Ayer fuimos de nuevo a lo Liliana, hacia un par de meses que
nos ausentábamos y yo comenzaba a sentirlo. Como siempre me recomendó y a la
vez me provocó en el mejor de los sentidos a creer aún más en la maduración de
mis hijos.
¿Por qué Juan babea tanto? Pregunté y ella me re preguntó:
¿Ya no toman mamadera, no? Y yo sabiendo de mi falta porque ya me lo había
dicho hace tiempo que debía sacar ese ritual de nuestra vidas, me confesé: ¡No
se como sacarles la mamadera, ellos la piden con frecuencia!, Me parece que no
puedo. Su respuestas fue concreta, es necesario destetarlos también de la
mamadera, es decir de esa forma de succión.
Honestamente muy poco convencida llegue a casa, dispuesta a
poner esta nueva consigna hacia nosotros los adultos para ayudar a sacarles
también esa necesidad y así si más, como por arte de magia comenzamos con
nuestro cometido. Dos días han pasado desde entonces y han comido mucho más de
lo que lo venían haciendo. Juan se ha sentado a la mesa con la concentración
que genera el hambre y ha comido de todo y mucho más. Será por eso que hace dos
noches que duerme once horas. Tal como un osito que esta invernando la noche se
hace ahora para el larga y placentera. Lu también ha comido mucho mejor tomando
su leche en una taza trasparente a la cual llenamos con su antigua mamadera,
mientras que le explicamos que desde ahora será mucho mejor tomarlo así en taza
igual que mamá y papa y todos los adultos de la casa.
Solo hoy tuvimos una pequeña crisis cuando nuestra amiguita
Sofi estando en casa, sacó una radiante mamadera y se dispuso a tomarla
recostaba. Pero se pudo con la demanda y al poco rato estaban comiendo su cena.
Lo que hace dos días me parecía un imposible para lo cual no era necesario
luchar, una vez más me doy cuenta de cuantas necesidades parecemos generales
los adultos a nuestros hijos. Yo le puse chupete y lo usaron todo el tiempo que
yo lo necesité para sentirme que de esa manera los estaba calmando hasta que me
propuse mirarlo de otra manera. Ahora mis hijos dejaron la mamadera diurna –
porque a la noche se toman una todavía – hasta que fui convencida o más bien “provocada
en el buen sentido” a pensarlo de otro modo.
Por suerte ellos
pueden con nuestras arbitrariedades y en este baile que es criar nos vamos mostrando el camino. A
veces – sobre todo al principio- somos nosotras las madres y luego paso a paso son nuestros hijos que con su dedito nos van guiando.