hostil, inseguro e irrespetuoso que puede ser el mundo desde chiquitos a modo de entrenamiento?. Estoy segura -lamentablemente- que el mundo se encargará sólo de hacerlo y justamente, por eso mi deber es darle la mayoridad seguridad para que desarrollen las herramientas para enfrentarlo.

Mis hijos tienen límites independientemente de que yo esté diciendo NO. Las rutinas necesariamente incluyen límites: se bañan a una hora determinada hora, van a su cuna a continuación, no dejo de llevarlos al pediatra porque estén divertidos, cuando alzo a uno el otro debe esperar, en el auto deben ir en silla, no puedo evitar que a veces pierdan un juguete en manos de su hermano, no dejo de realizar mis actividades y salgo aunque me reclamen, confiando que ellos también podrán resolver esas pequeñas frustraciones. Estos límites en los cuales los adultos ya ni reparamos, para mí lo son y claramente ayudan a mis hijos a incorporar esta noción.

Lo que trato de evitar, es estar constantemente diciendo NO por cuestiones evitables. Si puedo proteger los enchufes, las cosas de las mesas o estanterías a su altura, alejar el celular y los controles para dejar pasar varios NO al día, lo hago. Tengo la sensación que si todo el tiempo les digo no, ellos pensarán: ¿Todas las cosas que hago están mal?

Obviamente, esto no deja inhabilitado el No! Todo lo contrario, con todo lo que hacen el día, de todos modos me quedan bastantes situaciones para utilizarlos!!!! Sobre todo cuando puede afectar a ellos mismos o las demás personas. Pero en oportunidades de riesgo más leve -como pararse en una mesa, silla o sillón-  trato de pedirles respetuosamente: "Por favor bajate, por favor sentate, por favor dame". Persigo la idea de que ellos puedan auto-limitarse en el futuro y me parece, que si ellos realizan la acción están incorporando y actuando el limite, que si yo los retiro del lugar.

Trato también de respetar sus propios límites, si no quiere comer no intento darle ni una cucharada más de la que ellos aceptan. Quiero mostrarle que sus límites también son importantes y se respetan...¿De otra manera cómo podría exigir que los cumplan si yo no lo hago?

¡El tema del No, la competencia, la seguridad, los límites sanos y contenedores es gigante! Pero hay límites nutritivos e incorporables y otros que desorientan.... Quiero a que mis hijos, que se les grabe en la percepción de sí mismos que son competentes y que deben elegir aquellas situaciones en la vida que los hagan sentir  cómodos y libres.  Y para aquellas más duras, vivirlas sabiendo que si no pueden modificarlas, pasarán.

Me parece muy importante que la sensación de "sentirse a gusto" sea una estado que ellos conozcan lo suficiente para después buscarlo en los demás ámbitos de su vida. ¿Será así? Ojalá...

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Te llamamos Lu

Cuando buscábamos tu nombre, mi idea fue que te llamaras como yo, quería que el nombre te diera la sensación de pertenencia que me dio a mí. Quería que te sintieras parte de la tribu de mujeres de esta familia.

Lejos de querer imponerte un nuevo desafío, lejos de querer generarte una carga adicional, quería regalarte eso que de chica a mi me dio seguridad. Quizás porque mi familia no era del lugar donde me crié y papá y mama aterrizaron por trabajo en esa provincia, cuando en un nuevo ámbito me preguntaban quién era, me encantaba decir mi nombre completo. Me encantaban que supieran de donde venía y quienes eran mis padres. Yo me crié así y quería que también sintieras esa seguridad en este lugar donde crecerás.

Jamás pensé, a pesar que me lo dijeron- que eso podría quitarte tu impronta, todo lo contrario sabía que vos llenarías el nombre de tu propio sentido y este nombre se transformaría con vos. Así lo fue conmigo - y mira que tu Abu deja huella - y así sería con vos. Yo quería un nombre que estuviera más alla del gusto y de la moda, quería un nombre personal e individual, para que cuando escuches Lucrecia sepas que se refieren a vos.

Hoy te decimos Lu, y ese nombre es tu sello en casa... Después te ocuparás de elegir cómo querés que te llames tus amigos y entorno...  Llamarte como yo, no fue fácil, pero estoy contenta de haber luchado.

Tu papá quería llamarte Luz pero al final, acordamos. Lucrecia, coincidentemente significa la que trae Luz.... y vos definitivamente traes mucha Luz a nuestras vidas ahora e iluminarás otras...Y para cuando necesites valentía, también me gustaría contarte que para otras culturas Lucrecia quiere decir mujer fuerte y de carácter...


Querida Lu, yo se que en el fondo sabés que a veces podés usar tu nombre con fuente de inspiración y otras tantas inventarle el sentido que vos quieras... Como a todos los nombres....

martes, 27 de septiembre de 2011

Amigas son las amigas

Con Carola pedimos ser madre juntas, las dos los deseábamos profundamente..Parecía imposible por entonces, nos corría el tiempo y la realidad es que éramos las únicas amigas de la niñez que todavía nos faltaba cumplir con el deseo y la alegría de la maternidad.

Las deseamos, las imaginamos, las llamamos con el corazón y las invitamos a nuestro mundo!!! Hace tan sólo dos dos años y el tiempo se nos voló de alegría... Y acá están las dos!

Inés y Lu... amigas espero y esperamos.... Pero SSSSSHHHHHHH!!!! Lo deseo en voz baja porque son ellas las que deben elegirse como amigas...


Este parece un buen comienzo!!! Ojalá!!! Ojalá!!!




Sería lindo, pero mejor respetar que imponer, porque por experiencias cuando las madres más insisten en forzar muchas veces se logra justamente lo inverso...

lunes, 26 de septiembre de 2011

De vuelta de nuestra pediatra Pikler

Hoy tuve una consulta maravillosa, no se porque la disfrute tanto, pero me encanto... Será porque siento que hablo con una pediatra con la que acuerdo profundamente, con quien me puedo explayar durante más de una hora hablando de mis hijos sin que corra el tiempo...Cada vez más, hablar del respeto en la crianza y sus efectos, es música para mis oídos.

No debería ser nada tan especial y a la vez es tan revolucionario de lo que estamos acostumbrados. Como dijo Liliana: "Las miradas se crianza se instalan, calan hondo y se manifiestan a cada instante cuando nos referimos a un bebé o niño". Tantas veces escucho miradas sustentadas en los NO cuestionamiento de los adultos. ¿Porqué es tan difícil pensar que a los bebés les disgustan las mismas cosas que a nosotros?

Pensar respetuosamente en la crianza es como saltar una barrera y cuando estás del otro lado, todo parece tener sentido: ¿Nos gusta a los adultos que nos hagan sentir incompetentes?, ¿Nos gusta a los adultos que no respeten nuestra forma de hacer las cosas y nos impongan?, ¿Nos gusta a los adultos que nos digan no sin darnos explicaciones?, ¿Nos gusta que nos obliguen a comer cuando no tenemos ganas?, ¿Nos gusta que cuando buscamos una palabra de aliento, nos digan ya tenés suficiente?, ¿Nos gusta que cuando estamos concentrados en algo nos interrumpan?... Por eso me gusta ir a Liliana porque siento que siempre me ayuda a re-pensar....

Cuando mis hijos ingresan en el consultorio, se acomodan, lo re-descubren, se apoderan de este nuevo espacio y eligen con qué jugar; la manifestación más profunda de ellos se pone en escena.

Más que juguetes que repliquen la realidad adulta -como los que estaba eligiendo para mis hijos- me recomendó objetos simbólicos.  Que sean los mismos bebés quienes puedan significarlos, jugar  determinándolos y no al revés. Objetos que funcionen como las hojas en blanco de un escritor para que ellos mismos los llenen de sentido. Que se sienta superiores frente al objeto y transformadores de juguetes.

Presentarles al mundo, fue quizás la frase que más me sigue resonando y que define a las mil maravillas lo que busco de ser madre. Cada madre tendrá un mundo que buscará presentar. El mundo que yo me esfuerzo por mostrarles.... es un mundo que los respete profundamente -para que tengan confianza sobre sí mismos y sus intereses - y se sientan absolutamente capaces para abordarlo. Un mundo donde reine la calma para que puedan conectarse con sí mismos y con sus descubrimientos. Un mundo donde prime la aprobación por sus iniciativas y no la sensación de que deben confiar en un adulto matando su incipiente instinto.  Un mundo generoso, amplio, rico, variado... para que ellos vayan descubriendo a su tiempo, a su modo y según sus propios intereses.

Casi al final de la consulta me dijo: "Quizás hoy no alcances a notar lo que tus hijos están incorporando con esta practica de crianza, pero están sentando las bases de su modo de relación con los demás, de su compresión temporal-espacial y hasta nociones abstractas que más tarde se manifestarán. Y estoy convencida que no puede ser de otra manera.

Si en los primeros años de vida nos invitan a sentirnos cómodos con nuestro cuerpo, cómodos con nuestra ropa, competentes en nuestras iniciativas, legitimados en nuestros deseos, respetados...¿Cómo nos vamos a después elegir aquello que nos hace sentir así?

Al final de la consulta me dijo: "Los frutos del respeto lo notarás en en futuro" cuando sean ellos quienes te cuenten y sepan que estás ahí esperándolos respetuosamente...

Así que acá estoy con el corazón hinchado, de amor, de emoción y las ganas de seguir construyendo un futuro de respeto... Es tan obvio y sin embargo se nos olvida....

La primera palabra de Lu es: ¡Mirá!


Lu habla desde que es muy chiquita en idioma bebé. Habla con entonación y gestos un balbuceo que yo disfruto profundamente. Desde chica copia la música de las conversaciones como una gracia impecable. Parece hablar con su hermano porque se invitan para jugar a tal o cual rincón, se hablan desde las cunas y estoy segura que alguna información comparten porque hasta llegan a reírse al unísono con un código propio de ellos.

También menciona palabras como mamá, papá, acá esta, con una fonética impecable. Pero honestamente no se si tienen la entidad de poderse llamarse lenguaje propiamente dicho porque yo no siento que las utilice para lograr un efecto. Para pedir se sirve más bien del lenguaje corporal: si quiere que la alce me estira los brazos, cuando mira la foto de su papá lo señala, si quiere una mamadera va al rincón donde las preparamos, y hasta a veces toma el cambiador como pareciendo indicar que la cambiemos....

Pero el mamá no se si lo dice como una simple coincidencia fonética o para llamarme a mí. Por supuesto, que esto ha llegado a preocuparme bastante y he comenzado a dudar sobre la idea de no enseñarle, pero por ahora lo mismo he decidido esperar confiando que también para eso llegará su momento.

Ahora que dejé mi ansiedad de lado...pude notar... que la palabra que LU la utiliza a la perfección es Mirá. Mirá el avión, mirá lo que descubrí, mirá cuando llegó papá, mirá cuando te acerca un juguete muy valorado a modo de ofrenda. Mirá es su palabra y la pinta absolutamente en su forma de ser. 

Lu es una curiosa. Lu parece comer el mundo con sus ojos. Lu parece moverse como sabiendo que el planeta es suyo. Lu le encanta ver los objetos de todas las perspectivas posibles..y cuando te descubre mirándola lo que te dice es: ¡MIRA!

Espero que pronto me diga: ¡Mirá Mamá!....

Por eso no dejo de mirarlos

Este fin de semana mi amiga Carola con su hija Inés vinieron a visitarnos. El motivo del viaje fue ir a cumplir la promesa que habíamos hecho a la virgen de Luján cuando buscábamos a nuestros bebés, mientras aparentemente ellos esperaban que nosotras estuviéramos listas para recibirlos.

Sólo tuve un instante para agradecer mientras observaba los bebés correteando por la multitud...antes de ir a buscar a Lu que recorría la iglesia y Juan que trepaba por la escalinata por nombrar alguna de las miles de actividades que en un instante descubrieron para desplegar.

Promesas son promesas, y una buena oportunidad para dar gracias....y mientras corría no dejé de agradecer por la bendición de mis mellizos. Todo lo que había pasado en mi vida desde entonces, cómo había cambiado todo para siempre y para mejor, cómo no dejaría de vivir nada de lo pasado y sobre lo absolutamente entusiasmada que estaba por vivir el futuro.

Y aquí estoy sintiéndome una absoluta privilegiada...no se qué es lo que me gusta tanto de la maternidad. Quizás sea el entregarme profundamente y absolutamente con todas las ganas del mundo de dar lo mejor... Definitivamente creo que ellos vinieron a cambiarme la vida, a enriquecerme, a motivarme, a cambiarme, a transformarme... Y lo están haciendo, ellos me enseñan a mi y yo no me quiero perderme nada.

Por eso no quiero dejar de mirarlos... y tampoco de escribir... es tan intenso la maternidad que me parece que las emociones se suceden unas con otras y necesito después poder gozarlas, releerlas, re vivirlas...

Más siendo madre primerizas de mellizos, siento que no me alcanzo el tiempo para disfrutar...

jueves, 22 de septiembre de 2011

¿Actuar o invitar?

Cuando Juan o Lu suben la escalera, se paran sobre una silla, escalan la mesa o hacen cualquier cosa propia de la edad pero no recomendable para su seguridad, lo primero que hago es pedirle que por favor se baje. Se lo pido en voz firme, pero manteniendo la tranquilidad. Tengo que repetirlo varias veces -salvo raras excepciones- hasta que hacen lo que espero. ¡Si es que lo cumplen! y obviamente al poco tiempo vuelven a intentarlo. ¿No es lo esperable para su casi año y medio?

Si luego de varias a solicitudes contundentes no cumple, lo tomo en brazos y le digo: "Te pido que bajes de ahí porque puede ser peligroso y le doy las razones pertinentes" y en seguida busco un objeto distrayente, para evitar que vuelva a la zona de conflicto porque claramente su intención seguirá siendo probar su nueva destreza, perspectiva u objeto. ¡Y en paralelo mi templanza!

Cada vez que estoy con alguien en un episodio de este tipo, siento que la intención de la otra persona es levantarse en ese instante, y alzarlo para retirarlo de la supuesta zona de conflicto al tiempo de un NO casi intimidatorio. Entonces mi actitud de pedirle apaciblemente parece una gran ridiculez y por eso tratan de hacerme reaccionar con algunas de las siguientes frases: "No te va a entender ", "No le importa ni medio", "Parece no hacerte mucho caso" y cuando ya la paciencia está colmada viene la frase imbatible: "Le vas a tener que poner un límite y sacarlo con decisión, sino te va a pasar siempre por encima"Ante la vista de los demás quedo como un madre blanda e ingenua, que no actúa con la vehemencia y sobretodo rapidez que requiere la educación.

¿Porqué se considera más efectivo sacarlo del lugar físicamente, que darle la oportunidad de comprender norma y luego, actuarla?, ¿Porqué la manipulación física es considerada más eficiente que la palabra y la mirada?

Las veces que he actuado de la otra manera "acostumbrada", sentí que se armaba un circulo vicioso: mi bebé hacía esta supuesta travesura,  yo lo sacaba, mi bebé lo repetía, yo lo volvía a sacar y nuevamente comenzaba la rueda....y si encima participaban los dos bebés, yo no tenía control y para ellos lejos de convertirse en un castigo tenia más ritmo de juego. La situación terminaba conmigo pensando: soy un fracaso y ellos casi a las carcajadas no se si de diversión o de nervios. Creo que ellos no aprendían y yo me quedaba desconectada.

Pidiendo, invitando, solicitando aquello que no quiero que hagan me parece que nos pone a todos en un mejor lugar. Donde yo no soy una madre que tuerce su voluntad, ni los saca como un bolsa de papas dejándolos desorientados y desarticulados. De esta forma al menos, les doy la posibilidad de desandar la travesura, reparar la acción, comprender la norma y a la vez cuando lo hacen de sentirse competentes. Y a mi también me deja en un mejor lugar porque si los debo sacar, también lo hago desde un lugar respetuosos, mirándolos a los ojos  y luego de haberles pedido amorosamente.

Y si les pido y cumplen, me siento que somos la mejor dupla -o trío- del mundo. Pero claro como todo a veces falla!!!

lunes, 19 de septiembre de 2011

Los tiempos de mis hijos

Lu tiene una gran capacidad de adaptación y se integra muy rápido a las nuevas situaciones. Es sumamente curiosa y por eso se deja llevar en brazos de personas que apenas conoce y parece sentirse como en casa en espacios recién descubiertos. Se muestra segura en un radio de acción muy amplio aunque mantiene la mirada atenta en mi o su persona de referencia.

Juan tiene otros tiempos. Puede demorar largo rato en querer bajarse de mis brazos o interactuar con desconocidos. Como me dijo su pediatra al ver esta reacción; no es patológica, es su personalidad y es importante respetar sus tiempos, sin obligarlo a relacionarse hasta que no se muestre preparado.

En una nueva situación, siempre tengo que protegerlo de los deseos de los adultos que buscan sentirse elegidos por los bebés al primer instante, sin contemplar que los tiempos y expectativas de un bebé son muy diferentes a las del mundo adulto. Los bebés no imaginan a quienes vendrán, pero los adultos en cambio están ansiosos por generar una relación...Yo trato de no permitir que lo invadan, con demandas de saludos o manifestaciones de alegría; sino simplemente esperar que llegue su momento, sabiendo que ineludiblemente en unos minutos será él quien querrá interactuar.

Juan tiene sus tiempos, su ritmo y cuando el bullicio se prolonga mucho tiempo, noto que suele esconderse en su corralito a hojear un libro. Es como si necesitara tiempo de tranquilidad para calmarse ante la atmósfera nueva. Cuando lo encuentro ahí casi escondido absorto en su supuesta lectura...me siento orgullosa porque me encanta que pueda regularse cuando algo lo supera. En lugar de llorar o ponerse nervioso, se retira a su espacio conocido que le sirve de cobijo. Me parece que es su primera manifestación de respeto por sí mismo.


Criar mellizos es ver en vivo, las diferentes abordajes sobre las mismas circunstancias. Lu encara las nuevas situaciones disfrutando de su protagonismo y curioseando todo, Juan parece necesitar articularse ante cada cambio y tomarse sus descansos. Me gusta estar expectante porque el crecimiento es tan dinámico! Hoy les pasa esto, mañana veremos!

jueves, 15 de septiembre de 2011

Sentirse parte

Los otros días en una juguetería vi un juego de escoba y palita que me pareció precioso para Lu. Al momento de comprarlo, la vendedora -una señora grande- le dice cariñosamente a mi hija: ¡Pobrecita, tan chiquita y ya quieren que limpie...con tanto juguetes lindos!

Esa frase banal me dejo pensando porque me parece que refleja una mirada actual sobre los niños. ¿Por qué pensamos que un bebé se divierte más con juguetes de botones y sonidos estimulantes?, ¿Porqué pensamos que estos juguetes les enseñan cuestiones tan importantes para la vida?, ¿Por qué pensamos que les hacemos un favor si aprenden los colores, los números, los animales antes de necesitarlos en su vida cotidiana y no cuando vayan surgiendo sus inquietudes?

Yo le compré a Lu la escoba, porque ella está en la etapa que quiere imitar...Imita que limpia, imita que dobla la ropa, imita que toma en taza, imita que cocina...A mi encanta verla cuando lo hace porque me parece que manifiesta que se siente parte del grupo de nuestro grupo...

Por eso me niego a los juguetes que sean una invitación a la exclusión. No quiero que se queden en el corralito o que deambulen por la casa extasiados apretando botones o mirando la tele. No quiero que en casa se considere que los niños y adultos viven en dos planetas de actividades diferentes. 

Quiero que mis hijos se sientan parte actuante de nuestra casa, por eso cada vez que podemos les pedimos su colaboración, y aunque por ahora es más una expresión de deseo que una realidad siento que los hace sentir incluidos. De la misma forma que cuando estoy cambiándola la integro al proceso, mostrándole el pañal, la ropa que le voy a poner, y pidiéndole ayuda con manga o lo que fuera. 

Me encanta cuando su juego interactúa con nuestras actividades, me encanta cuando la veo simular revolver en un jarro haciéndose la que cocina u hojear sus libros imitándonos a nosotros.

Esa es la razón por cual prefiero comprarles este tipo de juguetes que simulan los objetos reales de la casa, porque me parecen que tienen ese algo que los demás no tienen, los ayudan desde lo lúdico a sentir que pertenecen.

Me queda pendiente la foto de Lu barriendo... se las debo...lo que pasa es que por ahora la escoba está ahí en su corralito esperando ser descubierta.

martes, 13 de septiembre de 2011

Pobrecito, está aburrido!

Muchas veces escucho esta frase de otras personas refiriéndose a sus hijos y a veces a los míos. Cada vez me sorprende, porque yo nunca creo que mis hijos están aburridos. Me parece que a veces están molestos, que están intranquilos por la dentición, que prefieren estar alzados, que buscan jugar conmigo o su papá, que prefieren salir afuera o que se frustran ante la negativa de un objeto que no es el adecuado para ellos. Pero jamás se me ocurre pensar que están aburridos.

¿Cómo podrían estarlo si para ellos todo es nuevo y está para ser descubierto? Si hasta ellos mismos están descubriéndose en sus posibilidades?. Entonces, ¿Qué es lo que se considera aburrimiento de un bebé o niño pequeño? ¿Está aburrido cuando no está con otros niños? ¿Está aburrido cuando no esta completamente sorprendidos por un nuevo juguete?, ¿Está aburrido cuando está demandante?

¿Por qué a los adultos nos preocupa tanto el aburrimiento de los bebés y los niños pequeños? ¿Por qué estamos todo el tiempo enseñándoles a huir del aburrimiento?, ¿Porque queremos que estén llenos de amigos desde tan pequeños y que se sientan incluidos cuando esta debería ser una preocupación para más adelante cuanto estén maduros pare eso? ¿Porque preferimos que tenga una agenda cargada de actividades -jardín, natación- en post de aprender cuando ya la tendrán toda la vida?

Me parece que la palabra aburrido tiene una mala consideración por estos tiempos y yo creo - por el contrario-  que es una oportunidad fabulosa.

Quiero ser responsable como madre para no generarles a mis hijos una necesidad de diversión permanente, porque como todo lo imposible puede llegar a ser muy frustrante. Quiero que mis hijos conozcan el aburrimiento sano como oportunidad, el aburrimiento  que permite re-significar elementos y más adelante navegar por todos los mundos que existen ocultos en nuestra imaginación.

No quiero subirme a la montaña rusa de que mi casa parezca un salón de eventos y tampoco deseo convertirme en una promotora permanente de programas diferentes cada vez. No me gustaría generarles una necesidad de entretenimiento continuado y después enojarme con ellos el día que no se puede y llamarlos desagradecidos cuando yo fui la autora de tal sentimiento. Pero sobre todo no quiero quitarles la posibilidad de que ellos mismos sean los constructores de su esparcimiento.

Quiero que en mi familia, además de diversión también que existen momentos de aburrimiento productivo y nutritivo. ¿Aburrirse no es el paso previo para nuevos descubrimientos? Y para cuando sean más grandes...su aburrimiento no será una excelente oportunidad para mi para charlar con ellos sobre como se sienten y sus sueños?

domingo, 11 de septiembre de 2011

El día que quise ser la madre soñada

En invierno cuando hace frío prefiero dejar a los bebés cuidados en casa, pero con la llegada de los primeros días templados, me viene a mi imaginario el ideal de madre que soñaba de niña, paseando a su hijo en su cochecito. Entonces con la excusa que debía cambiar algunos regalos, pensé en la posibilidad de salir con Lu. Nuestro primer programa de chicas.

Allá fuimos con el cochecito para ladearme orgullosa por el shopping con mi princesa. La imagen adorable que yo proyectaba mirando a otras madres con su cochecito, definitivamente no resultó. Estuve todo el tiempo atenta a nunca sacar la vista a mi bebé, me deshice en malabarismos para hacerme un lugar con el coche doble entre la gente, los percheros y lo peor fue que Lu estuvo encarcelada en su cochecito sin ninguna posibilidad de libertad.

En realidad, no estuvimos juntas, ella iba adelante en su coche y yo empujándola, parando en varías oportunidades para que me viera y supiera que estaba con mamá en ese mar de luces y estímulos.

Desde ahora sólo saldré si debo hacer trámites con uno de ellos y si es que puedo llevar alzado. Pero claro, con sus diez kilos actuales los trayectos deben ser cortos, pero donde realmente estemos unidos hablándonos y mirándonos.

Para los paseos de sol y verde, recuperaré mis paseos acompañada por su papá quien empuja el coche y me da la posibilidad de ir por adelante acompañando a mis bebés, dándole mi dedo para que se agarren o conectando con la mirada. Y cuando debo salir, prefiero un lugar tranquilo donde al menos ya que no me ven puedan cantarles, así saben que están con mamá.

Moraleja, cuando no seas posible prefiero dejarlos en casa...porque si dicen que a los bebés los define además de su mamá, su espacio, ese día de shopping Lu estaba perdida en un No espacio y para mi, fue un NO paseo.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Ser zurdo



Me parece que LU es zurda. Se que no debería hacer sentir nada diferente que si fuera diestra, pero honestamente no es así. El recuerdo que me viene a la cabeza es de una compañera del colegio que tenía los cuadernos desprolijos a causa de ser zurda (por lo menos se ve que yo lo interpretaba así).

¿Cuando se puede saber con certeza? ¿Qué tiene que ver con la lateralidad? ¿Ser zurdo es solo eso?. Pienso que algunas cosas le van a costar más en un mundo diestro. ¿El auto no es para diestros? Las maquina de coser no lo son también? ¿Las guitarras y otros instrumentos?

He mirado en internet y existen productos de todo tipo para zurdos, evidentemente y por suerte, los zurdos se han hecho escuchar... ¡Qué alegría! Hay productos escolares como lapiceras adaptadas, cuadernos con hojas mas gruesas por si el trazo es más pesado, tijeras adaptadas. También para la cocina abrelatas, etc. Y lo que más me gusto fue la gran lista de personalidades y famosos que tienen esta habilidad....

Mamás zurdas.... que me cuentan!!!! Si quieren me pueden retar!

"Quiere tocar todo" y "No se queda un minuto quieto"

Muchas veces escucho que hablan así de Juan y Lu... Y pienso para mis adentros:  ¿Qué otra cosa podrían querer hacer? ¿No se trata de eso conocer el mundo? Yo creo que quieren tocar el mundo, comer el mundo, mirar el mundo, escuchar el mundo y oler el mundo...Pero bueno se ve que lo que nos molesta a los adultos es que lo quieran tocar. Claro, como lo demás no nos exige nada, nos parece bien!! Jaja!!! Pero que quieran tocarlo! Ah, no ahí nos exige comenzar a guardar cosas a ponerlas a resguardo de estos curiosos incurables...

Yo festejo que mis hijos quieran tocar todo y no se queden demasiados minutos quietos, me encanta que sean curiosos, vitales e interesados en los que los rodea. Sobre todo porque en silencio y tranquilamente, se interesan por el mundo y parece que siempre algo toma su atención y los apasiona por instantes.

Quizás por eso, me preocupa cuando en su hora de televisión parece que todo se detiene y solamente funciona sentido visual. De pronto, toma un protagonismo absoluto, se quedan ahí mirando extasiados sin más ganas de tocar nada!. ( Hay tanto que pensar sobre este tema, no?)

En casa la moraleja es: lo que no queremos que los bebés toquen los adultos lo guardamos...Por ahora el límite lo pone el espacio, cuando sean más grandes será tiempo de explicaciones y de noción de propiedad privada.

Los otros días en la casa de mi suegra, Juan se apasiono literalmente con tirar una enorme canasta con cañas secas, creo que lo hacía sentir poderoso poder tirar al piso algo tan pero tan grande en su proporción... No bastaron mis NO, ni los de la abuela, el seguía entusiasmado con su proeza...

Entonces la observación que me hicieron al ver que lo retaba y no atacaba era:
"Te está tomando el pelo". Yo creo que Juan notaba mi falta de convicción para retarlo, pero no creo que todavía tengan incorporado la noción de astucia para desafiarme o tomarme el pelo...Ojalá fuera así porque sería inteligentísimo! Pero no, creo que es un niño que busca explorar el mundo y sobre todo ahora que lo tiene absolutamente absorbido la noción de causas y efectos, destapar, cerrar, apretar botones y abrir.... Creo que es nada más y nada menos que lo que le corresponde a su edad, no?