viernes, 27 de enero de 2012

Menos preguntas, más respuestas

Me sorprende porque a veces a los adultos nos gusta hacerles preguntas obvias a los bebés de la edad de mis hijos. ¿Qué buscamos con esas preguntas?, ¿Saber cuanto saben?, ¿Pensamos que las preguntas evidentes son una forma de estimulación?, ¿Son algo así como un chequeo de lo que saben para luego felicitarlos? o esconden nuestra búsqueda por deleitarnos con las gracias infantiles? 



He observado que cuando le preguntan a mi hija: ¿Donde está Lu? y ella no se ha escondido, no responde  pareciendo poner en evidencia que la pregunta no aplica en ese momento. Yo creo que piensa algo así como: "Yo no me escondí, es obvio que acá estoy porque nos estamos mirando". Las veces que sucede esta situación, yo invito a su interlocutor a esconderse él o brindarle a Lu, la posibilidad de hacerlo para que el juego realmente tenga sentido. Entonces cuando finalmente se concreta, viene la respuesta motivadora de la pregunta y que todos esperaban:"ACA TA".


A mí no me gusta preguntarles demasiado cuestiones a mis hijos de su supuesto saber porque confío que para eso las herramientas más confiables son la observación y estar atenta a sus preguntas. A veces siento que demasiadas preguntas interrumpen su aprendizaje, su interés y lo predisponen por la gracia que causan con sus respuestas a agilizar ese mecanismo que seguir su propio interés.



Mi forma de estimulación es rodearlos de detalles, por eso preparé para mis hijos una mesa de comer llena de figuras, colores y formas, para utilizarla como plataforma de aprendizaje. El veo, veo es un juego disparador para mi, donde yo no hago preguntas sino que les presento imágenes que ellos descubren a su tiempo. El resultado es pasarme horas respondiendo sus propias preguntas: ¿Esto? Eso es un patito, ¿Esto? Esto es una sombrilla ¿Esto? y así sucesivamente. Puedo repetir incesantemente sobre una misma figura y lo que más disfruto es cuando son ellos mismos quien descubren objetos similares en otras imágenes.


Quiero ser yo quien está disponible a sus inquietudes y no que ellos aprendan que responder determinadas preguntas causan gracia a los adultos. No quiero entrenarlos en el arte de agradar sino que ellos puedan conectarse con sus  sensaciones, emociones o deseos. Por eso si podrán verme preguntar ¿Querés más?, ¿Tenés sueño?, ¿Te molesta tu pañal sucio?. Quizás pueden parecer preguntas obvias las mías, pero persiguen la idea de que puedan conectarse con aquellos que les pasa.  

sábado, 21 de enero de 2012

Besos y ofrendas: otra forma de dialogar

Hoy mientras le daba su desayuno a Juan me sorprendió con un beso. Puso su mano en su boca y como si nada, hizo ese ruidito delicioso que todos esperábamos hace tiempo. De pronto Lu le contestó - ella es una tira besos profesional - y en un segundo se produjo un dialogo besuquero al cual yo también me sumé.

Lu, desde hace tiempo que nos derrite regalándonos besos. Los motivadores de su acción son múltiples: la mayoría de las veces que suena la palabra chau y beso, cuando alguien atraviesa la puerta principal de casa o se despide en la calle y cada vez que busca que la atención se pose sobre ella. También edita besos a pedido, pero exclusivamente luego de haber compartido un agradable momento con alguien. Me encanta que le de valor a sus besos, ella los regala para manifestar agradecimiento al cariño recibido. Muchas veces los destinatarios no pueden recibirlos porque ella se toma su tiempo y cuando los entrega ya se han alejado demasiado. Yo me quedo lamentando la pérdida, porque sé que ante tal atención quienes los reciben, sueltan una sonrisa orgullosa que revela cuán lindo es sentirse elegido.

Otras veces Juan y Lu parecen elegir a un interlocutor de manera espontánea y comenzar un dialogo "ofrendando" un juguete querido por ellos. Comienzan una acción basada en entregar y retirar repetidas veces ese objeto como si de esa forma generaran un vínculo con su interlocutor. Me emocionan todavía más, cuando además lo halagan entregándole el juguete que esa misma persona les regalo a ellos. Yo siento que a través de esa acción dicen: "Yo se quien sos vos; vos me lo regalaste esto". He observado que a mi  mamá, Lu suele entregarle sus bebes mellizos y Juan su guitarra, es como si cada uno la invitara a jugar con eso que saben que le gusta porque lo eligió para ellos.

Juan y Lu todavía no tienen una variedad de palabras significativa, pero si han desarrollado estrategias de comunicación gestuales con las que puedan expresarse como si tuvieran el vocabulario más amplio del mundo.

miércoles, 18 de enero de 2012

Miércoles Mudo: Bailarinas "de Degas"


Miércoles Mudo” es un carnaval de blogs o blog hop iniciado por Maybelline de Naturalmente Mamá y participar 
es muy fácil, solo debes publicar los miércoles una foto (s) sin escribir nada para explicarla (s) (de ahí viene lo mudo). 
Luego no olvides enlazar en el linky que está debajo y dejar un comentario en cada uno de los blogs que decidas visitar. 
Para conocer como nació el Miércoles mudo y sus reglas, puedes hacer click aquí.

lunes, 16 de enero de 2012

¿Paciencia?

Cuando algunas personas me ven actuar con mis hijos me dicen: ¡Cuanta paciencia! pero yo considero que mi actitud de crianza tiene que ver más con el respeto. Y mirando a mis hijos de esa forma no puedo más que actuar en consecuencia.

Las veces que por saturación he perdido la paciencia y no sé mas que hacer, se me viene a la cabeza el consejo generalizado que dice: "un buen grito o un buen chirlo a veces no hacen mal", pero luego me lleno de preguntas: ¿Servirán los gritos y los chirlos?, ¿Será más efectivo mostrar hartazgo que pedir con tranquilidad mirando a los ojos?, ¿Será mejor estar gritando todo el tiempo que poner límites físicos como llave en una puerta o una baranda en una escalera?.

¿Comprenderán el sentido de la sanción cuando las formas son exaltadas o quedarán tan asustados como cuando sucede algo inesperado que no llegamos a comprender?. ¿Qué sentirán mis hijos al verme fuera de eje?, ¿Cómo podré pedirle luego que no empuje a sus amigos -por emoción, enojo o lo que fuera - si yo hago algo parecido?. Y por último desde mi perspectiva ¿Cómo me sentiré después de haber gritado?, ¿No estaré iniciando un circulo vicioso peor que el motivo que quiero marcar?

Estas vacaciones -como toda situación que altera su ritmo - a mis bebés se les ha desregularizado el sueño. Sobretodo a Lu la pileta parece haberla alterado y ha vuelto a dormir interrumpidamente en las noches como cuando era bebé y otras noches se ha demorado en conciliar el sueño hasta la medianoche. Ayer, a las 11 de la noche, luego de intentar de distraerla, pasearla, acunarla, besarla y conversar largamente saqué a Lu a andar en auto para justamente no perder la paciencia. Hice lo que había escuchado que tranquilizaba a los bebés y veinte minutos más tarde, la dejé plácida en su cuna.

Me parecía injusto dejarla llorar o retarla por no tener sueño o no dormir en el momento que yo quería, pero al mismo tiempo ansiaba esos preciados minutos  -cuando ellos duermen plácidos- donde yo no tengo que ocuparme de nadie. Traté de ponerme en su piel pensando que quizás se sentía desconcertada debido al cansancio profundo que siente un cuerpo luego de horas de jugar en la pileta. Y por respeto a su cansancio o desconcierto decidí llevarla de paseo en auto.

Quizás mi elección puede ser calificada como falta de carácter de mi parte o malcrianza,  pero para mí fue una solución respetuosa para ambas. Ella se durmió de manera amorosa y yo respeté mi propio límite de la paciencia.

domingo, 15 de enero de 2012

Las elecciones de mis hijos

Como todas las madres supongo, deseo que mis hijos se conecten con aquellas personas muy preciadas para mí. Sueño que mi madre, mis hermanos y mis amigos del alma puedan apreciar y disfrutarlos un poquito como yo y que mis hijos puedan elegir a estos referentes que tan importantes son para mi. Pero algunas veces lo que sucede es que mis hijos al verlos o tener que interactuar lloran, se esconden y no quieren saber nada. Ahí se desconciertan mis ilusiones, el entusiasmo de mis seres queridos y comienzan mis intentos por tratar de mediar explicando cuán es de importante el amor de esa persona para mí.

¿Se sentirán intimidados ante tanto entusiasmo de la gente que me quiere y al vivir lejos no los ven con tanta frecuencia?. Lo evidente, es que mis "elegidos" no son siempre necesariamente los de mis hijos. Lo real, es que se entregan, interactúan y dejan descubrir su brillo a quienes ellos eligen y deciden.

Ante la pregunta: ¿Cuál es la clave y la constante de sus elecciones? Sólo he logrado descubrir una respuesta tentativa. Creo que mis hijos -supongo que todos los niños- se enganchan con quienes les dan tiempo y espacio. Ellos no eligen a quienes pretenden una sonrisa, un beso o un abrazo, ni alguna demostración de afecto instantánea, sino como resultado de un camino recorrido. Mis bebe-niños eligen a quienes pueden disfrutar de la repetición de una acción hasta el infinito con el mismo entusiasmo inicial y entienden el tiempo infantil. Mis hijos eligen a quienes no necesitan de la intensidad, ni invadir el espacio de respeto y de los apretones para demostrar cariño.

Mis hijos disfrutan jugar con las personas que pueden correrse de la verdad absoluta de "esto se hace así", de la eficiencia adulta que pide "ahora", y se inclinan por aquellos que están permeables a sorprenderse a un ritmo ajeno. Debo de reconocer que las elecciones de mis hijos son mas sabías y me han enseñado a mi a admirar de sus elecciones y por supuesto sus elegidos ahora también son los míos. 

lunes, 9 de enero de 2012

Cortesía Corporal

Para cambiar de ropa a mis hijos me gusta comunicarles mi intención mostrándoles la ropa e invitándolos a colaborar. Cuando noto que están poco disponibles, espero algunos segundos para que puedan incorporar la idea, interrumpir su actividad y predisponerse a ayudarme. Algunas personas cuando me ven actuar de esta forma me dicen: "Tenés demasiada paciencia: "Yo no tengo tiempo para eso, los cambio y punto".

Y es verdad que en nombre de la falta del tiempo, el cansancio o la famosa frase: "no sabe lo que quiere", a veces los bebés son tironeados, alzados con desaliño, cambiados mecánicamente, alimentados casi a la fuerza y hasta terminan recibiendo remedios sin recibir las razones.

Pareciera que a los adultos nos cuesta ponernos en la sensación del bebé. ¿Que sentiríamos nosotros si día tras día somos vestidos a la fuerza?, ¿Nos agradaría que nos den un remedio sin darnos el tiempo para aceptarlo?, ¿Nos gustarían que nos higienizaran como si fuera un trámite? y ¿Qué sensaciones tendríamos si los demás se sintiera en pleno derecho de tomarnos por la espalda o como fuera sin avisarnos?. ¿Consideraríamos que recibimos un trato acorde con las palabras cariñosas que nos dicen o una manipulación corporal irrespetuosa y poco amorosa?

Quiero que mis hijos sepan que nadie tiene el derecho de tironearlos, apurarlos o invadirlos porque sí. Me gustaría que se les grabe que no hay ninguna razón que justifique ser tocado de ninguna otra forma que no sea la cortesía, la delicadeza y la consideración. Por ahora la única herramienta que tengo para enseñárselos es través del ejemplo y el lenguaje de mis manos. Más tarde también podré hacerlo con las palabras pero para entonces espero que ya tengan incorporado el rechazo hacia todo trato ni manipulación que no sea amable y respetuosa.

Muchas veces me he tenido que privarme de pellizcarles su colita divina o abrazarlos con fuerza en mis arranques de ternura, otras he quedado como una madre antipática cuando seres queridos han deseados tirarlos para arriba a modo de diversión y tantas más he debido disculparme con ellos por algunas torpezas de mi parte. Pueden parecer cuestiones sin importancia, pero quiero hacerles sentir cuán sagrado es su cuerpo, y que se les grabe en los más profundo de su percepción que ninguna razón justifica ser tocados sin su consentimiento y aprobación.